viernes. 29.03.2024

El trágala en RTVE

Los absolutistas del XXI utilizan los escasos meses que restan para el disfrute de la mayoría absoluta para intentar entretejer una red clientelar en todas las instituciones...

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El desprecio de José Antonio Sánchez por la democracia, su visceralidad contra los partidos de izquierda y los sindicatos, constan en Actas de la Asamblea de Madrid y en sus manifestaciones que han abochornado, me consta, a compañeros más moderados del grupo político que le respalda

No son los liberales del XIX quienes entonan la canción, sino los absolutistas del XXI los que ahora utilizan los escasos meses que restan para el disfrute de la mayoría absoluta para intentar entretejer una red clientelar en todas las instituciones y empequeñecer el desastre electoral que se avecina. El hundimiento del Partido Popular en todas las encuestas, incluso en algunos de sus tradicionales feudos territoriales, ha provocado un movimiento de repliegue hacia posiciones ultramontanas sacudidas epidérmicamente por la marcha atrás en el proyecto antiabortista auspiciado por Ruiz Gallardón.

Como en todas las crisis de todos los gobiernos, la más fácil vía de escape ante las críticas a la gestión política es aludir a los defectos de la Comunicación: “Lo hacemos bien, pero no sabemos explicarlo”. En el caso del Partido Popular los fallos de comunicación son tan evidentes como el que se ha producido con ocasión de la alarma nacional por el Ébola. Lamentable y penosa la comparecencia de la Ministra de Sanidad, pero lamentable y penosa la propia Ministra en todos los años al frente de esa Cartera. En lo que afecta al PP ni siquiera pueden aludir a la hostilidad de los medios, la inmensa mayoría de los cuales gira en la órbita conservadora. Los estrategas de Génova han encontrado, sin embargo, un punto flaco, una mina propagandística sin explotar suficientemente: RTVE.

Suprimida con la máxima urgencia la apertura hacia la independencia y la pluralidad establecida por el Gobierno de Rodríguez Zapatero, el PP ha sido incapaz de hacer viable una radiotelevisión pública basada en la credibilidad. Sería exagerado, no obstante, decir que la actual RTVE, pese a su sesgo progubernamental, hubiera alcanzado las cotas de manipulación insoportable de los tiempos de Urdaci…y de José Antonio Sánchez. La dimisión de Echenique, forzada desde Moncloa, ha dejado expedito el camino para entregar las riendas al hombre del periodo más duro en el control informativo, acreditado y mejorado durante su mandato en Telemadrid.

El desprecio de José Antonio Sánchez por la democracia, su visceralidad contra los partidos de izquierda y los sindicatos, constan en Actas de la Asamblea de Madrid y en sus manifestaciones que han abochornado, me consta, a compañeros más moderados del grupo político que le respalda. En su comparecencia -¿examen?- ante el Parlamento que debía valorar su idoneidad, el señor Sánchez ha vuelto a hacer gala de su desdén por los controles democráticos y su cinismo en la respuesta, hasta el extremo de afirmar sin sonrojo que deja Telemadrid como líder de audiencia -es la última en el ranking de todas las Autonómicas-, que ignora por qué aparece en “los papeles de Bárcenas” y admite con la máxima naturalidad que trabajaba para el PP -cobrando probablemente esas cantidades de las cuentas B del ex tesorero- mientras ejercía como informador parlamentario del diario ABC, con el consentimiento de Luis María Anson, en un ejercicio de “independencia” periodística que no sólo deja en entredicho al propio Sánchez, sino al director que lo autorizó.

La decisión del PP de nombrar a J. A. Sánchez es una auténtica provocación mientras se intenta consensuar una “regeneración democrática”, y debería comportar una reacción enérgica por parte de la Oposición en su conjunto. Indigna comprobar que el mismo día en el que el Secretario General del PSOE actuaba responsablemente en el tema del Ébola, otro Sánchez era impuesto, como un trágala, rompiendo cualquier barrera de entendimiento razonable.

Termino con una nota personal: voté contra el nombramiento de J. A. Sánchez como Director General de Telemadrid. Me dijeron que había que concederle cien días de gracia…He pedido su dimisión muchas veces. Hoy debería alegrarme de no volverle a ver en los Consejos de Telemadrid. Pero me vence la tristeza -y la impotencia- al pensar en una RTVE a la que debo los mejores años de mi vida profesional. Y si creen en el PP que con Sánchez el frente van a recuperar votos, que miren el rédito y el crédito de Telemadrid.

El trágala en RTVE