sábado. 20.04.2024

Es la educación, córcholis!!!

mdrid central

La educación será el último bastión que las fuerzas oscuras se dejen arrancar, sobre todo ahora que han encontrado el modelo de mercado según el cual puedes alterar parte de la percepción de la personas, y además lucrarte con dicha castración

El cuerpo me pide que el vocativo que utilizo, córcholis, tuviera otra dimensión, otra sonoridad, probablemente la que se merece, es la educación so gilipollas o algo así, pero como este artículo contiene una reflexión sobre el tema de fondo de la educación, seamos educados pues y dejémoslo como está.

Y es una reivindicación y una denuncia de lo que nos ocurre por falta de ambición al diseñar y poner en práctica un sistema de educación comprometido. El modelo educativo nacional tiene su principal indicador de ineficiencia en el abandono temprano, esto es en la salida de formandos de distintos ciclos sin finalizar los mismos, careciendo por tanto del conocimiento base y de la certificación correspondiente. El año pasado el 18,5 % de l@s estudiantes españoles abandonaron sus respectivos ciclos sin conseguir completarlos. Muy por encima de la media europea.

Si a esto sumamos que España sea uno de los países de la UE con mayor tasa de jóvenes que ni estudia ni trabaja, y que cuando la economía tira, el mercado de trabajo tiende a vaciar las aulas, la cosa se pone muy fea. Porque la fotografía de conjunto nos da una imagen de país embrutecido o carente de los recursos intelectuales sobre los que se edifica el pensamiento con capacidad crítica suficiente como para no dejarse engatusar por las veleidades de cada momento. Esto lo ha entendido perfectamente el pensamiento de progreso en nuestra historia y ha sido tradicionalmente un campo de batalla en que han pugnado desde Jovellanos hasta Maravall pasando por Giner de los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza. El pensamiento progresista siempre ha identificado la educación como la condición necesaria (no suficiente) para la liberación de las personas y de la colectividad que forma la ciudadanía de este país, tan dependiente del capricho de los capillitas y de los señoritos.

La cuestión, lejos de estar resuelta, resulta crucial en la demarcación de las trincheras que establecen las posiciones de progreso social o de regreso ancestral. Ya veréis que, en caso de llegar a negociarse un intercambio de presencia en instituciones locales y autonómicas, la derecha optará siempre por la comunidad, que tiene competencias en materia de educación, porque saben que allí está el futuro. Solo se puede hacer comulgar con ruedas de molino a alguien que ve gigantes feroces en lugar de serviles y útiles mecanismos para la obtención de harinas.

Es la educación, córcholis, os lo digo, es el único espacio en el que las líneas rojas tienen sentido, y deben ser inalterables porque la educación es el mecanismo inhibitorio de la credulidad. Ahora tenemos ejemplos a mano, pensad en Madrid Central y los ataques que recibe la iniciativa y comprobaréis que solo puede aceptar la irrealidad de la bonanza de los atascos o recuperar los malos humos una persona a la que le ha sido negada la capacidad de raciocinio o se le ha extirpado el área cerebral en el que se valoran líneas argumentales de baja complejidad.  Es la educación insisto, este será el último bastión que las fuerzas oscuras se dejen arrancar, sobre todo ahora que han encontrado el modelo de mercado según el cual puedes alterar parte de la percepción de la personas, y además lucrarte con dicha castración. Los fondos de inversión están entrando a saco en la propiedad de colegios y universidades mediante su participación en el capital que las sostiene, llamados por las cifras de retorno de la inversión (el ROI, que dicen en la jerga financiera) que tiene ya una panza similar a las inversiones en armas o petróleos.

O sea que el poder sí que tiene claro para qué sirve la educación (y sus deficiencias), para mantener ficciones mistificadoras sobre la legitimidad del poder de las elites, y una vez ganada esa partida, ya hacer directamente negocios. No se pueden pedir más a sí mismos. A quien si debemos pedir respuestas, y ya, es al otro bando ¿qué demonios estamos haciendo? ¿Qué batalla estamos dando? ¿Por qué hemos permitido que lo poco logrado en años de lucha se haya ido por el sumidero de la austeridad mientras crecían colegios elitistas y universidades de diseño implicadas en legitimar el poder a toda costa?

La beligerancia de la iglesia en temas de educación no tiene tanto que ver con la búsqueda de un espacio para el adoctrinamiento como con frenar alternativas educativas que desplacen el ideario de fe y sumisión que promueve y que encaja tan perfectamente con los intereses mercantiles de la oligarquía económica. Luchan por su modelo de educación porque es el garante de un futuro no muy alejado de su ideario, de su visión del mundo, de la historia y de quienes son sus actores.

Cambiar este insano proceso de descrédito de las alternativas de progreso, ciencia e ilustración requiere firmeza y compromiso para imponer un modelo educativo alternativo de arriba abajo, ¡córcholis!

Luchar por la escuela pública impulsada por el conocimiento científico hoy es un acto rebelde  que se proyecta a la confianza en el mañana.   

Es la educación, córcholis!!!