viernes. 19.04.2024

Es el momento de forzar el cambio en las políticas europeas con la movilización

Tenemos que conseguir que nuestra movilización sea la protagonista de la próxima campaña electoral europea...

Desde hace más de cinco años, en toda clase de medios de comunicación y difusión, formales o informales, desde los más furibundamente sensacionalistas a los más selectos y concienzudos, el retrato de la transformación de nuestro país y de Europa lleva ocupando un espacio importante en materia de comunicación y análisis en varias ramas del periodismo económico y social. Hemos conseguido amoldar pues nuestros hábitos de consumo informativo a esta nueva realidad producto de la crisis y hemos podido constatar, aunque algunos se esforzarán en ocultar lo evidente, cómo la crisis ha tenido un viraje hacia las espaldas y bolsillos de los más débiles.

Son tantos los cambios que podríamos narrar de estos últimos cinco años que casi coinciden con el retrato de un complot contra nosotros, la clase trabajadora, diana de todas las cargas del Gobierno: subidas de impuestos y suministros básicos (contribución, agua, luz, gas, telefonía, gasóleos,...) establecimiento de tasas y precios públicos por servicios hasta ahora gratuitos (residuos, justicia, transportes, transporte sanitario, servicios escolares, medicamentos excluidos,...), privatizaciones de servicios públicos (sanidad, educación, servicios municipales de todo tipo, …), desaparición de servicios (atención a dependientes, victimas de violencia de género, defensa del consumidor, servicios extraescolares,…), y todo ello acompañado con una destrucción de empleo sin precedentes (26,5 millones de desempleados en Europa, casi equivalente a la suma de la población de Bélgica, Grecia y Portugal) y de un histórico detrimento de los derechos de los trabajadores en pro de las potestades de la patronal, con el fin de la liberalización total del mercado de trabajo, tal y como reza el más puro ideario capitalista: el capitalismo es sabio y se regula solo, no requiere de ninguna regla o ley (hace unos días Rosell apelaba a las “leyes complicadas de entender” para justificar las ilegalidades cometidas por el presidente de la patronal madrileña).

Pero el tiempo del análisis y del retrato de la nueva era ya ha pasado. El cambio se ha instalado en Europa y no tiene visos de revertirse bajo ningún concepto. Al contrario, sólo podemos esperar que quienes promueven este “régimen” pretendan perpetuarlo. En el caso de España, por ejemplo, se espera que para el año próximo se recorten 15.000 millones de € más, sobre el casi inexistente estado del bienestar español. Imposible, insoportable, insostenible, son los adjetivos que se nos ocurren al oír esta noticia, pero si esperamos sentados un poco más veremos cómo el Gobierno se encarga de ejecutar eficazmente el nuevo recorte, un nuevo atentado a nuestra dignidad y a nuestra vida.

Ya basta de lamentos, de describir la realidad, de analizarla. Se acabó la retórica y las palabras. Se abre ahora un escenario en el que las trabajadoras y los trabajadores tenemos que hacer oír nuestra voz a través de la movilización en el conjunto de Europa. Tenemos que conseguir que nuestra movilización sea la protagonista de la próxima campaña electoral europea. Que los políticos y políticas que concurran a las próximas elecciones tengan obligatoriamente que atender a las demandas de la ciudadanía, porque la calle sea un clamor, reclamando lo que nos pertenece, nuestra dignidad, nuestra vida, las políticas sociales que Europa y sus ciudadanos y ciudadanas necesitan en este momento. Nuestra reivindicación tiene que volcarse en las urnas y tiene que poder cambiar el signo político de Europa, de esa CE que hasta ahora ha estado recomendando al BCE y al FMI recetas conservadoras, capitalistas y antisociales. Ahora podemos ganarles el pulso a todos estos líderes trasnochados, adelantados de la banca y el capital a donde regresarán con honores.

Es el momento. El próximo día 3 nos manifestamos al unísono en doce países (Grecia, Hungría, Bélgica, Rumanía, España, Italia, Francia, Reino Unido, Portugal, República Checa, Alemania y Suecia). Debemos valorar la importancia de las convocatorias europeas ya que suponen un ejercicio de unidad y apoyo solidario entre países muy diferentes de Europa que buscan conseguir aunar y reforzar la voz de las clases trabajadoras sobre las instancias de poder europeas. No podemos dejar pasar ni esta ni las sucesivas convocatorias que han de conseguir que protagonicemos con nuestras demandas este momento en que se vota un nuevo parlamento europeo, una gran ocasión para cambiar el paso político de Europa “jubilando” en la práctica a los artífices del actual desastre.

Y quienes representen a las opciones de progreso y de izquierda en Europa que tomen nota de las demandas de la ciudadanía. Porque la izquierda y el progreso no son conceptos inertes destinados a figurar en manuales de biblioteca. El progreso y la izquierda han de ser espacios dinámicos, abiertos, similares a las modernas ideas de gobernanza y transparencia. Ahora la izquierda y el progreso se escriben día a día en la calle, en las demandas de la ciudadanía, como ya lo hicieran en la tan recordada transición española, donde las ideas de libertad y progreso fueron recogidas por los partidos de izquierda de las consignas y lemas coreados por los manifestantes en las calles. El momento se repite, sólo hemos cambiado la dictadura militar por la capitalista: ambas coinciden en anular la dignidad y consumir la vida de las clases trabajadoras.

Tengamos presente que si ya es difícil convocar una movilización nacional, aún más lo es conseguir el consenso para la movilización europea. Por eso ahora más que nunca es necesario este ejercicio de apoyo solidario, coordinado y unívoco. Que las clases trabajadoras de Europa sean una sola voz, pues el problema es uno para todas y todos y reside en la política que emana desde el parlamento europeo. Es posible un plan de inversiones para las personas, para el empleo, que podría crear 11 millones de empleos. Sólo faltan los políticos adecuados, dispuestos a escucharnos. Cambiémoslos. Es el momento, tomemos las calles, tomemos las urnas, seamos los protagonistas de esta campaña. Entre todas y todos podemos.

Es el momento de forzar el cambio en las políticas europeas con la movilización