viernes. 29.03.2024

No es un buen momento…o sí

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Noelia Posse en el acto de proclamación como alcaldesa de Móstoles.

Desde que milito en el Partido Socialista, ya van unos cuantos años, hay una frase que se repite de manera recurrente, especialmente en los momentos en que interesa o deja de interesar a los aparatos (y cuando digo aparatos me refiero desde el nivel más local de las agrupaciones al más amplio espectro) del partido: “ahora no es el momento…”.

Esta frase, lamentablemente, se ha ido carcomiendo al partido –y cuando hablo de partido hago referencia explícita a Madrid-. Nos hemos creído tanto esta frase, que en cuanto alguien propone cambios, nuevas actitudes o simplemente habla (cosa que parece lógica siendo un partido político, es decir, un espacio para las ideas, y no una secta, es decir, un espacio para los dogmas), aparece una voz interna que te sugiere que éste no es el momento apropiado (suele venir acompañado de un “hay que esperar a ver qué pasa” –cuando hace referencia a un hecho que va a acontecer en breve; o peor aún, a la lealtad –muy manida y peor entendida en este ámbito-).

Y así, cuando se presentan oportunidades de cambio interno, sea porque sale a la luz pública una actuación negligente o ante cambios sociales que el partido tarda mucho tiempo en adoptar y se visibilizan en un momento determinado, es cuando se intenta frenar por todos los medios el que se haga efectivo ese cambio. ¿Por qué ocurre esto?, la verdad es que esto está muy estudiado en las instituciones y no obedece a otra razón, que el vértigo al cambio (la resistencia al cambio), pues todo cambio conlleva una estructura nueva que sustituye, por lógica, a la que había.

El caso que estamos viviendo con la polémica de Móstoles es un buen ejemplo. El comportamiento de la compañera Alcaldesa de la segunda ciudad más poblada de la Comunidad de Madrid quien ha hecho un gran trabajo interno para alcanzar la posición adecuada, siguiendo los dictados del partido –ella no ha hecho más que hacer lo que ha aprendido internamente- convirtiéndose en alcaldesa. Ha llegado a lo máximo de sus aspiraciones políticas, cumpliendo el dictado de lo que el partido le ha enseñado, desde juventudes socialistas.

El partido en Madrid no se ha renovado ni se ha regenerado lo suficiente como para advertir que estas formas ya no se usan, no son las que la ciudadanía espera de un partido como el PSOE

Pero es evidente que el partido, en Madrid, no se ha renovado ni se ha regenerado lo suficiente como para advertir que estas formas ya no se usan, no son las que la ciudadanía espera de un partido como el PSOE. En especial a la hora de resolver situaciones de crisis como las que se están dando, en las que lo último que se espera de nosotros es tibieza, burocracia y medias tintas.

El rechazo popular -bastante obvio cuando hasta los socios de gobierno han decidido dejar de serlo- supone ahora una oportunidad para el PSOE-M, ya que nos indica que la ciudadanía ha elevado el listón de la exigencia ética, estética y de regeneración. Es, por tanto, el mejor momento para generar un debate transparente y cambiar, formas y contenidos.

Pero he aquí el problema, pues la voz interna aparece con fuerza y nos dice “ahora no es el momento…” por diferentes motivos: hay elecciones y no podemos levantar esta liebre, o peor aún, es que hay muchos/as más que hacen lo mismo –siguiendo el dictado del partido-, etc…-

Sin embargo, insisto, es aquí donde yo quisiera hacer resaltar que estamos ante una gran oportunidad, pues la demanda ciudadana de cambio, regeneración y credibilidad la tenemos aquí y ahora (no después de las elecciones), empezando por Móstoles.

En efecto, creo que el partido debe actuar con contundencia –utilizando todos los medios a su alcance- para generar un debate interno y solventar de una vez y en forma clara y transparente, este problema. El que haya elecciones a la vuelta de la esquina, es una oportunidad para no dejar una sola duda (a nuestros votantes).

Hay quien se escuda en que puede haber otros compañeros y compañeras que hayan trabajado de la misma manera o cometido errores similares, en base a una inercia "rancia" (pero inercia al fin y al cabo). Precisamente este es el mejor momento para hacer ver a toda la organización que estas formas antiguas, de un pasado que no volverá, han llegado a su fin y que la adaptación al cambio es precisamente acabar con la colocación de afines (creando clientelismo) y, en todo caso, que se acabó el enchufismo…la ciudadanía no lo entiende y muchos militantes –entre los que me cuento- venimos hace tiempo luchando contra este tipo de prácticas.

El problema es que esto no es tan sencillo, no es un "aquí lo digo y aquí lo hago"…pues supone reconocer que uno mismo ha estado haciendo de esta forma de entender el poder político (incluyo poder en este punto) una estrategia de supervivencia. Y he aquí el primer gran cambio, ya no es aceptable (afortunadamente) la concepción eterna del cargo público. La política no debe ser una profesión en la que perpetuarse. Sin embargo, si quien debe liderar o apoyar este nuevo paradigma cuenta con 4 o 5 legislaturas (¡los/las tenemos con 7 u 8!), será francamente difícil.

Pero nadie me dijo que esto iba a ser fácil…y quienes venimos con ánimo, y ganas, a partir del ejemplo de nuestro Secretario General, el Presidente Pedro Sánchez y del cambio generado en el 39º Congreso Federal, estamos por la labor. Y empezaremos con esta oportunidad que se nos ha presentado, proponiendo cambios y adaptación a los tiempos, pidiendo regeneración y credibilidad -que será el grito de guerra que debemos lanzar- o simplemente, sensatez (como me dijo alguien a quien respeto mucho en nuestra organización, quien me dio ánimo para seguir adelante…).

No es un buen momento…o sí