jueves. 25.04.2024

El liderazgo político

La llegada de las primarias hace más interesante esta cuestión del liderazgo político en el seno del socialismo español...

Tanto en el PSOE como en el PP existe una evidente crisis de liderazgo político por distintos motivos, habida cuenta de la diferente cultura política de ambas formaciones, del papel que juegan los dos partidos en la presente legislatura, así como de las dispares personalidades de sus dos líderes. En el principal partido de la oposición existen muchos militantes y algunas federaciones que consideran que Rubalcaba, aun aceptando su valía personal e intelectual, es una rémora para despegar electoralmente por su responsabilidad en la última administración socialista y porque creen que su labor opositora debiera ser más contundente. La llegada de las primarias hace más interesante esta cuestión del liderazgo político en el seno del socialismo español. Muchos están a la expectativa porque pueden ser un factor fundamental que permita un nuevo despegue electoral o no.

Por otro lado, en el partido del gobierno determinados sectores y líderes en el área más derechista, así como en parte de la derecha mediática, nunca han sentido simpatía alguna hacia Mariano Rajoy por su forma de actuar, talante y por la adopción de determinadas políticas. El asunto de Bárcenas se ha convertido, además, en un factor clave en la crisis del liderazgo en la derecha. Otro factor que está siendo determinante en esta crisis de liderazgo en el PP es la cuestión de las víctimas del terrorismo.

El origen del concepto de liderazgo político es anglosajón, es el “leadership”. El liderazgo político puede ser definido como la cualidad personal para ejercer influencia en un partido, favoreciendo la obediencia en un sistema dictatorial o el seguimiento en una organización democrática. Un líder se asienta sobre un consenso o acuerdo tácito en la formación política, pero que debe renovarse periódicamente, empleando distintos medios: actos de exaltación personal en partidos únicos o elecciones internas en las formaciones políticas democráticas. La cualidad del liderazgo surge o se adquiere por el carisma personal, determinante en las formaciones dictatoriales, pero también importante en las democráticas, aunque, en este caso interesarían más los mecanismos de elección o selección internas. Al respecto, convendría añadir que en nuestros principales partidos no abundan, precisamente, los procedimientos plenamente democráticos a la hora de elegir a sus líderes. En la derecha se han realizado designaciones desde arriba con respaldo posterior de los órganos colegiados. Ahora, como decíamos, en el PSOE se comienza a vivir un intenso movimiento sobre las primarias.

El liderazgo político va unido a una serie de atributos: facilidad para la oratoria, habida cuenta de la importancia de la comunicación en política, vitalidad, inteligencia, capacidad para tomar decisiones sin gran demora de tiempo y la cualidad de poder prever los imprevistos y las contingencias que aparecen en el juego político.

En los partidos políticos es importante el liderazgo porque sirve para aglutinar y fomentar la movilización de los militantes o afiliados. En los sistemas dictatoriales y totalitarios el líder es el jefe indiscutible del partido único y, por tanto, el dictador del régimen político, el que toma todas las decisiones y su figura se asocia al culto a la personalidad con todo tipo de alabanzas y difusión de virtudes reales o inventadas. En la historia contemporánea de España contamos con un ejemplo evidente de líder dictatorial con un intenso culto a su personalidad, aunque éste evolucionara en el tiempo para adaptarse a los cambios internos y externos que se produjeron, habida cuenta de la longevidad de su mandato.

En las democracias puede surgir un problema cuando los líderes tienden a concentrar poder y las organizaciones políticas a las que deben servir y representar, además de liderar, quedan relegadas a un segundo plano o son empleadas para sus promociones personales. Eso supone una merma de la calidad democrática, al primar las personalidades sobre los equipos y su participación o colaboración en la toma de decisiones. En el otro extremo, se corre el peligro de tener líderes de muy bajo perfil y carentes de algunas de los atributos descritos, por lo que, algunas direcciones políticas se pueden resentir por falta de imaginación y coraje.

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