jueves. 28.03.2024

¿Ya hemos vuelto?

Se acaba de celebrar la conferencia política del PSOE, en la que intentaban renovar su programa político, que les sirviera para relanzarse nuevamente...

Se acaba de celebrar la conferencia política del PSOE, en la que intentaban renovar su programa político, que les sirviera para relanzarse nuevamente, tras el varapalo electoral que le supusieron las elecciones de 2011, tras más de siete años de gobierno con Zapatero. Época llena de errores económicos, que han marcado una deslegitimización del proyecto socialista.

Su secretario general, Rubalcaba, acaba la conferencia diciendo que el PSOE ha vuelto. Evidentemente es una frase de marketing electoral, que suena bien, pero que concita preguntas. ¿Ha vuelto el PSOE a la socialdemocracia o sigue en el socialiberalismo de la época de Zapatero? Ese es el quid de la cuestión.

Mirando sus resoluciones, no se ve en ellas nada de un proyecto socialdemócrata y se sigue completamente con el proyecto socialiberal de la época de Zapatero, que es el mismo que tiene toda la socialdemocracia europea.

Los socialistas españoles nos presentan un proyecto socialiberal aderezado por algunas propuestas llamativas, generadoras de falsas ilusiones. Esto llevará nuevamente al PSOE al desastre, pues no es consciente del descrédito en que está sumido, sobre todo en amplias capas de la población más formada, que es el sector social más dinámico.

¿Por qué el PSOE no puede elaborar un programa socialdemócrata? ¿Por qué se siente extraño con el pensamiento del sueco Olof Palme o del francés Francois Mitterand?

El socialismo español y europeo no puede convivir en un proyecto neoliberal donde la estructura institucional en que se basa el Estado, por un lado, es una economía financiarizada y por otro, es imposible hablar de modelo económico cuando todo está dirigido exclusivamente a la exportación. Podemos afirmar, que el modelo neoliberal se ha llevado por delante a la socialdemocracia y en consecuencia a los partidos socialistas.

La socialdemocracia, casi desde sus inicios abandona los principios socialistas para refugiarse en la socialdemocracia, que acepta el sistema económico capitalista. La economía socialdemócrata pensaba, que era posible lograr un equilibrio entre la lógica del capitalismo y la satisfacción de las necesidades del hombre. Pensaba que era posible domar al capitalismo salvaje.

A mitad del siglo XX, el capitalismo tenía un enemigo poderoso y real, el socialismo. De ahí, que el capitalismo llega a un pacto capital-trabajo, en que tanto empresarios como trabajadores colaboran de forma, que todos ganan. Los empresarios ganan plusvalías razonables y los trabajadores consiguen mejoras salariales, laborales y sociales.

El problema surge cuando a finales de la década de los ochenta del siglo pasado, cae el muro de Berlín y con él, el enemigo a vencer, el socialismo. Entonces surge en todo su esplendor el neoliberalismo, sin que tenga ningún contrapeso, planteando que hay un exceso de intervencionismo del Estado en los mercados y demasiado poder de los sindicatos, por lo que todo esto debe ser reducido.

El pacto capital-trabajo se rompe y se produce una reducción de las rentas salariales en todo el mundo, mientras que las empresas aumentan su margen de beneficios, ya que los costes laborales se reducen.

Al aceptar los partidos socialistas el neoliberalismo como principio único de funcionamiento de la sociedad, implica, que se incapacita para presentar cualquier proyecto diferenciador de modelo social. De ahí, que sistemáticamente veamos que las únicas diferencias entre los partidos conservadores y socialdemócratas se circunscriban en el tema de libertades porque en la economía, la base es la misma.

Por eso, los socialistas en esa conferencia no nos han presentado un programa socialdemócrata de salida de la crisis, sino que siguen el mismo modelo de los últimos años. Centran la atención en algunas propuestas llamativas, que actúen como fogonazos, para que nos impidan ver la carencia de un programa mínimamente serio para el país. Veamos tres aspectos.

El modelo republicano, que ya traté en un artículo anterior, donde tiene bemoles que un partido que siempre ha sido republicano acabe apoyando a una monarquía tan desprestigiada como la de Juan Carlos.

El actual sistema electoral, basado en la ley DHont y en circunscripciones provinciales, que nos ha llevado a un modelo donde todos los votos no son iguales, favoreciendo a los dos partidos mayoritarios, impidiendo que el sistema tenga una mínima proporcionalidad. De esta forma, tanto populares como socialistas, tienen una representación política en la Cortes, que no les corresponde por sus votos. Ante la demanda social de cambio electoral, se han negado a modificarla porque salen muy beneficiados.

¿Es este el cambio que nos ofrecen? ¿Escuchan a las gentes en sus demandas? ¿Piensan que así dejarán de lado su descrédito? ¿Intentan hacernos creer que con unas primarias ya se han modernizado? Vano intento, para millones de españoles y europeos, que necesitamos un partido socialista de corte socialdemócrata que nos planteen alternativas políticas de más justicia y de redistribución de la riqueza, cuyo desequilibrio generado por las políticas neoliberales tienen efectos devastadores en nuestras sociedades y que si no cambia YA tendrá efectos políticos no deseados.

Nada más terminar la conferencia ya han empezado nuevamente el compadreo con el PP para el reparto de cargos. ¿Es este el camino? Que hay que pactar cosas, es evidente pero hay formas y formas y, las que hemos visto hace años no se han cambiado, ni llevan camino de cambiarse.

Los socialistas no solo necesitan un cambio de caras, sino de discurso político, donde las personas que le voten, no se sientan traicionados, ni se tengan que tapar la nariz al votarles, al negarse a votar al PP.

Siempre hay tiempo para corregir errores, pero ese tiempo se acaba para el partido socialista.

¿Ya hemos vuelto?