martes. 16.04.2024

La prueba del nueve, Telemadrid

Señora Cifuentes: ¿no se ha dado cuenta de que el “instrumento” que ustedes blasonaban de controlar no les ha servido para nada?

cifuentes

La retahíla de compromisos acordados con Ciudadanos para asegurar la investidura de Cristina Cifuentes no incluye ninguna referencia al futuro de la Radio Televisión Madrileña. Normal, si recordamos que las gentes de Rivera no estuvieron presentes en la firma del Acuerdo en el que el resto de las fuerzas políticas de la Asamblea y los sindicatos se comprometían a mantener su condición de servicio público, plural, profesionalizado, con un director general nombrado con mayoría cualificada, y que ofreciera la posibilidad de reintegrarse a la plantilla a los trabajadores expulsados por un ERE injusto. La desaparición de la vida pública de personajes como Ignacio González y Salvador Victoria, comprometidos en primera línea en el proceso de privatización encubierta alentada por Esperanza Aguirre podría y debería hacer más fácil, en todo caso, llevar al ánimo de la previsible nueva presidenta de la CAM la imperiosa necesidad de llevar a cabo una urgente revisión de la política referida a los medios públicos madrileños, afectados hoy por una grave crisis de audiencia y credibilidad.

Telemadrid no es desde luego, el mayor ni el más urgente de los problema a abordar, pero sí puede ser uno de los más sencillos de solucionar porque basta con que exista la voluntad política de hacerlo y porque lanzaría un mensaje muy claro de que se abre un nuevo tiempo en el que la pérdida de mayorías absolutas, muestra evidente del pluralismo social, tiene correspondencia en aquellas instituciones que dependen de la Administración emanada de las urnas. La imposición por parte del Partido Popular de los sucesivos rectores del Ente Público, más pendientes de agradar al dedo que los nombraba que a cuidar de la oferta informativa y la programación general ha conducido a un grado de irrelevancia y de descrédito que se evidencia con el dato del 4% de audiencia, la más baja entre todas las Televisiones autonómicas.

El proceso de externalización ha sido un fracaso, y si es cierto que se ha reducido el Presupuesto no lo es menos que la relación entre cada euro gastado y los espectadores que reciben el servicio se ha incrementado. Por no mencionar la renuncia absoluta a participar en el proceso de dinamización cultural de una sociedad tan activa como la madrileña. Las denuncias efectuadas en este sentido, tanto en la Asamblea de Madrid como en el seno del Consejo de Administración, se han convertido en una serie de lamentos inútiles ante la exhibición de sordera y arrogancia derivada de la mayoría absoluta.

La nueva aritmética parlamentaria parece que va a permitir que al menos el Consejo de Administración tenga la fuerza suficiente para influir en algunas decisiones, pero solo la modificación de la norma que regula el nombramiento del Director General a instancias del gobierno hará posible un cambio real, habida cuenta de que, además, cualquier medida de fondo, como la readmisión de los trabajadores, quedará a expensas de las dotaciones presupuestarias, en manos del gobierno de la Comunidad. Como en tantos otros campos se ha abierto un tiempo de dialogo, haciendo de la necesidad, virtud. No estaría mal inaugurar la nueva etapa con un mensaje que se advertiría muy pronto, con solo apretar un botón en el mando a distancia.

Señora Cifuentes: ¿no se ha dado cuenta de que el “instrumento” que ustedes blasonaban de controlar no les ha servido para nada? ¿No comprueban que su hombre de confianza en Telemadrid, el verdugo de los ERES ascendido como premio a RTVE está liquidando también la cadena estatal? Seguro estoy de que Ángel Gabilondo, con su racionalidad y mesura, sabrá hacer eficaces estas preguntas.

La prueba del nueve, Telemadrid