jueves. 18.04.2024

Andalucía. Podemos en la encrucijada

El resultado electoral en Andalucía exige, por coherencia democrática, que Susana Diaz pueda gobernar, aunque sea en minoría.

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El resultado electoral en Andalucía exige, por coherencia democrática, que Susana Diaz pueda gobernar, aunque sea en minoría

El proceso de investidura en Andalucía, con Susana Diaz como única candidata posible, supone la primera prueba de capacidad política y sagacidad táctica para Podemos. Y los primeros pasos no parecen ser muy halagüeños. Sin tener en consideración, por inevitables en una formación de poca vida, cogida a trasmano, los primeros desacuerdos entre miembros de la dirección central y la candidata autonómica, lo más importante es valorar como afrontar el primer desafío práctico, como es el de la investidura de la nueva Presidenta de La Junta. Dar respuestas concretas a problemas concretos es el arte de la política. La naturaleza de la respuesta pasa por la comprensión del problema y su valoración, lo que es imposible, salvo aciertos azarosos, sin una estrategia. O, lo que es lo mismo, sin un modelo de sociedad, cosa que o no tiene o no explica Podemos, más allá de vagas referencias a la socialdemocracia escandinava… que es lo que dice pretender el PSOE renovado de Pedro Sánchez.

En este caso, la solución política concreta a un problema político concreto, consiste en posibilitar o impedir la investidura de Susana Díaz. Dilema que puede convertirse en “el ser o no ser” de Podemos, como en Italia ha ocurrido con 5 Stelle. Bien está que se pongan condiciones para la abstención, única postura coherente con un formación que descalifica a los partidos del Régimen del 78, pero convertirlas en líneas rojas puede provocar resultados contrarios a lo que se busca con ese "o lo tomas o lo dejas", parecido a su pretensión de jugar al "todo o nada". Una actitud más propia de neófitos en política que de dirigentes que se proponen, ¡nada menos! que un cambio profundo en nuestro país. La actitud de Ciudadanos y su famoso “Decálogo contra la corrupción” es más consecuente con su carácter de centro-derecha liberal, al que unas nuevas elecciones podrían beneficiarles en su pugna por absorber definitivamente a UPyD y robar votantes a derecha e izquierda.

Parece de una gran inocencia, por decirlo amablemente, suponer que las “Tres Demandas”, por otra parte asumibles por el PSOE aun que sea con la boca pequeña, pensar que pueden ser aceptadas por los socialistas andaluces si se plantean bajo la forma de ultimátum (líneas rojas) Parece evidente que el PSOE no puede aceptar ningún ultimátum de Podemos sin suicidarse políticamente. ¿Es tan difícil comprender? El PSOE no puede aparecer ante su electorado, y menos ante la sociedad andaluza, como un partido que se pliega al chantaje del tercer partido más votado, por mucho que esas propuestas sean no solo razonables, sino provechosas para en la salud democrática y el fortalecimiento del propio PSOE. Claro que puede entenderse como un movimiento de desgaste de los socialistas en la pugna por sustituirles como alternativa frente al PP. También, o al mismo tiempo, en la necesidad de ofrecer a los votantes de Podemos una compensación por la insuficiente utilidad de su voto desde la perspectiva del famoso "salimos a ganar". Si es así, la propuesta puede volverse, como un bumerán, contra Podemos, al aparecer ante la opinión pública como un partido irresponsable, lo que sin duda tendría una repercusión negativa en las próximas elecciones de carácter nacional.

Un planteamiento serio es, como al parecer proponía una parte de la dirección de Podemos, negociar con inteligencia y flexibilidad el mayor número posible de reivindicaciones populares y de izquierdas, teniendo en cuenta la correlación de fuerzas electoral. Y convertir la investidura en una manifestación sensata y útil de influencia política de Podemos. No entiendo por qué tienen que ser "Tres Demandas", y no un catálogo amplio y abierto que incida en la raíz de los problemas, salvo que se quiera facilitar su aprobación, ya que, efectivamente, son propuestas perfectamente asumibles por "sentido común" lastimoso latiguillo habitual en Podemos. Como si ese manido "sentido común" no fuera más que una frase hecha, ya que, o es el menos común de los sentidos, o es una clara manifestación de cultura precientifica (el sentido común nos dice que del sol gira en torno a la tierra), como la mayoría de los remedios de la abuela.

Así las cosas, ante Podemos se abren dos posibilidades (lo que puede repetirse en futuras elecciones) o finalmente tiene que transigir en su ultimátum, admitiendo alguna concesión para lavar la cara; o provocar unas nuevas elecciones en Andalucía, lo que sería un desastre político sin paliativos.

El resultado electoral en Andalucía exige, por coherencia democrática, que Susana Diaz pueda gobernar, aunque sea en minoría. Si, pero con el aliento en su nuca de una oposición popular y de izquierdas, constituida por Podemos e IU. Tras las elecciones comienza el curso político. Los problemas de crisis económica, desigualdad, paro, recortes, bajos salarios, precariedad y corrupción siguen ahí. Lo que no pudo ser antes de las elecciones por el afán de acaparar todo el voto de cambio, debe ser posible tras ellas. Podemos e IU de Andalucía deben crear un programa conjunto de oposición y movilización, primer paso para la inevitable unidad orgánica, que tarde o temprano, mejor lo primero que lo segundo, tiene que llegar. Eso sí, una vez que Podemos reconozca, y se reconozca ,como una opción de izquierdas ilusionante y renovadora.

No se si tal cosa llegará a ocurrir. Pero tal vez pueda propiciar una salida airosa a la situación en la que se ha enredado Podemos, si el PSOE adopta una actitud más contundente con las responsabilidades políticas en el caso de los ERE. Y sin esperar al pronunciamiento jurídico. La decisiones políticas se dirimen en el ámbito de la política. Si, como dice José Antonio Griñán, “no ha habido un gran plan pero si un gran fraude" la responsabilidad política es ineludible. Una actitud política consecuente le debería llevar a dimitir, lo mismo que a Manuel Chaves. Es difícil entender, salvo egos sobredimensionados, qué se lo impide, una vez demostrado que su honradez personal está fuera de duda, y su carrera política ha quedado truncada. Si no son imputados, seguirían siendo una carga para su partido, al que harían un servicio final dimitiendo voluntariamente, mejor en una rueda de prensa conjunta.

A un mes y pico de las elecciones municipales y autonómicas, Andalucía marca la frontera entre la política con mayúsculas y la mezquindad política. Para todos.

Andalucía. Podemos en la encrucijada