En este tiempo tan raro, Nueva Tribuna cumple 12 años entre nosotros. Este autor que les escribe periódicamente con trabajos de historia lleva colaborando siete de esos años con este proyecto, desde que envió un trabajo y fue aceptado de forma inmediata. Bien es cierto que escribimos en distintos medios, y hasta tenemos responsabilidad en uno de ellos, pero la cita con Nueva Tribuna es un compromiso aceptado con intenso placer por distintas razones, que pasaré a comentar brevemente.
No sé si Nueva Tribuna tiene el privilegio en este país de ser pionera en incluir trabajos de historia, pero sí de ser muy importantes en el mismo y de dedicarles mucho espacio entre las opiniones, noticias y reportajes; ni una sola semana deja de presentar en su portada la pieza de algún historiador. Esta apuesta supone un ejercicio harto interesante y muy coherente con el ideario progresista de este periódico digital. Nuestro presente no se puede entender sin el estudio sereno pero intenso de la historia, pero también la historia es un ejercicio imprescindible para construir proyectos de futuro, con el fin de hacer una sociedad más democrática, más justa, más igual, más culta. Así se entiende en este periódico.
Como decíamos, Nueva Tribuna está dando cabida a una infinidad de trabajos de divulgación de distintos historiadores que intentan con rigor ofrecer un panorama intenso y extenso de distintas épocas, sucesos, procesos, fenómenos y personajes, alejados del uso partidista de la historia, de concepciones negacionistas o de justificaciones imposibles sobre dictaduras y horrores varios de nuestro pasado reciente, y del de otros lugares del mundo.
No puedo, no podemos dejar de estar agradecidos por este hueco inmenso para poder aportar granos de arena que sirvan para conocer, saber, e interpretar.
Espero seguir colaborando muchos años. Es un placer, como decía al principio, es más, es una suerte poder publicar periódicamente. Gracias, especialmente a Isabel y a Pablo, de corazón.
Y no dejen de leer este periódico.