jueves. 28.03.2024

El contubernio catalán: La comunión nacionalista

SOCIEDAD TEMA DEL DIA
VIA CATALANA DIADA NACIONAL DE CATALUNYA 11 SEPTIEMBRE
EL PERELLO - TARRAGONA, TERRES DE L'EBRE

TRAMO 93 EN EL PERELLO

FOTO MARTI FRADERA

Este artículo sobre el contubernio Calaran se divide en tres partes: I. Las tribus y el nacional populismo, II. La comunión nacionalista y III. El desenlace del Procés y el futuro de Cataluña. Esta parte II analiza el proyecto identitario diseñado por Pujol y sus seguidores, que ha tenido como finalidad principal la de crear el nuevo ciudadano catalán y las bases ideológicas del Proces.


El secesionismo  catalán, a través de la manipulación de todo lo que ha estado a su alcance, ha logrado articular un movimiento de fanáticos al que ha hecho creer, a fuerza de falsedades, que la independencia no solo era viable sino que abría un futuro fantástico para Cataluña: se convertiría en la Dinamarca del Sur de Europa. Y todo ello sin coste alguno, porque Cataluña, según estos ideólogos del independentismo (entre los que destaca el prestigioso y no menos pintoresco economista Xavier Sala i Martín), es una pieza básica en la escena internacional.

La estrategia de la recatalanización

Pujol impulsó un proyecto identitario de altos vuelos que tenía, como finalidad principal, ir creando el nuevo ciudadano catalán. Es sumamente importante al respecto el documento que lleva por título “La estrategia de la recatalanización”, cuyas proposiciones se han seguido como los dogmas de un catecismo. Dicho documento (sin fecha de origen conocida), fue publicado por el Periódico de Cataluña en su edición de 28 de octubre de 1990 y su autoría se atribuye a CiU. Contempla todos los ámbitos de la política catalana desde una perspectiva nacionalista. Es la piedra filosofal que habrían de seguir todas las consejerías en el enfoque y desarrollo de sus competencias, sin que ni una sola vez se mencione el nombre de España ni de la Constitución. Espigando entre los contenidos seleccionados, pueden leerse frases textuales tales como:

- Pensamiento y construcción de Cataluña: “Configuración de la personalidad catalana: Explicación y potenciación de los ejes básicos, definitorios y positivos, de nuestra personalidad colectiva”. “Nuevo concepto de nación dentro del marco europeo: Catalunya (Paisos Catalans), nación europea emergente”. “Catalunya es un pueblo que camina en busca de su soberanía dentro del marco europeo”. “El sentimiento nacionalista y de liberación nacional han de ir ligados a la promoción social de las personas y a su propia realización individual y colectiva”.

- Memorial de agravios: “Catalunya es una nación discriminada que no puede desarrollar libremente su potencial cultural y económico. Descubrimiento, constatación, ponderación y divulgación de los hechos discriminatorios, carencias, etcétera de forma clara, contundente y sistemática. Remarcando la incidencia negativa que esto tiene para el conjunto del pueblo catalán y para cada uno de sus ciudadanos”.

- Demografía: “Sólo avanzan los pueblos que son jóvenes. Es necesario concienciar a nuestro pueblo de tener más hijos para garantizar nuestra personalidad colectiva”.

- Enseñanza primaria y secundaria: “Catalanización de los programas de enseñanza. Análisis previo y aprobación del contenido por parte de personas responsables y de confianza” “Promover que en las escuelas universitarias de formación del profesorado de EGB se incorporen los valores educativos positivos y el conocimiento de la realidad nacional catalana”. Elaboración de un plan de formación permanente y de reciclaje del profesorado que tenga en cuenta los intereses nacionales” “Editar y emplear libros de texto sobre la historia, geografía, arte, literatura, economía, etcétera, de Catalunya y de los Paisos Catalans. Establecer acuerdos con editoriales para su elaboración y difusión, con subvenciones si es necesario”. “Reorganizar el cuerpo de inspectores de forma y modo que vigilen el correcto cumplimiento de la normativa sobre la catalanización de la enseñanza. Vigilar de cerca la elección de este personal.”. “Velar por la composición de los tribunales de oposición”. “Incidir en las asociaciones de padres, aportando gente y dirigentes que tengan criterios nacionalistas”.

- Universidades: “Estimular el sentimiento nacional catalán de los estudiantes y profesores y promover el uso de la lengua en todos los ámbitos de la actividad académica y de investigación”. “Potenciar a personalidades de ideología nacionalista en los órganos rectores de las tres universidades catalanas”. “Velar por la composición de los tribunales de oposición”. “Creación de estudios universitarios a distancia (o abiertos) y ayuda a la elaboración de libros de texto y materiales didácticos multimedia en catalán y con una perspectiva catalana”.

- Medios de comunicación: “Lograr que los medios de comunicación públicos dependientes de la Generalitat sigan siendo unos transmisores eficaces del modelo nacional catalán. Para ello se utilizará y difundirá de forma clara los conceptos relativos a la identidad nacional catalana”. “Incidir en la formación permanente de los periodistas y técnicos en comunicación para garantizar una preparación con conciencia nacional catalana”. “Inducir a las empresas de publicidad a crear un mensaje publicitario positivo y bien hecho que transmita el modelo cultural y social catalán”.

- Administración: “Superar la dicotomía que se intenta establecer entre funcionarios y políticos con preeminencia de las decisiones políticas y de la eficacia y la simplificación en las actuaciones administrativas”. “Reforzamiento de las estructuras de los gabinetes de los canseilers como mecanismos de actuación política” “Reforzar el papel político y social de la legislación catalana sobre diferentes temas. Prestigiar la Administración catalana como sinónimo de eficacia y buena gestión. Incidir sobre la administración de justicia y de orden público con criterios nacionales”.

Es obvio que el nacionalismo, en su idea obsesiva de construir la identidad catalana, se ha servido del idioma como factor justificante. No se ha limitado, como hubiera sido lo razonable, a la identidad cultural sino que se ha extendido a los ámbitos políticos y económicos.

Con la primacía que le ha dado al catalán sobre el castellano, el nacionalismo ha impulsado el sectarismo en la educación (se estima que el 80% del profesorado de enseñanza primaria y secundaria actualmente es nacionalista), ha catalanizado la administración autonómica y local protegiendo su mercado publico de trabajo de la competencia (miles de funcionarios castellanohablantes se han trasladado a otras comunidades), se ha proyectado al exterior creando embajadas en los países más importantes y ha seleccionado y adiestrado en ideas patrias a los Mossos d'Esquadra.

No es extraño que, en ese caldo de cultivo, hayan surgido entidades de apoyo ciego al nacionalismo tales como la ANC o la Asociación de Municipios por la Independencia. Cuando se responsabiliza al gobierno Rajoy de haber incrementado el soberanismo a las cotas que hoy conocemos, en mi opinión, no se hace un juicio enteramente justo: el nacionalismo continúa obteniendo aproximadamente -aunque con leve tendencia a la baja-, la misma proporción de votos que en la era Pujol. Entonces no se pedía la independencia pero se trabajaba en ella: se sembró la semilla y solo faltaba regarla para que brotara con fuerza, que es lo que hizo Mas activando el soberanismo; el riego lo han proporcionado los políticos, por lo general del PP, con sus frecuentes meteduras de pata como, por ejemplo, la descabellada frase del entonces Ministro de Educación, José Ignacio Wert, cuando dijo en el Pleno del Congreso de 10 de octubre de 2012, que la intención de su Departamento era "españolizar a los alumnos catalanes". Cualquier desliz, ya sea importante o no, lo aprovecha el nacionalismo para justificar ante los suyos los continuos agravios del Estado a Cataluña.

Base ideológica del Procés

La labor de recatalanización iniciada por Pujol y proseguida e incrementada por sus sucesores, es la que ha conducido al Procés. Su base ideológica se asientan básicamente sobre tres pilares: la discriminación social, la manipulación como método y el desprecio a la democracia y al Estado de Derecho. Es decir, la antesala del fascismo.

La discriminación social es una de las esencias de todo nacionalismo y su cara más negativa y peligrosa. En el caso de Cataluña, cuyos líderes independentistas siguen el modelo yugoslavo de balcanización, distinguen, a veces explícitamente y otras de forma subrepticia, que en ella conviven dos tipos de residentes: los ciudadanos y los súbditos (las comunidades idiomáticas catalana y española). Los primeros, los que comulgan con sus ideas, son los verdaderos catalanes y los auténticamente demócratas; en fin, el pueblo elegido. Los segundos, que son al menos la otra mitad, son súbditos; a este colectivo pertenecen las clases sociales menos favorecidas económica y culturalmente –la inmensa mayoría inmigrantes- y, en general, todos aquellos que cuestionan o critican el proyecto independentista; todos ellos son tildados de charnegos, de antidemócratas y de fachas españolistas.

El sectarismo y la manipulación que ha practicado el nacionalismo ha silenciado la memoria de catalanes muy ilustres, ya sea por defender posturas contrarias a sus ideas o por haber prestado importantes servicios a España. Son los casos, por ejemplo, del gran historiador Vicens Vives, que reescribió la historia de Cataluña sosteniendo que ésta comenzó a modernizarse con los decretos de Nueva Planta de Felipe V, cuyos efectos económicos fueron muy beneficiosos; o de Joan Sardá, el principal artífice del Plan de Estabilización de 1959 y del ingreso de España en el FMI, lo que permitió declarar el tipo de cambio único de la peseta frente al dólar, acabando con la manipulación cambiaria y, de paso, con el lucrativo negocio del honesto traficante de divisas que fue el abuelo Florenci (el padre de Jordi Pujol), cuya fortuna ocultó en Andorra. O enviado al ostracismo, como lo están hoy por ser muy críticos con el nacionalismo, el dramaturgo y director de teatro Albert Boadella –uno de los primeros en desenmascarar a Pujol- o la directora de cine Isabel Coixet, e incluso, aunque con mayor disimulo, el cantante Joan Manuel Serrat.

Una persona tan rigurosa y conocedora de la historia de España y de Cataluña como el profesor John H. Elliott, ha declarado –El Español de 13 noviembre, 2016- que desde la era Pujol se ha presentado la historia de esta región al mejor estilo serbio: llena de mitos y victimismos. Y así se ha transmitido a generaciones de catalanes, y lo que es más grave, a los niños.

El nacionalismo ha mitificado el año 1714, tratando de convertir la Guerra de Sucesión (1701-1714) por el trono de España, en una Guerra de Secesión de Cataluña frente a Castilla, que nunca fue. En esta contienda europea intervinieron varios países alineándose, según sus intereses, en uno u otro frente, como así mismo sucedió en otras partes de la propia España. Lo que entonces defendían los aragoneses y sobre todo los catalanes partidarios de las pretensiones del archiduque Carlos de Austria, era conservar los fueros y privilegios medievales de la Corona de Aragón, que el aspirante les prometió respetar; cosa que no hizo –aunque también hubo concesiones- el monarca legalmente designado por Carlos II, el Borbón Felipe V.

Valga añadir que la Diada (el Día de Cataluña), fue declarada fiesta oficial en 1980, aunque se venía celebrando, sin mucho éxito, desde mucho tiempo atrás. En realidad se conmemora una derrota revestida de reivindicación nacionalista frente a España y Francia: la caída de Barcelona, el 11 de septiembre de 1714, como consecuencia del acoso de las tropas borbónicas franco-españolas al mando de militar francés James FitzJames en los estertores de la Guerra de Sucesión. Llevada la situación al extremo, es como si España celebrase la pérdida de Gibraltar en 1704 (plaza fiel a Felipe V), que también se produjo como consecuencia de dicha Guerra, aunque en este caso, de la mano de la flota anglo-holandesa (en la que participaron soldados de la vieja Corona de Aragón) que apoyaba las pretensiones a la corona española del Archiduque Carlos de Habsburgo.

Pero los agravios se han incrementado sin medida en los últimos años, sobre todo a partir de 2010. Existen multitud de ejemplos, solo a modo de muestra, valgan los siguientes:

- En Cataluña se han elaborado balanzas fiscales, utilizando una metodología a conveniencia, con la sola finalidad de acabar con la solidaridad entre los ciudadanos españoles. De ahí surgió el exitoso eslogan “España nos roba”, que los nacionalistas han explotado hasta la saciedad. Pero resulta que Alemania, que los nacionalistas han puesto de ejemplo, no calcula tales balanzas por la sencilla razón de que los territorios no tributan, sino que lo hacen las personas (físicas y jurídicas). Y es lógico que los centros más ricos –ya sean regiones o ciudades- financien a los más pobres y eso sucede en todos los países del mundo (y también en la propia Cataluña).

- El 12 de diciembre de 2013, casualmente el mismo día que los líderes soberanistas se reunían para fijar la fecha y las preguntas de la consulta independentista que iba a convocar Mas para 2014, el Centro de Historia Contemporánea, dependiente del Departamento de Presidencia de la Generalitat de Cataluña, para conmemorar los fastos de 1714, organizó en el Instituto de Estudios Catalanes de Barcelona, un simposio de tres días de duración con el sugerente título de España contra Cataluña: una mirada histórica (1714-2014)”. Su objetivo era analizar, sin duda con toda rigurosidad, honestidad y pluralismo científico, los muchos agravios que España había causado a Cataluña en los últimos 300 años. Los bloques objeto de estudio fueron los cuatro siguientes: la represión institucional, política y administrativa; la económica y social; la cultural y lingüística; y el exilio. No resulta extraño que puedan producirse excentricidades como las del tuit de Àngels Folch (miembro del secretariado de la ANC) de 5 de enero de 2017, en el que escribía:

“Com podem oferir casa nostra si fa 300 anys que la tenim ocupada? Per poder acollir primer hauríem de recuperar la casa, no us ho sembla?” (¿Cómo podemos ofrecer nuestra casa si hace 300 años que la tenemos ocupada? Para poder acoger primero deberíamos recuperar la casa, ¿no os parece?).

- Ya en el desenlace del Procés, cuando el gobierno central aplicó el artículo 155 de la Constitución para restituir la legalidad por quienes la han pisoteado, los cesionistas lo han interpretado como un golpe de Estado contra Cataluña. O que la salida de empresas no obedece al Proces, sino que la ha provocado el gobierno central modificando la Ley de Sociedades de Capital para agilizar el cambio de su sede social. Y así un largo etcétera.

Toda esta labor de manipulación en la que los nacionalistas son verdaderos especialistas, se ha apoyado en una propaganda machacona y tendenciosa desde los medios públicos catalanes (TV3 y Catalunya Radio, principalmente), en un adoctrinamiento permanente y malintencionado que ensalza sin límites lo catalán y denigra todo lo español. Política que se ha extendido también a los medios de comunicación privados -que han vivido de las subvenciones públicas o de la publicidad institucional-, desde los más importantes hasta los locales más insignificantes. Para el nacionalismo no hay enemigo pequeño: hay que comprar la voluntad de todos.

Finalmente, otra de las características del nacionalismo catalán es su desprecio a la democracia y al Estado de Derecho. El nacionalismo no acepta la Constitución, ni tampoco su propio Estatuto de autonomía, que emana de la misma. Ni ha acatado la mayor parte de las sentencias del Tribunal Constitucional, porque no lo reconoce, aunque si recurre al mismo cuando considera que el Estado invade alguna de sus competencias (incluso el Parlament ha aprobado leyes a sabiendas de que excedían las propias pero que han explotado a placer siguiendo su teoría victimista).

Pero no solo desobedece la legislación española, es que ni siquiera respeta la propia, como ha demostrado con la Ley 20/2017, de 8 de septiembre, de transitoriedad jurídica y fundacional de la República” (ley de desconexión de Cataluña del resto de España), que aprobó en contra de los dictámenes de sus propios órganos de consulta y despreciando e ignorando los requerimientos de la oposición.

Estos principios fascistoides del Procés, actuando de teloneros del mismo, los ha apoyado con entusiasmo Podemos y sus confluencias catalanas aunque tratando de enmascararlas con que ellos no independentistas. El problema que tiene Podemos reside en que al no haber superado aun su pecado original de defensa del reaccionario principio del derecho a decidir (subterfugio del derecho de autodeterminación), se ha instalado en el Limbo: ha venido a ocupar ese espacio virtual que abandonó la Iglesia Católica en tiempos de Benedicto XVI. En el contencioso entre el Estado y el Estado Mayor Catalán, los podemitas y adláteres se han alineado con los segundos; y lo han hecho por ese pecadillo señalado y porque nunca han asumido la Constitución, a la que despectivamente llaman el Régimen del 78.

Podemos, en su pretensión de engullir al PSOE, ha planteado la cuestión catalana como si se tratara de un conflicto personal entre Rajoy y el dúo Puigdemon/Junqueras, en lugar de interpretarlo como lo que realmente es: un contencioso entre un Estado democrático y un grupo sedicioso por mucho apoyo popular que tenga. Se ha alineado con los facinerosos, participando activamente en los dos pseudo-referendos convocados, en las votaciones de la DUI en el Parlament, rompiendo el pacto con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona, planteando la inconstitucionalidad del 155, etc. En fin, ha traicionando los nobles objetivos con los que nació el movimiento del 15M que tanto ilusionó a tantos.

El contubernio catalán: La comunión nacionalista