martes. 23.04.2024

Animalismo revolucionario

El animalismo es un movimiento social y político transversal que está apuntalando propuestas de progreso de todo tipo en los tiempos de cambio que corren.

El animalismo es un movimiento social y político transversal que está, afortunadamente, apuntalando propuestas de progreso de todo tipo en los tiempos de cambio que corren. El animalismo contiene todos los elementos que sostienen las ideas de justicia e igualdad a lo largo de la historia y combate todos los prejuicios y la desfachatez que acompaña a los caprichos del poder instituido, algo que dejan claramente de manifiesto en su activismo y sus acciones-performances cada día más extendidas. Enfrentados a la saña inmisericorde presente en tantos festejos atávicos pueblerinos  y combatientes contra el dolor gratuito o prescindible,  están proyectando su sentido y la sensibilidad de su pensamiento hacia esferas de injusticia sea cual fuere su contexto.  De modo que un movimiento que se constituye en torno a la compasión, particularmente en el mundo animal y al rechazo  al castigo que nuestro modo de vida inflige en los animales, está convirtiéndose en un modelo de pensamiento y acción tan justificado por sus referentes como eficiente en el logro de sus objetivos. Su firmeza ante la irracionalidad que supone el maltrato animal y su innegociable compromiso con la hermandad de todas las especies, que recoge el pensamiento y la actitud de laicos como Gandhi o beatos como Francisco 1.0 (de Asís) o Francisco 2.0 (Bergoglio), está convirtiéndose en un referente para todos los movimientos que combaten la desigualdad, la injusticia y la explotación de unos sobre otros.

En España, un país que todavía no ha superado su origen como sociedad agraria, en la que la dominación del hombre sobre los animales llevó a la explotación cruel de una relación interespecies que aún no ha sido revisada y que se manifiesta en una relación igualmente cruel en términos de clase (guerras civiles, expoliación bancaria  expeditiva mediante la edición de preferentes, desahucios, etc), el movimiento animalista contiene elementos para la reflexión y para la acción que suponen la ruptura definitiva con ese sustrato histórico que lastra las iniciativas de progreso que a lo largo de nuestra historia han intentado sucesivos movimientos de liberación.   

Es un signo de los tiempos de cambio que amanecen en el tercer milenio la transformación del modelo de producción expoliador de suma cero en el que yo gano y tu pierdes, por un modelo colaborativo en el que es posible y deseable  el mecanismo de ganador a ganador. En la  actividad económica y social colaborativa no tiene por qué haber un ganador y un perdedor. El maltrato animal, mejor dicho el trato irrespetuoso, injusto e indecoroso de los mismos, está en las antípodas del viento de la historia que sopla en esta nueva etapa de la humanidad. Y el combate frente a la barbarie que plantean los grupos animalistas, describe un modelo de pensamiento, acción y proyección social que conviene imitar.

El modelo win to win, la expresión inglesa o logo de la economía colaborativa que con tanto éxito promueven las nuevas escuelas de gestión, contiene los elementos periféricos  de las nuevas formas de desarrollo. Su apuesta por la economía de colaboración hasta completar lo que ahora se conoce como economía circular para incorporar las estrategias de respeto medioambiental, parecen honestas y descritas por persona comprometidas con un mundo mejor. Pero carece de algo presente en la visión de los grupos animalistas: la compasión como fundamento de la acción social (por tanto política y económica también). La compasión no estrictamente piadosa es un referente para la organización del mundo que está por venir.

La compasión, el centro del pensamiento animalista, es la característica distintiva de hombres y de mujeres. Podemos sentir el dolor en los demás a través de la contemplación de su sufrimiento y  lo experimentamos ciertamente, excepto que se neutralice convirtiendo el sacrifico en un acto ritual, festivo o simplemente de moral distraída por acto repetitivo mostrado en los medios de comunicación.

La explotación del hombre sobre el hombre está estrechamente relacionada con la explotación de los hombres sobre el resto de la especies. La convivencia entre las mismas es un reto que requiere un verdadero memorándum of understanding, una comprensión clara de cuáles son nuestros auténticos problemas y cómo abordarlos. Si no lo hacemos siguiendo el ejemplo de los grupos animalistas, muy pronto formará parte de los festejos de algunas ciudades el concurso de lanzamiento de inmigrante ilegal sobre concertinas o el encierro y posterior carrera ante desahuciados compitiendo por una viviendo social situada en meta.

Si creéis que clamo en el desierto, que tanto yo como los miles de activistas animalistas no somos sino un grupo de freaks desocupados, unos pusilánimes inermes ante el dolor, estáis en un error. Leed a Jeremy Rifkin en su formulación de la Sociedad Empática o al propio Papa actual en su encíclica Laudato Si  

Animalismo revolucionario