viernes. 19.04.2024

Sean Penn y la conquista del Perú

A 4000 metros de altitud y bajo los efectos del mate de coca uno no está para fuertes emociones.

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A 4000 metros de altitud y bajo los efectos del mate de coca uno no está para fuertes emociones. Pero un guía peruano entusiasmado con conocimientos de historia hispana nos desveló que la iglesia edificada sobre el antiguo templo inca en su Valle Sagrado y dedicada a la Virgen de la Almudena no era tal y ocultaba un secreto: Un cuadro del barroco andino que preside el recinto lo evidenciaba. En el aparece el Niño Dios portando en sus manos una sierra. Y los dos ángeles andinos que lo flanqueaban tenían otras y revoloteaban sobre las montañas de los Andes a las que metafóricamente aserraban. Se trata pues -nos dijo- del monte serrado (en catalán Mont Serrat)  y esa simbología demostraba que el auténtico nombre de la virgen era la de Montserrat y no la Almudena (que inexplicablemente no era pequeña, ni era negra, ni estaba aislada del conjunto como la genuina). Todo eso se debía según nuestro guía a que el gobernador de esas tierras era un catalán de allá por los siglos XV y XVI debía ocultar sus pasiones virginales, ya que las disposiciones de corona española en la conquista del Perú se hicieron en favor de los "señores castellanos y prohibía manifestaciones de este tipo a catalanes, vascos y gallegos". Literal.

Pregunté a nuestro narrador de dónde sacaba tales deducciones. Un poco embarazado me espetó que de las Capitulaciones de la Corona Española en la conquista del Perú de 1529 concedida por el emperador Carlos I. Aún embobado como estaba por los efectos de la altura comprendí que se estaba refiriendo a la exclusiva de la explotación de las riquezas y territorios otorgada a los conquistadores españoles del Perú por la familia imperial de los Austrias ¡Cuya Virgen de advocación era precisamente la Moreneta! Ya que estas capitulaciones fueron posiblemente una de las primeras formas de concesión privada de un territorio de conquista, pasarían casi doscientos  años  (1715) hasta que los nobles catalanes, defendiendo aquella familia imperial, perdieran sus derechos territoriales, junto a madrileños y otros pueblos de la península que les acompañaban en esa guerra civil dinástica, frente a un rey que procedente de Francia implantó a sangre y fuego una nueva dinastía. La Borbónica. Era nuestro bien conocido Felipe V. Que por cierto (este sí) conspiró contra el culto a la Virgen de Monserrat por la devoción que los Austrias le tenían. Patrona de la España Imperial Castellano Aragonesa era por aquellas fechas. Vaya hombre que contrariedad para nuestro guía y sus posibles "informantes". ¿turistas tal vez?

No repuesto todavía del soponcio histórico artístico en el que andaba sumido, y ya a una altura más adecuada para razonar, abrí mi iPad para ver en el recogimiento de mi hotel como andaban los acontecimientos de mi España cañí y recibí otro impacto emocional. Una noticia se había hecho viral por las declaraciones de mi bien amado Sean Penn que según contaban había incendiado las redes sociales al afirmar que el "no había trabajado en España sino en Catalunya". Comprobé que, en efecto, en los comentarios "ad hoc" alguien andaba calenturiento porque lo primero que leí en catalán (uno lo lee en la clandestinidad) era algo referente a la "reacción de la caverna de Madrit" a las declaraciones de este gran actor y activista social; hijo de otro represaliado brutalmente por el Comité de Actividades Antiamericanas en plena guerra fría. Y, tras comprobar que todo lo que me estaba sucediendo este inefable día no era producto de alucinaciones, me dio por cavilar sobre estas cosas del querer histórico y lo difícil que esta el razonar con tanto guía y tanto turista histórico suelto (incluido Mr. Penn)

Y uno en sus cavilaciones ignorantes del devenir de los pueblos, emergentes y subyacentes, piensa que de hecho es posible que Don Sean tampoco trabajara en Catalunya sino en el Reyno de Aragón, ese que junto al de Navarra y Castilla, bien acompañados de aguerridas tribus norteñas, cántabras, asturconas y vascas, le conquistaron el territorio a unos cuantos musulmanes que llevaban la escasa temporada de ocho siglos, también de turismo o trabajo,  por la península ibérica. Gracias a esa acción conjunta Aragonesa-Catellana (o viceversa) fueron justamente expulsados junto a los judíos sefarditas, que también pululaban como doce siglos de parranda por allí. En esas elucubraciones andaba yo cuando me da por pensar en la forma tan rara de inventarse España y darle el colorido a su bandera actual, para luego auto invadirse y ahora independizarse, de aquella manera, para que el Sr. Penn no esté. Tampoco debe vivir trabajar o estar este ciudadano americano en USA sino en territorio Cupaca, Kiliwua, Kumiai o Paipai. ¿Porque, este ser humano nació en un sitio que ahora se llama  California, no? Por cierto un lugar ocupado por los conquistadores españoles que, con una papela igualita que los adelantados del Perú, apartaron, "sin acritud", ni violencia, solo un poquito, a esas tribus "paseantes", para dejar amablemente sitio a los numerosos emigrantes que vinieron después a fin de ocupar tanto espacio sobrante, incluidos los abuelos rusos de Sean Penn. El caso es que ya no sabe uno no de donde viene y a veces ni a donde va, ni por supuesto donde trabaja. Serán cosas del mal de altura. Supongo.

Sean Penn y la conquista del Perú