viernes. 29.03.2024

El Plan General. Una revisión paralela y fraudulenta

Los poderes inmobiliarios y financieros ligados al PP quieren consolidar con urgencia una serie de operaciones urbanas en Madrid muy significativas.

Mahou-calderon
Maqueta de la operación Mahou-Calderon en Madrid-Rio.

Defendamos la ciudad plaza a plaza, calle a calle, edificio a edificio

Parece evidente que el ayuntamiento de Madrid no va a poder aprobar inicialmente el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (revisión del Plan de 1997) en el mes de noviembre del presente año, incumpliendo una vez más su propio programa, ya que no se aprobó el Avance antes del verano, tras el periodo de sugerencias, y aún no están elaborados los informes preceptivos emitidos por el gobierno autonómico. Por tanto es casi inviable que se pueda aprobar definitivamente dicho Plan antes del inicio de la campaña electoral de mayo de 2015.

Los poderes inmobiliarios y financieros ligados a los intereses del PP quieren consolidar con urgencia una serie de operaciones urbanas muy significativas funcional y simbólicamente en la ciudad, tales como Canalejas, Plaza de España, Mahou-Calderón, sede del metro en Cabanillas, cocheras del metro en Cuatro Caminos y  Ventas, Parque Móvil de ministerios, etc., así como otras previstas, aunque menos concretadas, como la ampliación del Estadio Bernabéu o el destino del mercado de Legazpi. Por todo esto y por otros objetivos oscuros el ayuntamiento ha desatado una actividad acelerada en los últimos meses para intentar dejar sancionadas estas actuaciones, aunque estén dudosamente amparadas por la normativa urbanística vigente y sean ajenas, cuando no contrarias, a los intereses de la ciudadanía. Es decir, llevando a cabo una revisión paralela y fraudulenta del Plan de 1997. Actuaciones todas ellas impulsadas por el propio ayuntamiento que por sí mismas restan credibilidad y legitimidad al proceso de revisión en curso y consolidan un plan de hecho con desprecio de los trabajos técnicos encargados por el propio ayuntamiento. Se hurta de forma descarada el derecho al debate ciudadano capaz de valorar, en pro o en contra, no solo las actuaciones puntuales y singulares, sino el modelo de ciudad.

Un proceso perverso en el gobierno de la ciudad que anula los instrumentos de participación ciudadana y que hace oídos sordos, cuando no desprecio, a cualquier crítica surgida de los sectores profesionales o simplemente de la oposición y lucha vecinal en lugares importantes tales como el Bernabéu, Chamberí, Torre Arias, Seminario, etc.

Este fraude en el proceso de revisión del PGOUM ya se hacía evidente cuando se analizaban las propuestas del llamado Preavance y su traducción en el Avance. La más importante, ya que afecta al futuro crecimiento y forma de esta ciudad, es la referida a los llamados PAUs del este, cuya descalificación en parte o en todo proponía el Preavance pero se vio borrada en el Avance, obedeciendo a los intereses inmobiliarios ya asentados con mayor o menor firmeza en este territorio. Unas desmesuradas bolsas de suelo inviables en estos momentos y que se pretenden mantener a pesar de representar una grave amenaza para el futuro de Madrid. ¿En espera de un renacer del ladrillo?

Afirmaba en un artículo de hace unos meses la incompatibilidad, la contradicción esencial que existe entre un gobierno neoliberal, cuya ley guía es la desregulación y el dominio del mercado sobre el bien común, y la redacción de un plan que por naturaleza tiene carácter normativo y debe estar dirigido al beneficio de la ciudadanía, con la finalidad última de corregir las injusticias espaciales heredadas y promover las condiciones para una mayor igualdad en el disfrute de la ciudad. Por tanto no debe extrañarnos el proceder del ayuntamiento de Madrid sometiendo la racionalidad y la eficacia social y territorial al dictado del mercado inmobiliario, solo interesado en el beneficio máximo a corto plazo, aunque deje tras sus brillantes torres, hoteles, apartamentos y centros comerciales de lujo una ciudad empobrecida, segregada e insolidaria. Porque no se trata de una serie de actuaciones aisladas, sino de una estrategia territorial impulsada por el ayuntamiento de Madrid al servicio de los grupos financieros y promotores inmobiliarios, sean autóctonos o chinos, como en el caso del edificio España o la renacida vergüenza de un Eurovegas con setas y bambú.

La lucha ya no se expresa con el grito ¡NO A ESTE PLAN!, sino con una oposición crítica feroz y una denuncia despiadada contra cada uno de los insultos inmobiliarios amparados e impulsados desde los poderes municipales. Defendamos la ciudad plaza a plaza, calle a calle, edificio a edificio. 

El Plan General. Una revisión paralela y fraudulenta