viernes. 29.03.2024

Ciudadanos Ibex

Lamento mucho tener que decir esto, pero Ciudadanos se parece en exceso al lanzamiento de ofertas del Santander, Telefónica o Panrico.

Politólogos, periodistas, tertulianos, amigos… oigo por todas partes comentarios, opiniones, hasta apuestas sobre qué es lo que va a hacer Ciudadanos, por qué lo hará, e incluso por que no debería hacerlo. Todo el mundo juzga la conducta de Ciudadanos como si de un partido “natural” se tratara, esto es que actúa siguiendo un patrón que responde los intereses de un partido conectado a una determinada ideología por medio de un programa político del que desciende a la acción de detalle en las instituciones en las que ha obtenido representación. Esto es lo que hacen todos los partidos en el contexto de beligerancia pacífica propio de la democracia occidental.

En esta lucha por el poder “concreto”, por estar presente en las distintas esferas de la gobernación de las instituciones se produce una suerte de juego en el que la estrategia general del partido pasa al plano de lo táctico, al juego de ganar posiciones para reforzar la identidad y acercarse a los objetivos del partido. Si no se tiene mayoría impositiva, entonces se articulan apuestas en las que la cesión y la contrapartida enmarcan el cuadro de relaciones entre los grupos implicados. Insisto en que esto es tan común que se ha convertido en una especie de saber popular que permite a todo hijo de vecino evaluar los movimientos de todos los partidos, incluido Ciudadanos. Y aquí es donde a mi entender se produce un error de interpretación, que oigo en tantos comentaristas, de la actividad presente y futura del grupo de Rivera.

Sí; en dichas valoraciones tiende a practicarse una especie de diagnóstico que, con sus límites de fiabilidad, vale para analizar la conducta de partidos “convencionales”, nacidos de la voluntad de sus partidarios para la defensa de intereses que se consideran legítimos y extensibles al conjunto social. Pero este hecho, que es determinante en la orientación política de todo partido, no está presente en el caso de Ciudadanos, que si no nacido, si renacido por virtud de una voluntad externa a los fundadores del partido. El Ibex y sus muy particulares intereses, claramente expresados por boca del presidente del banco de Sabadell, se hallan en la refundación del partido. De modo que lo que vaya a hacer C´s no puede estimarse desde la óptica de las trayectorias políticas conocidas, sino desde lógicas ajenas a este juego democrático. Desde luego que no es el primer partido del ámbito europeo que liga sus intereses a los de determinadas clases o élites. Pero una cosa es hacer coincidir un movimiento partidario con un estamento social determinado y otra, haber nacido de la voluntad de personas pertenecientes a organizaciones con intereses estrictamente comerciales y acostumbrados a entornos jerárquicos verticales con el centro de decisión en la puerta del despacho más grande.

Lamento mucho tener que decir esto, pero Ciudadanos se parece en exceso al lanzamiento de ofertas del Santander, Telefónica o Panrico. Albert Rivera proyecta una imagen de jefe de producto y tantos y tantos representantes como me he topado en esta campaña, meros vendedores a comisión. Y digo que lo lamento porque un grupo de personas reunidas para alcanzar un objetivo que les parece digno, siempre ha merecido mi respeto aunque no lo compartiera, pero una organización puesta al servicio de otros es una impostura, un mero apéndice, un proveedor en este caso, y difícilmente pueden actuar con el sentido que se le supone a toda fuerza política. Inútil tratar de desentrañar la interpretación de sus actos, pues están ocultos en las sedes sociales de las corporaciones que han creado un partido como se crea un departamento de explotación de recursos patrimoniales.

Y esto puede ser un gran problema para todos, pues el Ibex dispone ahora de un equipo de campo para operar directamente en la gobernanza del país. Y no estamos hablando del IFO alemán sino de un conjunto de empresas dotadas de una proverbial habilidad para irresponsabilizarse de sus obligaciones, cuanto más de las que no les competen.  

De momento parece que la estrategia del Ciudadano Ibex pasa por apuntalar lo que ha quedado del bipartidismo, es decir que apuestan por lo que ellos denominan estabilidad, esto es por lo conocido, por lo que ya tenemos en casa o en nómina. Fuera experimentos, alejad cualquier veleidad innovadora ni en la empresa ni en lo social. Algo muy propio de empresas tomadas de las manos de los amigos y repletos sus consejos de amigos, hijos de los amigos y de amistades nacidas en el camino. 

Ciudadanos Ibex