jueves. 28.03.2024

Otra forma de mirar el sindicalismo

A la derecha social, económica y mediática le interesa encerrar a los sindicatos de clase en los centros de trabajo...

Siguiendo el punto de vista de un gran experto en sindicalismo como es Faustino Miguelez (La democracia en los Sindicatos. Gaceta Sindical nº 25), muchos trabajadores cuestionan la representatividad de los Sindicatos porque éstos solo piensan en sus intereses laborales o en el núcleo de trabajadores seguros o, en general, de las grandes empresas.

Por ello, entiende que el sindicalismo no debe encerrarse sólo en las empresas, a través del Comité de Empresa o de las Secciones Sindicales, sino que deben desarrollar mucho más a fondo el sindicalismo territorial.

Este es un viejo debate que se viene produciendo desde hace años en el seno de los Sindicatos (fundamentalmente en CC.OO.), acerca de la organización sindical, a través de los sectores o de los territorios. Mi punto de vista se va a centrar en su representación institucional y/o territorial que me parece  constituye una de las piezas claves en los tiempos que corren, puesto que a través de ella se muestra su capacidad de participación no sólo en las empresa (imprescindible) sino en el conjunto de la Sociedad y en la defensa del Estado de Bienestar.

En cualquier caso, este debate también lo encontramos en el conjunto de la Unión Europea, fundamentalmente en aquellas sociedades más consolidadas social y económicamente y en los que el papel del Sindicato es algo más que una fuerza  que defiende los intereses  de la clase obrera (Ver, a este respecto, el artículo de Pere J. Beneyto sobre “Fortalezas y debilidades del sistema español de representación sindical, publicado en Gaceta Sindical. Reflexión y debate, nº 16)

Su papel enlaza con la fuerza de le da la representatividad en el marco de la participación institucional e incluso en la gestión sindical de recursos públicos y políticas activas de empleo (modelo sindical escandinavo) y en donde el trabajador se puede ver representado como ciudadano que vive, se relaciona socialmente y participa en la economía, la política social, la cultura y el ocio y también, porqué no decirlo, forma parte de esa clase media que, sin ningún tipo de ínfulas pequeño-burguesa, desarrolla sus reivindicaciones sociales y políticas en defensa de una sociedad más justa y equitativa.

Bajo este punto de vista, los Sindicatos en España, aún muy lejos de los modelos nórdicos, fueron ganando terreno en los ámbitos socioeconómicos e institucionales que les permitió desarrollar una labor que no acababa en la negociación colectiva, EREs, despidos, conflictos colectivos,… sino que alcanzaban pactos sociales, foros de encuentro, organismos públicos pluralistas, en los que siempre la base institucional no estaba ni está reñida con la labor de crítica o de búsqueda de avance sociales.

Como puro ejemplo práctico cabe señalar que, solamente en Asturias, los Sindicatos mayoritarios (UGT y CC.OO) participan en unos 76 organismos de carácter público formado por distintos Consejos, Fundaciones, Institutos, Comisiones Ejecutivas, Foros y Sociedades, al margen de las distintas Mesas de Trabajo integradas en estos organismos y sin contar con la participación institucional de los mismos sindicatos en otros ámbitos territoriales (comarcas, concejos, etc…)

Esta labor, desde mi punto de vista, debe seguir desarrollándose, pero de forma institucionalizada, no solamente sujeta a los vaivenes políticos ni mucho menos amparados en la docilidad que supondría la sujeción a la obtención de recursos fáciles, pues la voz del trabajador ha de ir mucho más allá del propio centro de trabajo. Hay que tener en cuenta que este trabajo tiene que tener una compensación pues la participación en estos organismos territorializados implica algo más que la toma de posición ante determinados temas o propuestas, necesita el trabajo de muchos profesionales y técnicos que deben supervisar numerosos documentos y elaboraciones técnicas (labores que en muchos casos la propia UE demanda a los agentes sociales) y que, en cualquier caso, debe de ser compensados económicamente.

Es evidente que se han cometido algunas tropelías bajo este enfoque o partiendo de estas ideas (EREs, formación,…etc) pero no tiene porqué desviarnos del objetivo anteriormente señalado.

A la derecha social, económica y mediática (aunque a veces es todo lo mismo) le interesa encerrar a los sindicatos de clase en los centros de trabajo, en una labor sindical que entendemos es encomiable pero que puede dejar fuera de este campo de acción a una parte muy importante del sistema productivo que son las empresas pequeñas

Y termino, como empecé, tomando una nueva cita de Faustino Miguélez: Hace 40 o 50 años los trabajadores se enfrentaban con sus empresarios y su Estado para dirimir la distribución de la riqueza creada.(…). En el nuevo escenario entran ahora empresas multinacionales, instituciones europeas y mundiales que han internacionalizado el escenario, pero no estén entrando los trabajadores y los ciudadanos de los países. Ese es el paso que falta.

Otra forma de mirar el sindicalismo