jueves. 28.03.2024

Somos como somos y nos votan los muy burros

Somos como somos y nos creen, nos justifican, colaboran con nosotros y algunos de ellos se aprovechan.

Con extractos de comentarios de dos personas de peso en el partido popular hemos podido rehacer esta especie de contracción conceptual según la cual, el partido es como es (Rajoy) y la sociedad española también, les prometes cualquier barbaridad y se la creen, digo que voy a traer la playa a Xátiva y se lo creen y van y me votan, serán burros (Rus).

Rajoy parecía estar haciendo un ejercicio de reflexión piadosa de la débil condición del ser colectivo que es un partido, que por otro lado toca el cielo con los dedos, el cielo económico según cree él mismo. Rus encarna el papel del personaje vil e intrigante, dedicado en cuerpo y alma al pillaje que es la consecuencia inevitable del neoliberalismo que entiende la actividad política como como aquella que se orienta a convertir el espacio público en materia mercantilizable. Hasta aquí todo normal, quiero decir responde a la percepción general de que lo económico ha penetrado en todos los rincones, ha emponzoñado todo tipo de actividad y se ha hecho particularmente intensa en el ejercicio de la política. Y dado que a alguien hay que votar, la expresión de Rus parece atenuarse: No es que seamos burros, es que alguien tiene que encargarse de este trabajo sucio e inmoral. 

¿Seguro que no somos tan burros? Tengo mis dudas, porque al margen de haber votado y pagado del erario público a una pandilla de cuatreros sin escrúpulos, parece haberse instalado en la mecánica social otros fenómenos inexplicables, a no ser que el cuerpo social se halle más poblado de plateros y rucios de lo que estamos dispuestos a admitir. Y si no, cómo se explica que el partido en el gobierno sea como sea, recorte las prestaciones a los más necesitados para entregar el ahorro a los banqueros y esté tan extendida la idea de que tal actitud es obligada dada la herencia recibida.

O cómo un proceso de pauperación del servicio de salud nacional, que ha sido alabado por el mundo entero y que cualquiera que conozca sistemas sanitarios en otros contextos occidentales no podría sino añorar, obtiene por respuesta un incremento vertiginoso de los seguros médicos privados y una justificación de tal conducta que conjuga la valoración positiva de la hostelería sanitaria de lujo, aunque un servicio médico de juzgado guardia. Hay que ser burros o confiar en disponer de una fortaleza propia del equino.

Somos como somos dicen en el partido popular y algunos se aprovechan de tal condición. No todos, pero bancos rescatados, empresas Ibex con sus reformas laborales y grupos inversores rapiñando a precio de ganga cualquier valor público (mueble o inmueble) sí que lo hacen. Y ellos se encargan de trasmitir a la sociedad la idea de que esto es capitalismo y que no hay nada alternativo. Y van y se lo creen, serán burros. Pero no solo la sociedad más expuesta e ignorante atiende a la inevitabilidad del capitalismo salvaje que justifica cualquier asnada. Los medios de comunicación, plagados de talentosos periodistas y sesudos opinadores, expertos en el diseño y el mantenimiento de sutiles canales de información, han sucumbido igualmente y ante el arreo de un gobierno que dice ser como es, con mucha fatiguita, el burro tira del carro de la tergiversación y la manipulación con el simple cambio del arriero o director.

Somos como somos, y el poder judicial nos absuelve una y otra vez. Por qué íbamos a cambiar de pauta. Puede que una tesorería imaginativa tenga sus riesgos, pero se pueden minorar. La prescripción, el defecto de forma, el aforamiento, la responsabilidad en diferido, etc. tienen su fundamento y los muy burros no  solo van y se lo creen, sino que alimentan una ardua carrera judicial llena de tribunales, fundamentos, estudios y comparaciones en el plano técnico y de pruebas,  esfuerzos, convicciones y renuncias en el plano personal para acabar blindando a un colectivo de facinerosos que no serían admitidos ni con sus mejores hardleys en cualquier agrupación de los Angeles del Infierno.

Somos como somos y nos creen, nos justifican, colaboran con nosotros y algunos de ellos se aprovechan, somos como somos y nos perdonan y prescriben en nuestros delitos, somos como somos y muchos actúan como caja de resonancia, somos como somos y para muchos es un honor verse cerca, elegidos o admitidos y para ello están dispuestos a cualquier cosa. Somos como somos y no solo nos votan, también nos llevan en su corazón.

¿Seremos burros? ¿Vamos a rebuznar o vamos a votar?

Somos como somos y nos votan los muy burros