viernes. 19.04.2024

Epistemología de la futura Constitución

La vigente constitución deviene de un relato epistemológico que la vincula al estadio de dictadura irresuelta y a una transición vigilada.

constitucionLa relación entre acciones y resultados es un fenómeno epistemológico que explica por qué las cosas han llegado a tener la formulación que tienen y cómo influyen en su forma y sustancia actual. En el plano político hace referencia a los acuerdos, las negociaciones, la toma de posición y las decisiones tomadas con anterioridad. La vigente constitución deviene de un relato epistemológico que la vincula al estadio de dictadura irresuelta y a una transición vigilada con una propuesta de modernización calculada para  impedir la rendición de cuentas. Una constitución con muchas lagunas por ello.

El momento político actual está “aparentemente” dominado por la búsqueda de un gobierno con algún grado de estabilidad, pero lo que realmente está desarrollándose es la composición de las fuerzas que pueden y deben llevar adelante un programa de revisión y refundación constitucional del estado español. En la apariencia lo que se percibe es un juego de fobias y filias entre partidos, facciones y representantes de uno u otro nivel y adscripción, cuyo tratamiento mediático, fuertemente infantilizado, oculta que la verdadera batalla se está dando entre las fuerzas comprometidas con el pasado y las ideas que pugnan por crear las bases de un nuevo marco de acción política.

Los conceptos de unidad de España por un lado y de Autodeterminación por el otro definen el espacio de confrontación que alinea toda acción política en este contexto de cambio. Epistemología en estado puro. La asignación y el reparto de puestos y las persona (lidades) seleccionadas para ocuparlos centran parte del juego. Resulta obvio que para una de la facciones contendiente  la cuestión resulta del todo irrelevante. Para la otra, para las fuerzas conservadoras de derechas o socialdemócratas, las personas son negociables, pero la legitimidad no.  Lo que ataque a la legitimidad ataca al interés del grupo de presión que se encuentra cómodo en la situación dada. No tienen ningún interés ni nada que ganar en la revisión de un modelo de acción política que, con luces y sombras, les ha convertido y mantenido durante muchos años en usufructuarios del poder soberano de los ciudadanos. Su camino epistemológico transita por la vía de la legalidad y la legitimidad.

Y qué es más legítimo que la unidad de la patria: nada. A qué apelar para, si no garantizada la hegemonía, si el modo de acceder a la misma. Se trata de mezclar el futuro de la comunidad con el propio.  Nada es casual en la conformación de la episteme que origina una u otra opción política. No me atrevo juzgar, menos a descalificar, tan sólo me atrevo a exponer, aunque a mí me parezca que en parte el alboroto pactista por la unidad del país se asemeja a una riña de borrachos por ver quién paga la siguiente ronda cuando ya está cerrando el último bar.

Pero es un hecho que lo que se dirime en el futuro inmediato es una revisión de la Constitución que promoverá una mayoría parlamentaria pactada ad hoc, o aquella que se forme fruto de una nueva llamada a las urnas. La cuestión de la unidad nacional o la autodeterminación va a resultar fundamental y no solo porque habrá de resolverse el articulado constitucional que afecta a la organización territorial, sino porque el conjunto completo de la nueva constitución responderá a una génesis epistemológica determinada bien por el respeto al pasado reciente o bien a la ruptura definitiva con un tiempo que si hay que reconsiderar es para poderlo juzgar.

La Constitución del futuro responderá a un proceso de reflexión y cálculo en el que la posición central está ligada a la visión que se tiene de los intereses de la comunidad nacional: son unitarios o son plurales. Son convergentes o son divergentes. Qué es más útil y eficaz para un estado del siglo XXI, su apego al pasado o sus retos de futuro.

La posición sobre estas cuestiones es determinante y afectará al conjunto de la ordenación constitucional completa. Por ello digo que no es un tema de articulado, si no de orden epistemológico. Las cosas son como son y hay de definirse: Qué es prioritario, el concepto de unidad del país o el concepto de autodeterminación. Por qué.

Epistemología de la futura Constitución