viernes. 29.03.2024

Toca aplaudir

aplausos 2

Hace pocas tardes, en mi barrio -Chamberí/Madrid- comencé a oír una cacerolada. Un grupo de vecinos y vecinas habían acudido a la llamada de la convocatoria que ha hecho una asociación civil denominada “Salvemos España”.

En su manifiesto de creación esta asociación afirma, entre otras cosas, que el gobierno es legal pero no legítimo, y que estamos viviendo en estos momentos un golpe de Estado encubierto. No es difícil encontrar en sus argumentaciones algunas perlas a las que nos tienen acostumbrados algunos políticos (y políticas) de derechas y de extrema derecha en los últimos tiempos. Veamos algunos ejemplos de esta similitud en términos y contenido, de gobierno ilegítimo y golpe de Estado.

Cuando democráticamente prosperó en el Congreso la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a la presidencia del gobierno, la Vicesecretaria de Estudios y Programas del PP Andrea Levy -hoy concejala en el Ayuntamiento de Madrid- consideró que el gobierno que de ella nacía era ilegítimo. La aportación al respecto de Santiago Abascal fue: “Sánchez quiere presidir un gobierno ilegítimo presidido por comunistas, amigos de narcos, un gobierno que cuenta con el beneplácito de ETA…”. Ahí es nada…y respecto a golpe de Estado, hace unos pocos días, un general de la Guardia Civil reconoció un error al indicar que estaban trabajando para minimizar o controlar los bulos que afectaban al gobierno. Santiago Abascal indicó por Twitter que esto es de hecho, “…el inicio de un golpe de Estado.” “Alarma Democrática”, señaló Cayetana Alvarez de Toledo. Ya Pablo Casado había llamado hacía un tiempo felón y traidor al presidente del Gobierno, colocando a España en situación sólo comparable al 23F. Otra vez el golpe de Estado.

Llevamos dos años en los que la derecha y la ultraderecha están insistiendo machaconamente en dos puntos: gobierno ilegítimo y golpe de Estado

O sea, llevamos dos años -sin necesidad que interviniera el coronavirus- en los que la derecha y la ultraderecha están insistiendo machaconamente en dos puntos: gobierno ilegítimo y golpe de Estado.  

Hay sobradas muestras a lo largo de la historia sobre cómo algunos poderes políticos han jugado a dividir al pueblo, especialmente en los momentos más duros -críticos- con el único fin de obtener réditos y beneficios, no para rescatar a la nación que decían amenazada.

En la Francia ocupada, los ciudadanos que delataban a sus compatriotas, además de quedarse con las casas, empresas o pertenencias de los delatados, lo que conseguían es que los nazis se frotasen las manos por el enfrentamiento entre compatriotas. Mi desconcierto -a día de hoy- está en saber quién podría frotarse las manos por la desunión.

La división interna, como arma política, es una tradición que viene de lejos. Crear una realidad paralela ha costado a muchos su carrera política -y su vida-, como le ocurrió al Senador Lucio Sergio Catilina en Roma. Gracias a un bulo bien tejido, muchos romanos creyeron que Catilina quería quemar Roma. Nunca fue así, pero la percepción política de las cosas, su manejo, es un arma que se desarrolla en nuestros días vía redes, medios de comunicación afines -que se presten a ello-, etc.

Por tanto, si sumamos una estrategia machacona (con mentiras solemnes, como poder ilegítimo y golpe de Estado), sumado a un aprovechamiento de la situación de crisis y bien acogido por medios afines, tiene el resultado, por ejemplo, de la cacerolada. Todo esto está manejado y orquestado…pero cuenta con quien sale a celebrar, cacerola en mano, la situación.

Habría que aclarar a quienes se suman de manera entusiasta a esta algarabía populista, que lo que están alentando es un cambio de gobierno por caminos abiertamente no democráticos. Si la tesis de la cual parte este colectivo, es que el gobierno es ilegítimo y que estamos viviendo un golpe de Estado; si la tesis del PP (de Pablo Casado) y de Vox, también es esta… ¿a qué estamos asistiendo?, prefiero no seguir por este camino. Veamos mejor, cómo procede actuar, cuando no se está de acuerdo, pero se actúa de manera leal con el Estado (al que dices defender).

El procedimiento democrático, es bien distinto. En el caso de pensar que el gobierno lo está haciendo rematadamente mal, tan mal que pone en peligro las instituciones y la credibilidad internacional de España (algo parecido a lo que hacen Trump o Bolsonaro -que precisamente son los líderes en los que se miran Casado y Abascal-), lo que debería hacer el PP es convocar una rueda de conversaciones con los demás partidos del arco parlamentario y, como la situación -supuestamente-, será compartida por la mayoría se realizaría una moción de censura y Pablo Casado sería el Presidente -legal y legítimo-. Por otro lado, si la situación es grave, pero soportable, lo lógico es presentar propuestas alternativas a lo que está haciendo (se supone que mal) el actual gobierno, indicando qué se hubiera hecho en su lugar y hacer una presentación de alternativas de manera propositiva. El PP debería realzar su condición de primer partido de la oposición y en las siguientes elecciones generales, el pueblo español tendría la oportunidad de dar su voto a quien se ha comportado de una manera leal con el gobierno -que lo es fruto de las últimas elecciones generales- y habría demostrado eficacia ante la ciudadanía. En resumen, hay dos caminos, el parlamento (moción) o elecciones, ambas fruto de la soberanía popular.

No me imagino que lo que estén pidiendo el PP y Vox -en medio de una crisis inédita como esta y después de 4 elecciones consecutivas-, sea pedir que el gobierno renuncie y vayamos a nuevas elecciones. En todo caso lo que deberían hacer, es aclararlo. Como mucho me temo que no lo harán “de oficio” sino a instancia de parte, habrá que preguntarles ¿nuevas elecciones o una moción de censura?, estoy muy interesado en conocer su respuesta.

Como decía antes, en política el mundo de las percepciones es muy importante. Y yo percibo que la derecha y la extrema derecha no quieren ni elecciones ni pretenden una moción de censura…y esta percepción empieza a preocuparme. Si no quieren una salida democrática… ¿qué están buscando?

Termino este artículo con más tranquilidad. Son casi las 20:00 horas…saldré a aplaudir a nuestros sanitarios que con valentía y entrega hacen que nos sintamos orgullosos de nuestra sanidad. Que alguien pida no aplaudirlos, es ya el colmo del absurdo…y ¡cómo me recuerda esta petición a la Francia colaboracionista de Pétain!

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