viernes. 29.03.2024

Gobierno maltratador

Al ministro Fernández habría que ponerle una pulsera de esas que avisan que merodea nuestro entorno...

No escapan a nadie sus incumplimientos en materia de protección policial de las víctimas, ni sus lagunas legales a la hora de aislar al agresor violento

Aunque puede hacerse responsable al gobierno de una parte sustancial del fenómeno del maltrato a las mujeres, no es la cuestión que quisiera tratar aquí, ahora. No escapan a nadie sus incumplimientos en materia de protección policial de las víctimas, ni sus lagunas legales a la hora de aislar al agresor violento. Su dejadez para corregir situaciones procesales de sujetos que dan claras muestras de peligro resulta paradigmática y ello bastaría para poder calificar a este gobierno al menos de filomaltratador. Pero quisiera abordar algo que va más allá del recuento de incompetencias que  tan profusamente han denunciado distintos colectivos afectados y ha quedado patente en los medios de comunicación

El maltrato es una cuestión demasiado seria como para utilizar su referencia para algo que no sea frenar el inaceptable goteo de mujeres agredidas y asesinadas por hombres que por una u otra circunstancia se han cruzado en sus vidas. Erradicar la violencia estructural subyacente a la causa concreta que lleva a un determinado hombre a asesinar a una mujer, que considera de su propiedad, es el objetivo que debe perseguirse, lo que no sea un paso en esta dirección huelga. Pero realmente lo que está ocurriendo en la relación entre este gobierno y el conjunto de la sociedad española tiene un parecido innegable con esa situación de agresión loca, injustificable y que solo responde a una febril sensación de propiedad y señorío que lleva a producir daño por el mero acto del daño, el puedo hacerlo y lo voy a hacer. Y espero que, con todas las reservas que merece el feminicidio,  describirlo y denunciarlo tenga la  virtualidad de actuar en el frente mujer, y en el frente social.

Como le pasa a muchas mujeres que un malhado azar les cruza en la vida con el brazo ejecutor de una tradición cultural arcaica que las reprime y las machaca, la sociedad española se cruzó accidentalmente con un gobierno de mayoría que la menosprecia y le impone todo lo que considera es el juicio recto, la razón de siempre, la verdad inapelable y finalmente  su derecho adquirido a reconducirla según su patriarcal criterio. No le gusta que ande por ahí, que tenga iniciativa propia, que desee cumplir un sueño en el que ellas (la sociedad y las mujeres) son actores principales sin más guión que el que sí mismas quieran darse. Una sociedad así, que como en el caso de las mujeres pretenda romper el lastre de la dependencia  y la sumisión, les parece sospechosa. Más que sospechosa les resulta culposa y por tanto reo de cuanto pueda acontecerles, todo ello claro está, por su propio bien. Basta que el altar o una tarde de acaramelamientos  tengan lugar para que el varón se convierta en el” machote” dominador de la situación. Ya eres mía, lo dijiste en el altar, te estremeciste en mis brazos,  ahora empieza la fiesta. Me votaste, sé que en el fondo añoras al rudo gobernante que llegado el caso se sacrificará por ti, si es necesario te aniquilaré, pero es por algo que tú deseas aunque no sabes pedirlo.

El gobierno maltratador nos lo dice bien a las claras: qué son todos esos delirios de libertad, yo sé que tú sabes que no son sino una pose, un infantilismo que te dura demasiado tiempo. Yo sé que tú te acomodas mucho mejor al silencio, la aceptación y un poquito de resignación. Vamos no me digas que no te gusta esta ley de seguridad ciudadana que va a tranquilizarte, te va a doler un poquito, pero me lo agradecerás. Como me agradecerás el que tus deseos de libertad económica se resuelvan de una vez. No tienes porqué buscar la independencia económica, voy a evitarte dudas y angustias provocadas por tus anhelos de éxito y prosperidad, porque ya no existen, todo ello fue el resultado de una equivocación que la educación nos trajo a casa. Eso se acabó. Si sales de casa no vas encontrar otra cosa que la reforma laboral. Abandona toda esperanza, dónde vas a estar mejor que aquí, teniendo prole que te entretenga hasta que te sangren las rodillas.

El acosador de mujeres, es cosa sabida, cultiva una situación ficticia en la que cada gesto, cada acontecimiento y cada minuto le ofrece una reafirmación de su postura que, por irreal, le aliena y no le deja otra salida que la imposición por la fuerza del espejismo en el que vive. Soledad y brutalidad son las únicas opciones. La ley mordaza, aprobada en solitario (pero sin disidencia alguna) por el grupo parlamentario del partido popular es una imagen total de un gobierno maltratador, que por respuesta no tiene otra que la del adagio patriarcal: Pega a tu mujer, si no sabes por qué, seguro que ella si lo sabe.

Al ministro Fernández habría que ponerle una pulsera de esas que avisan que merodea nuestro entorno. Y por esta vez a mí no me importaría que la fabricase la empresa suministradora de las concertinas de Melilla.

Gobierno maltratador