jueves. 18.04.2024

Alma poliédrica

Yo creo que los artistas tiene dos almas: una que configura su personalidad y otra intimísima y milagrosa que nace, vive y muere en su obra.

Dicen que “para ser escritor hay que nacer”
y “para ser poeta hay que nacer dos veces”;
que un poema no es el fuego ni la ceniza,
sino la sombra que deja la mancha del fuego en el aire.

Dicen que entre lo que se piensa y se siente,
y la forma de mostrarlo,
hay un abismo
o un desierto
que solo lo puede salvar la palabra.

Dicen que las rosas han de ser rojas;
que todos los libros deberían ser anónimos;
que la escritura es una deflagración de las entrañas;
que la palabra es la sangre del alma.

Yo creo que los artistas tiene dos almas: una que configura su personalidad y otra intimísima y milagrosa que nace, vive y muere en su obra.

El alma literaria de un poeta es la que infunde vida a su poesía, y esa vida no la puede infundir un alma de estar por casa.

La verdadera creación es única y autónoma, y su fuerza radica en si misma. Ella es la que es; no es un reflejo de su autor, ni su sombra ni la mancha en el aire de esa sombra. Ella y su poder de seducción son un todo fantástico.

Acababa de concluir este texto cuando oí que Pablo Iglesias decía que Podemos tiene dos almas…

El arte, y en especial el arte hecho con la palabra, antecede y marca tendencias. El arte de Pablo Iglesias de acuñar frases y generar mensajes como el de que “no se trata de izquierdas o derechas sino de la inmensa pasta que tienen los de arriba y la poca o ninguna que tienen los de abajo” aglutinó a mucha gente; y lo de “tomar el cielo al asalto” dio marcha, en especial, a los más jóvenes. Pero el tiempo corre vertiginoso y en muchas ocasiones el hábito sí hace al monje. Podemos no tiene menos marketing en el significado del artículo que escribí el otro día; sino, todo lo contario, Podemos tiene una versión mucho más actualizada del Marketing Político que ningún otro partido; una versión que incluye un parámetro de extraordinaria fuerza polivalente: la ambigüedad. Podemos podría y debería aglutinar esas dos almas que dice tener y desdoblar el resultado a un alma poliédrica. Porque los verdaderos artistas tienen dos almas, y los políticos del Tiempo Nuevo que nos toca vivir han de tener miles de almas distintas… pero ninguna negra, roja o azul.

Los tiempos cambian, y es imposible que cambien si no cambian las personas. La mayoría de los cambios positivos son consecuencia de un propósito de mejora. Pero hay otros, con muchísima más fuerza, e inexplicables, que parecen surgir de la nada; cambios que no se saben a dónde nos pueden llevar.

La felicidad es la ausencia del miedo; por eso el mundo es de los valientes; y los valientes no tienen miedo a lo desconocido.

Alma poliédrica