martes. 19.03.2024

¡No nos mate, señor Alcalde!

Puede parecer, en una primera lectura, que este encabezamiento es un tanto tremendista. Pero unas breves reflexiones pueden justificar por qué he elegido estas palabras para titular este artículo.

Título en gran parte sugerido por Paul Krugman, que en El País del 4 de mayo de 2019, publicó una extensa diatriba contra las políticas de Donald Trump bajo el título agresivo de “Donald Trump intenta matarnos”.

Tras oír y leer en los últimos meses una serie de repetidas y constantes provocaciones, por parte del tripartito de la derecha, en las que amenazaban a los madrileños con la inmediata anulación de Madrid Central si conseguían conquistar el gobierno municipal, esas bravatas, propias de un periodo electoral, se han transformado, con el nombramiento de Martínez Almeida como nuevo alcalde de Madrid, en una real amenaza.

Una amenaza que atenta contra la racionalidad urbanística y, sobre todo, contra la salud de los madrileños, agobiados por una peligrosa contaminación del aire de esta ciudad, que no solo atenta contra su bienestar cotidiano, sino que, sin exageraciones apocalípticas, amenaza con la muerte de miles de ciudadanos en los próximos años.

Si antes he denunciado un atentado contra la racionalidad urbanista, es porque la ausencia de un control y reducción drástica del uso del vehículo privado en el corazón de la ciudad, conlleva ineludiblemente una pérdida de calidad de nuestro espacio público, junto a una irresponsable y despilfarradora utilización de recursos energéticos. Una confluencia cuyos efectos podrían conducir a la muerte de la ciudad.

Tanta irracionalidad y falta de sensibilidad solo puede estar justificada por la falta de cultura urbanística, propia de una derecha cerril marcada únicamente por las leyes del mercado y basada en una ideología neoliberal, que solo entiende y proyecta la ciudad como el espacio más rentable para el negocio inmobiliario-financiero, y no como el lugar para una rica convivencia democrática

Una grave irresponsabilidad frente a la evidencia de la eficacia de la aplicación prudente de las medidas contempladas en esta gran operación urbanística. Eficacia comprobada en el último informe de Ecologistas en Acción (Realidad del aire de Madrid. Balance del funcionamiento de Madrid Central del 3.06.19) al analizar la experiencia acumulada en estos primeros meses, que ha supuesto una reducción de la “contaminación a niveles históricos”, no sólo en el reducido ámbito de Madrid Central sino en su entorno urbano.

Irresponsabilidad e irracionalidad ya que en ambos casos el Ayuntamiento no aporta razón alguna que justifique la anulación de esta inteligente y necesaria, aunque insuficiente, medida puesta en marcha por el gobierno de Ahora Madrid. Experiencia que no ha causado alarma social alguna, sino que, por el contrario, ha sido admitida pacífica y esperanzadamente por los ciudadanos que viven y usan nuestra ciudad.

Tanta irracionalidad y falta de sensibilidad solo puede estar justificada por la falta de cultura urbanística, propia de una derecha cerril marcada únicamente por las leyes del mercado y basada en una ideología neoliberal, que solo entiende y proyecta la ciudad como el espacio más rentable para el negocio inmobiliario-financiero, y no como el lugar para una rica convivencia democrática. Condiciones que conducen al desprecio de la calidad del medio ambiente urbano y territorial y, sobre todo, a graves consecuencias para la salud de los ciudadanos. Toda una amenaza científica y empíricamente comprobada en otras ciudades en las que pueden ya contabilizarse miles de muertes causadas por esta catástrofe medioambiental.

* * *

Y aquí enlazo con el artículo de Krugman que, de alguna forma, ha impulsado y dado soporte de autoridad a estas líneas.

Quien se tome la molestia de leerlo podrá comprobar en él cómo una serie de decisiones y propuestas del gobierno de EEUU han atentado y amenazan con atentar contra la vida de los estadounidenses y, por extensión, de gran parte del género humano.

Resaltemos, en primer lugar, la retirada de EEUU del Protocolo de París sobre el Cambio Climático anunciada por Trump en el 2017 y reiterada en múltiples ocasiones por el propio presidente. Una actitud de EEUU que realmente amenaza a toda la humanidad.

Únase a este hecho de alcance mundial y gravísimas consecuencias políticas los intentos de sabotear en Obama Care como expresión de una agresiva política impregnada de la más radical idea neoliberal que amenaza con dejar sin cobertura médica a más de 30 millones de ciudadanos.

Sumemos la oposición a la instalación de parques eólicos bajo la ridícula e indocumentada afirmación de que las turbinas producen cáncer.

Sumemos la supresión de los controles sobre la calidad de los productos cárnicos, bajo la presión del poderoso lobby ganadero, o la tolerancia de los vertidos de mercurio, como producto de la industria norteamericana, que acabaran contaminando aguas y tierras más allá de los límites de los EEUU.

Sumemos y sumemos los múltiples atentados que sobre la salud del planeta y sus habitantes están tomando los Estados sometidos a la dependencia de un capitalismo depredador de recursos, cuerpos y almas. 

* * *

Y volvamos a Madrid.

Y denunciemos a nuestro recién nombrado alcalde, miembro de la gran familia que acoge en su seno desde una camuflada derecha a un fundamentalismo pseudofascista, cuya política respecto a Madrid Central es, en menor escala, reproducción de una política neoliberal que está destruyendo la humanidad junto a los recursos del planeta que la sustenta.

No nos refugiemos en la sumisión resignada e irresponsable ante una amenaza inminente y salgamos a la calle para expresar con un grito o pintando sobre todas las paredes de la ciudad, una exigencia inaplazable:

¡No anule los beneficios que Madrid Central está aportando a la ciudad como una gran experiencia a nivel mundial!

¡No nos mate, Señor Alcalde!

¡No nos mate, señor Alcalde!