viernes. 29.03.2024

Invirtiendo en dinamitar el Sistema Público de Formación para el Empleo

Actualmente, en los medios afines a la derecha se libra un encarnizado debate que no sólo está poniendo en cuestión el papel de los sindicatos.

Actualmente, en los medios afines a la derecha se libra un encarnizado debate que no sólo está poniendo en cuestión el papel de los sindicatos. Tiene esta atroz campaña un doble y perverso objetivo: el sistema público establecido para la gestión de la formación para el empleo en España. La frivolidad y ligereza con la que tratan y manipulan un asunto tan esencial para nuestro país actualmente (a pesar de los esfuerzos de Rajoy por disimularlo), con la crisis del empleo más grave de Europa, requiere un ejercicio de divulgación de datos e información que estos medios, junto con el Gobierno, interesadamente callan. Centremos el debate.

La formación para el empleo es una necesidad vital en la situación actual, ya que es la mejor y la única salida para una crisis económica que está requiriendo con urgencia dar respuesta a una demanda creciente de personas desempleadas -cuyo crecimiento no ha conseguido frenar este Gobierno-, que necesitan actualizar o adquirir competencias para las futuras ofertas de trabajo. Es preciso, por tanto, potenciar la mejora permanente del sistema de formación para el empleo, pero desde el ámbito de lo público, que es el único que garantiza la igualdad de oportunidades para todos los españoles. Nuestro actual sistema es una apuesta política e ideológica por la igualdad y el avance de la sociedad en términos de creación de oportunidades para todos y todas.

Es necesario remarcar que en materia de formación para el empleo estamos a niveles muy inferiores a países con tasas de desempleo ínfimas comparadas con la nuestra y para los que, sin embargo, esta cuestión observa una importancia radical. En 2008, los recursos destinados en términos de PIB a los Servicios Públicos de Empleo en Holanda suponían el 0,47%, en el Reino Unido el 0,37%, en Alemania el 0,27%, mientras que en España sólo se destinabael 0,13% del PIB. Seis años después, los recortes habrán reducido ese raquítico 0,13% y ampliado nuestra diferencia con los países de nuestro entorno, así como la tasa de desempleo: el 7% de Holanda frente al 26% de desempleados españoles. 

El gasto en España en políticas activas de empleo (es decir, formación y orientación) por persona que quiere trabajar ascendió a 1740 euros durante el periodo 2005-2009 (en promedio), un 12,5% inferior al de la UE15 y cuatro veces menor que la cuantía invertida por los Países Bajos y Dinamarca. En cuanto a la distribución del gasto dentro de las políticas activas de empleo, la cuantía invertida en formación en España supuso un 24,5% del gasto en el periodo 2005-2009, frente a un 40% en la UE15; mientras que la invertida en reorientación laboral apenas representó un 3,8% frente al 14,1% de la UE15, el 51,9% de Dinamarca y el 63,4% de los Países Bajos.

Es decir, España dedica más de la mitad de los recursos destinados a políticas activas de empleo a incentivar la contratación y el mantenimiento del empleo (bonificaciones de las cuotas a la Seguridad Social a las empresas), mientras que la UE-15 asigna tan sólo una cuarta parte. En Europa ponen el acento en las personas, nosotros lo ponemos en incentivar alas empresas. Enla crisis actualla desventaja en formación de los desempleados españoles es más que notable frente al resto de Europa, siendo paradójicamente el país con mayor tasa de desempleo.

¿Por qué no apuesta el Gobierno por estas políticas públicas? Es muy evidente que cuando algunos hablan de formación para el empleo y de políticas activas de empleo, no están hablando de realizar un esfuerzo para incrementar los recursos públicos del sistema y mejorar su funcionamiento desde el ámbito de lo público. Lo que están es aprovechando la situación para confundir a la opinión pública buscando negocios privados -como ha ocurrido en la sanidad madrileña-. Por eso atacan, mienten en los medios, desprestigian y calumnian en campañas pagadas que luego van a  amortizar céntimo a céntimo.

Resulta sorprendente que -de forma simultánea- tantas voces se hayan alzado en contra de este sistema (incluyendo campañas mediáticas de desprestigio), y cuando esto sucede siempre hay que pensar que no sucede por casualidad. La estrategia es la misma: desprestigio mediático alegando uso indebido (formación) y/o despilfarro (sanidad), desmontaje del sistema y, finalmente, privatización. ¿Será casualidad que el Consejero de Sanidad de Madrid se haya marchado después de la sentencia del Tribunal Supremo paralizando el proceso privatizador de hospitales?

Hablemos claro, lo que necesita el sistema de formación para el empleo en España no es hacer caso a aquéllos que quieren dinamitarlo en base a sus intereses personales. Lo que necesita es emprender acciones de mejora del mismo desde el ámbito de lo público. Porque todos los servicios públicos que se prestan a la ciudadanía son susceptibles de mejora y a eso nos debemos dedicar.

La garantía que los ciudadanos tienen con este sistema de formación para el empleo es que el sistema es público y de todos los españoles. Cuando se pretende trasladar la imagen de que los sindicatos emplean la formación para el beneficio propio, se está mintiendo de forma premeditada. Todos los recursos formativos de las centrales sindicales financiados con dinero público están a disposición de la sociedad. Esta verdad es la que no quieren que nadie oiga. El sistema de la formación para el empleo en España es público y es de todos los españoles, incluyendo materiales, aulas, ordenadores, manuales, etc..., porque las centrales sindicales no se dedican al lucro personal, sino al bien común de la sociedad y del país.

Esta es la gran diferencia: si se financia a un sindicato para impartir formación el efecto permanece y está a disposición de todos y, principalmente, de los desempleados que son los que más lo necesitan. Si queremos crear un nuevo proyecto y necesitamos un sitio donde desarrollarlo podremos usar nuestras aulas, porque son de todos. En cambio, el dinero público para el rescate de la banca jamás volverá a estar a disposición de todos, pasó definitivamente a bolsillos privados. Y sin explicaciones ni campañas, ahí los medios afines a la derecha callan.

Resulta intolerable que las centrales sindicales tengamos que estar más pendientes de defendernos de campañas políticas de desprestigio que de estar estudiando qué hacen otros países en materia de formación para el empleo para poder desarrollarlo nosotros. Que no nos confunda ninguna campaña, desde UGT Andalucía tenemos claro cómo queremos luchar por el futuro. Por eso vamos a impulsar el diálogo y el consenso social con todos los agentes implicados, manteniendo espacios abiertos que se dediquen a pensar en nuevos y mejores mecanismos de gestión de la formación, en nuevas ideas, en nuevos proyectos, con espíritu constructivo y de mejora, porque son infinitas las cosas que tenemos pendientes de hacer en una sociedad tan castigada por el desempleo. Aunque Rajoy y el Partido Popular lo olviden, el desempleo es la gran fractura de nuestra sociedad. Lucharemos.

Invirtiendo en dinamitar el Sistema Público de Formación para el Empleo