jueves. 28.03.2024

D´hont y la aritmética política. ¡Qué cosas tiene la ciencia!

Es una falacia el concepto del gobierno de la lista más votada si no se somete al principio de la doble vuelta electoral para evitar el mercadeo de posiciones de poder.

Hace unos años un conocido catedrático de Psicología de la UAM me regaló una frase de un colega suyo de gran prestigio mundial (no recuerdo el nombre)  que tengo bien presente en el repertorio de mi escasos conocimientos básicos de casi todo. "Los especialistas -me dijo- mueren de la misma forma que la enfermedad mortal de los conejos. A ambos les crece mucho la cabeza y ambos mueren ciegos".  Lo anterior  no supone alusión personal alguna,  puesto que tras demasiados años de vida intensa y abundantes  "ex" (que todavía algunos me recuerdan no sé bien conque intención), he llegado a aborrecer profundamente la crítica "ad hominem" como parte del argumentario para debatir con alguien con el que no estoy de acuerdo.

De manera que como sigo con frecuencia los acertados análisis del prestigioso arquitecto y urbanista Jesús Gago pinché en su último trabajo creyendo que iba a ser una continuidad de sus estupendos análisis electorales. (magnífico por cierto el que hizo sobre la cocina demoscópica preelectoral anticipándose al resultado de Madrid municipio). Me encontré sin embargo con un conjunto de opiniones políticas tan legítimas como desde mi punto de vista equivocadas. Pero eso no da ocasión para que escriba sobre ello, sino sobre lo que entiendo que subyace en  otros muchos especialistas que nos bombardean desde la demoscopia trazando una línea confusa e interesada entre la ciencia, la aritmética y la opinión. Especie por la cual el que tiene la razón "científica", como suerte de verdad revelada, expulsa del paraíso terrenal de lo opinable a todo aquel "parvenue" que, como yo, comete supuestamente un desliz contra la aritmética electoral y a partir de ahí se produce tal espanto académico que "no hay análisis político que valga".

Pero resulta que si alguien se toma la molestia de leer lo que escribí al respecto en ¡Que vienen los comunistas! la referencia a la regla D´hont era completamente tangencial y casi ajena al fondo de la cuestión de lo que planteé entonces y no voy repetir ahora, más allá de lo esencial:  Que es una falacia el concepto del gobierno de la lista más votada si no se somete al principio de la doble vuelta electoral para evitar el mercadeo de posiciones de poder ajena al voto directo y popular, tras unos resultados electorales que con D´hont o sin él no arrojan suficiente mayoría estable de gobierno (por cierto que la doble vuelta en los países donde se aplica no excluyen la regla D´hont). Y que el sistema de acceso a los cargos ejecutivos del poder local, autonómico y del estado se eligen de forma indirecta, lo que conlleva, entre otros problemas, a una confusión total entre los poderes ejecutivos y legislativos en España. Es una opinión política, no aritmética, por supuesto, pero en democracia tanto las opiniones de letras  como las de ciencias valen exactamente  lo mismo en las urnas y en la vida política.

Hay otra cuestión sobre la que no creo haber dicho una sola palabra -nunca- y es sobre IU. Organización que me merece tanto respeto como ausencia de interés actual sobre su pasado, presente o futuro más allá de que su innegable historia de lucha política y democrática es obligado reconocer. Hay "ex" de muchos tipos y al menos el mío es el de estar orgulloso de haber formado parte en el pasado siglo de una organización política que tiene en su mochila ese bagaje de actividad incansable en la construcción de la democracia española. Al margen de ello, atribuir los malos resultados electorales de IU en Madrid  a un problema de "atractivo electoral" de "su" o "sus" candidatos,  si que tiene tela, después del Tsunami  variado y con sucesivas réplicas que ha sufrido esa organización. Tampoco es cosa de ningunear a los poetas de los partidos clásicos porque en los emergentes tampoco escasean. Y tiempo habrá de valorar la lírica política actual y sus resultados. En todo caso coincidencia plena con el Sr. Gago en una cosa: De nada de lo sucedido en IU, D´hont tiene culpa alguna.

Hay también con un tema que me parece relevante. ¿Que no hay riesgo de transfuguismo?  ¿ Que  ni es ni va a ser letal con el actual sistema electoral? Bueno, pues encantado. Pero hay hipotecas políticas de vencimiento a corto y otras a medio plazo. Ya veremos lo que pasa más adelante. De momento ya se apuntan maneras (muy viejas) en todos los frentes. Uno mantiene la esperanza porque a lo mejor existe una regla aritmética que impide excesos y yo no me he enterado; al igual que varios millones de párvulos adolescentes y adultos que no tienen conocimientos en Educación para la Ciudadanía y desconocen  por completo el sistema de Don Víctor D´hont y sus consecuencias políticas. Les conmino a los que esto lean  a que hagan una encuesta de urgencia entre solo diez personas de diferente edad, formación y opinión política de su entorno sobre el temita en cuestión y verán que pasa. Ciertos reflejos de ilustrado despotismo sobran.

 De manera que esos y otros temas es sobre lo que escribí y opiné con "profusión", no de aplicaciones científicas de aritmética electoral para las que no estoy preparado, ni son mi principal interés.  Me importa, por cierto, un carajo la vela el nominalismo de los partícipes históricos o contemporáneos de ciertas organizaciones (perdón, de todas) que a veces ocupan demasiados análisis en estas páginas, y en otras, siendo muchos de ellos ajenos al debate social,  al ideológico y, desde luego al político. Son solo, es mi opinión, vergüenzas  espúreas propias del ejercicio del poder y valen igual tanto para eso como para las broncas en una comunidad de propietarios,  de un club de fútbol, o en una empresa.  Y ya para acabar, incorporo un twiter reciente  de los inefables Faemino y Cansado denominado "Sabiduría Talaverana", en el que se reproducían unos azulejos allá fabricados y que rezan así: "Solo soy responsable de lo que digo, no de lo que entiendes" . Menos aún de lo que interpretas, añado yo.  Pues eso.

D´hont y la aritmética política. ¡Qué cosas tiene la ciencia!