Impera el mundo de las imágenes.
Es más fácil ver.
Se reacciona ante una foto antes que ante ningún conjunto de palabras más o menos bien ordenadas.
Dicen, y lo digo con tristeza, que “una imagen vale más que mil palabras”.
Cuando un texto, por mediocre que sea, se acompaña de una foto real (no de esas de archivo); la respuesta es “mayor… y más grande”.
Se está obligando a vivir demasiado rápido, a hacerlo todo demasiado rápido; hasta pensar; y pensar rápido, machaca el cerebro.
La gente se muere corriendo en una media maratón.
El mundo se ha acelerado tanto que parece que, ya, no va a dejar rastro.
No existen las fotos en cartulina que se guardaban en una caja de zapatos.
La música la hacen las máquinas, y pronto, no habrá libros… ni periódicos.
Se mira sin ver, se escucha sin oír, se desea sin querer, se acaricia sin sentir… y se ama… sin amar.
Puede que el mundo siga acelerado hasta que nadie pueda vivir su locura.
Puede que el tiempo se curve;
que el horizonte se llegue a alcanzar con la mano;
que las montañas azules se tornen grises;
que la mar siempre esté llana;
que el Sol no abrase y la Luna deje de ser de palta…
Pero…
mientras el mundo sea mundo,
y siga girando en la nada,
a las palabras se las seguirá llevando el viento,
y volaran y volaran,
dando vueltas y más vueltas
por todo el universo
con la Respuesta escrita en el Aire