viernes. 29.03.2024

¡Nacional populistas de todos los países. Marchaos!

Un nuevo fantasma ha recorrido el mundo; es el fantasma del nacional populismo.

Ni Donald Trump, ni Bolsonaro, ni Boris Johnson, ni Salvini, ni Abascal ni Puigdemont, han practicado o practican otra cosa que violentar las instituciones democráticas para alcanzar el poder  a costa de dividir a sus compatriotas. Pero ningún líder gobernante u opositor cuya seña de identidad sea el poder personal o territorial ha podido consolidarlo en la historia. La humanidad ya ha pasado por esto varias veces; las más de ellas con saldos de millones de muertos, extrañados, desaparecidos o despojados en sus propios países de la propia nacionalidad. Porque todos los nacional populistas tienen un elemento común denominador de sus proclamas y mandatos: Utilizan o pretenden utilizar y la libertad y la legalidad democrática para vulnerarla, limitarla y manipularla. Dividen más que unen. Son el problema sin ninguna solución.

Hasta ahora, más que un divorcio de las derechas españolas en lo que estamos es en una especie de “relación abierta” no confesada, un fraude político y una nueva tremenda impostura

La derrota por el pueblo americano del norte a Donald Trump y a su maquinaria electoral es una buena noticia para el planeta y señala el camino de salida para los aventureros de esta tendencia universal. Tiene lecciones para el mundo pero también para España. El presidente del PP, Pablo Casado, declaraba recientemente algo así como que en nuestro país no existía un equivalente al Partido Demócrata Americano y que el PSOE no lo era. Tal vez tenga razón. Pero lo que sí que existe en España es el equivalente al Partido Republicano de Donald Trump, que resulta ser exactamente la fuerza política populista y heredera de una dictadura que le permite gobernar en cuatro comunidades autónomas (Madrid, Andalucía, Castilla y León, Murcia, además del Ayuntamiento Madrileño entre otras ciudades) en las que ni ganó las elecciones  ni siquiera fue la primera fuerza democráticamente electa en la mayoría de ellas.

Hasta ahora, más que un divorcio de las derechas españolas en lo que estamos es en una especie de “relación abierta” no confesada, un fraude político y una nueva tremenda impostura: resulta que ante el slogan reaccionario cultivado por los conservadores del “todos son iguales” para deslegitimar socialmente a la izquierda, los únicos que “no son iguales” son los que gobiernan juntos en los lugares donde ninguno de los partidos de esas derechas obtuvo siquiera la mayoría en las últimas elecciones

Del anterior poderío institucional del centro-derecha español solo le quedaría pues Galicia como territorio en el que presumir, al menos formalmente, de independencia del pasado franquista y presente de ultra derechismo sectario y hoy organizado políticamente  en VOX. De manera que o el PP enmienda el camino de apoyo al nacional populismo español de una manera verificable en los hechos o quedará atrapado en una dinámica perversa que le alejará aun más del centro político. Y un partido de derecha verdaderamente democrática es la asignatura pendiente de los conservadores españoles, pero también es imprescindible para la estabilidad política y social de España.

Entre los legados chinos a la cultura universal está el Yijing (El libro clásico de los cambios), un tratado del siglo IX (a.C.) sobre la interpretación de conceptos que se utilizaba por la dinastía Zhou como método de adivinación e interpretación de los acontecimientos históricos y sociales para tomar sus decisiones estratégicas de poder. En él  se indica la importancia del “Centro” como situación ideal para ciertas decisiones de gobierno y de los conflictos militares o políticos. También (en su exagrama 12) concluye que el “Bloqueo” es causado por infames, no es el momento propicio para que el noble acuda al oráculo. Se va lo grande y llega lo vulgar.

La auténtica disyuntiva para los conservadores españoles es por tanto decidir en qué lugar del marco ideológico, cultural y social quieren estar

Parece que el tema viene de bastante lejos y de casi 30 siglos para los que lo descubren novedades cada rato. Pero de unos diez siglos posteriores procede la máxima cristiana “por sus actos les conoceréis”, cuyo origen divino nos debería alejar de la duda sobre su certeza, incluso a los no creyentes. Pura vinculación de las palabras a los hechos que desbarata las imposturas de la ficción parlamentaria y mediática. Tan difícil en la política y en todo.

De manera que uno tras una mañana de buenas intenciones democráticas no puede volver por la tarde al hogar familiar de los gobiernos autonómicos o municipales como si nada sucediese. Haciendo las mismas políticas. Profiriendo los mismos insultos y desafíos. Incumpliendo todas las normas de convivencia política. Vulnerando mediante fraudes de interpretación de las leyes las lealtades institucionales debidas con el estado y con la ciudadanía como es el caso de la Comunidad de Madrid. En las palabras y en los hechos ¿Que parte nos hemos perdido los españoles sobre el  viaje a ningún lugar político reconocible de lo dicho por el presidente del Partido Popular hace unas semanas?

La auténtica disyuntiva para los conservadores españoles es por tanto decidir en qué lugar del marco ideológico, cultural y social quieren estar. El mundo y España han cambiado lo suficiente como para que la estrategia aznarísta de crispación, de rupturas institucionales y del “váyase Sr González” vaya a dar suficientes rendimientos hoy.

Encomendarse a la crisis provocada por una pandemia para alcanzar el poder será suicida para el PP si continúa por ese camino ademocrático. La división en la derecha que tanto acongoja al presidente de la fundación que la ha creado y fomentado solo puede resolverse con un nuevo proyecto democrático conservador en el que la raíces nacional populistas del siglo XX desaparezcan por completo.  Una nueva nación española necesita de otros proyectos modernizadores en la derecha, aunque también en la izquierda. Y los que tienen que desaparecer definitivamente de España y del mundo son esos fantasmas perversos que alteran el equilibrio de los países y la convivencia universal. Ellos tienen la demagogia y la violencia social.  Nosotros solo tenemos el voto y la palabra. ¡Marchaos!

¡Nacional populistas de todos los países. Marchaos!