jueves. 25.04.2024

Lo siento, pero el problema es el PSOE

El que en el interior del PSOE hayan minorías marxistas y republicanas no le impide trazar sus hojas de ruta con total tranquilidad.

A veces da la sensación de que en la Transición se dejó todo atado y bien atado. La verdad es que a la hora de analizarla sociólogos y politólogos que no la vivieron, obvian sus innegables avances, olvidando que muchos millones de personas en este Estado, sí fueron –fuimos- testigos de ella y la defendieron, comenzando por el PCE de Carrillo, más incluso, este último, que otros sectores de la izquierda.

La Transición supuso el paso vigilado desde la Corona y los cuarteles (y dentro de ellos, las barras de los cuartos de banderas), hacía una democracia formal y esto representó a pesasr de todo, un gran avance para millones de hombres y mujeres, a pesar de sus limitaciones y fue fruto de la lucha popular, a pesar del rey y las torretas de los tanques o “los ruidos de sables”. Gracias al empuje de un movimiento obrero combativo y organizado se lograron importantes avances sociales, en pensiones, seguridad social, salarios y derechos. Que mucho ojo, nadie regaló y costaron vidas –están documentadas en cerca de trescientas, las muertes violentas, la mayor parte por arma de fuego, de obreros y opositores de izquierdas-, nada se regaló. Policía y grupos fascistas actuaron en muchas ocasiones con total impunidad asesina.

Pero el avance en derechos sociales, educativos y sanitarios, entre 1978 y 1988 fue incuestionable. También subió del nivel de vida lo que incrementó, la posibilidad de consumo el  mayor que la clase obrera española, jamás había gozado, como por ejemplo el poder hacer vacaciones  o tener derecho a cierto ocio. Lo cual no evita que fuera de forma desigual y con un brutal pago colectivo, cuál fuera el desmantelamiento del sector público, vendido por el PSOE para financiar el estado del bienestar. Así como desmantelar la industria pesada y minería españolas, como peaje a Alemania al objeto poder ingresar en la Unión Europea. Las “autovías de Felipe” y las “pagas de Felipe” tuvieron ese precio doble y del que se habla muy poco y se denuncia menos. Pero hubo algo políticamente peor y fue la conversión del PSOE en el elemento clave del sistema del 78, del régimen, a cambio de ser un adelantado en Europa a la derechización de la socialdemocracia y su transmutación en una suerte de liberalismo progresista.

El PSOE pasó a ser el partido de la corona y de la contención de los deseos populares de cambio. En 1982 el pueblo trabajador venció las elecciones de forma contundente llevando al PSOE a la Moncloa con una mayoría absoluta histórica, jamás repetida. Fue la respuesta popular al golpe de estado del 23F y a una UCD que ya no era necesaria, ni para las personas normales, ni para el sistema y los poderes financieros. El PSOE pasó sin embargo, a ser el garante del sistema y de la poderosa políticamente hablando, banca privada. El PSOE pasó a ser el partido europeo y el representante de los intereses de Alemania en esos momentos. El PSOE devolvió la autoestima a un pueblo sometido, que confió ciegamente en él, a pesar de que ya desde los inicios de su gestión, Felipe González “apuntó maneras”.  

Felipe González con los votos de los jornaleros del campo, los obreros industriales, las personas paradas y las pobres, forjó una alianza muy fuerte con la llamada clase media (sectores de las clases populares recién llegadas a cierto bienestar y profesionales urbanos y rurales).  Con la Corona y con los poderes financieros. Con la banca.

Desde entonces el PSOE utilizando las históricas siglas de un partido obrero, republicano y marxista reformista o socialdemócrata de clase y marxista, llevó adelante una política que mezcló, privatizaciones y desmantelamiento industrial, con pensiones no contributivas; subsidio de desempleo agrario; incremento de la mejora en la calidad de la sanidad y educación públicas; incremento exponencial de becas universitarias, junto a, y como contrapeso, el  incremento de las subvenciones a la enseñanza religiosa o los primeros recortes en derechos laborales, las primeras congelaciones y la contención salarial. Mejoras innegables para los derechos de las mujeres, junto con la renovación del Concordato o la entrada en la OTAN. La OTAN fue precisamente la primera fisura que se abrió en la llamada familia socialista que a la larga resultó ser más profunda de lo que parece. El PSOE posibilitó avances en ciertas materias, junto a la consolidación del atlantismo y la presencia mediterránea los EE.UU; el apoyo sin duda alguna a los intereses del capitalismo alemán salpimentado con el inicio de la cultura del pelotazo y el enriquecimiento rápido de los especuladores, del que Solchaga, el ministro liberal-felipista de economía, se enorgulleció.

El PSOE que logró avances en bienestar, que no se pueden negar ahora, muchos de los cuales han sido recortados por el propio PSOE y el PP, pero pagó el precio de desdibujarse, ser el férreo sostén del régimen del 78, garantizar el poder de los banqueros y desaparecer como partido de la clase obrera. Pasó a ser la cara amable y progresista de la sociedad de mercado y del sistema liberal de mercado. Ya no había más alternativa, ni más esperanza de cambio, además el mercado era bueno.

¿Cuál es el papel del PSOE en esta coyuntura?

Al final y desde entonces cuando aparece algo en el horizonte nuevo o realmente de cambio y regeneración, que hace prever una voluntad de transformación de las cosas, aparece de nuevo el PSOE. Es el freno, pero él se postula como solución. Logra que el debate entre las izquierdas transformadoras y radicales en el sentido correcto del término, acabe siendo: si hay posibilidad de pactar o no con los socioliberales y en qué puntos programáticos.

El hecho es que todos han pactado con el PSOE tras las últimas elecciones locales y autonómicas, también Podemos lo ha hecho. Podemos no es virgen ya en este aspecto, ni mucho menos y si bien en algún caso el facilitador de gobiernos municipales de unidad popular, ha sido el PSOE, veamos el resultado final de los pactos y veremos quién sale ganador.

Por eso el PSOE que no está finiquitado, ni mucho menos, tal y como algunos politólogos erróneamente vaticinaron, sino que vuelve a aparecer en el horizonte y su oligarquía de profesionales socioliberales, se vuelve a frotar las manos. El que en el interior del PSOE hayan minorías marxistas y republicanas (que las hay) no le impide trazar sus hojas de ruta con total tranquilidad y si hay que defenestrar a alguien por el camino, pues se hace y punto. Ya operará la maquinaria publicitaria del sistema.

El PSOE se postulará como única opción posible y capaz de derrotar al PP y se mostrará reacio a pactar con el partido derechista. Luego alcanzado -si no se lo impedimos con un triunfo de la izquierda real- el gobierno, seguirá imponiendo los planes económicos de la Troika y de la UE y protegiendo a la banca y las compañías energéticas. A cambio de disolver tres o cuatro leyes muy autoritarias del autoritario PP, practicará un neoliberalismo de libro y volverá a ser el partido de “Europa”.

Por eso el PSOE que no el socialismo, es el problema. Las otras izquierdas no socialdemócratas o no socialistas, hasta ahora o no han sabido o podido hacer (el sustituir al PSOE como la izquierda real). Es cierto que hay una ley electoral que es un pucherazo legalizado. Pero en las últimas elecciones autonómicas y con un PSOE bajo mínimos, las cosas han quedado bien, si se es optimista, para las fuerzas transformadoras y emergentes, pero a pesar de ello, los resultados autonómicos ahí están y la cantidad de comunidades autónomas presididas por socioliberales, también. Con lo cual no quiero olvidar el triunfo de las mareas y candidaturas comunes y populares en varias grandes ciudades. Pero incluso en esos casos, en su mayor parte, alguna ayuda han debido recibir.

Mal vamos si nos instalamos en la autocomplacencia. Tampoco en el pesimismo. Estamos avanzando, pero lo estamos haciendo, regular.

El asunto no es sacar en las próximas elecciones generales sesenta diputadas y diputados y facilitar el asunto a un partido socioliberal, incluso a cambio de un programa firmado. Eso ya lo hizo IU en Andalucía en la legislatura anterior ¿Y?...

Tampoco, quiero desanimar, solo advertir. Pero entonces ¿Cuál es la solución?

La solución pasa por darse cuenta del que el PSOE es el problema. Pero también que el socialismo y la socialdemocracia están fuertemente arraigadas entre las clases populares, a pesar de todas las traiciones de las oligarquías usurpadoras. Están muy arraigadas porqué responden a los intereses de una amplia capa de la gente. Personas que desean avanzar, pero en democracia. Desean cambios, pero con tranquilidad. Quieren seguridad en los servicios, educar a sus hijos; vivir con dignidad, empleo y tener vivienda asequible y asegurada.

La energía para transmitir, un cambio radical y republicano que este Estado necesita, incluso para seguir subsistiendo como Estado, pasa por disputar el socialismo a un partido que ya no lo es. Al menos esa es una gran parte de la solución. Solución además, la podemos ofrecer los socialistas que nos hemos impuesto la titánica y no siempre agradable tarea de disputarle la hegemonía del socialismo democrático al PSOE.

Tarea en muchas ocasiones muy dura, pues duro es enfrentarse a un partido que basa en muchas ocasiones su existencia en redes clientelares de poder. Con capacidad de extorsión incluso de “chantaje amable y condescendiente”. Pero también con unos aliados nuestros, recelosos y anti-socialistas por razones ideológicas o bien por si acaso a los socialistas las cosas nos salen bien.

O bien simplemente contando con apoyos coyunturales fruto en ocasiones de buenas relaciones personales. Tan solo en escasas ocasiones por un convencimiento político. De hecho, percibo que muchas personas transformadoras, piensan que para socialista el PSOE y así les irá mejor, a ellos.

El objetivo de Alternativa Socialista independientemente de cualquier coyuntura electoral, es disputar el socialismo al PSOE y demostrar que no siendo este, un partido socialista, el partido socialista existe y funciona, es real, más allá de ciertas personas y de su posición humilde todavía. Funciona como un ente colectivo y está muy imbricado en los movimientos sociales, sindicales y en ayuntamientos.

No vamos a cejar en difundir nuestra lucha y en poder mostrar que el socialismo democrático está ya organizado y hay un David, Alternativa Socialista, disputándole a un Goliat, el PSOE, la reivindicación del socialismo democrático, facilitando la construcción de una fuerza socialista de la que la gente se pueda sentir orgullosa y ubicar el socialismo en las candidaturas y/o coaliciones de Unidad Popular.

¿Qué va a aportar AS a la unidad popular? En primer lugar un partido socialista, ecosocialista, feminista y republicano, de izquierdas y plural. En segundo lugar ideas y propuestas programáticas. En tercer lugar proponer a las y los ciudadanos que integran las próximas candidaturas unitarias el convencimiento de que o bien hay un programa transformador y constituyente y nos planteamos la cuestión nacional y nacionalista, así como la construcción de un estado social con un poderoso sector público, o en nada nos diferenciaremos de un programa socioliberal, que será travestido con promesas socialdemócratas tan falsas como Judas.

Un programa que se ocupe seriamente del problema de la Unión Europea y el euro, porqué son dos gravísimos problemas y lo hacemos con radicalidad y seriedad a la vez, o no habremos avanzado nada. En cualquier caso, los socialistas y las socialistas, vamos a seguir en esa brecha.

En el aspecto de la Unión Europea y la Europa que queremos, Oskar Lafontaine está diciendo cosas muy interesantes y con total lucidez. La Europa de Maastricht es inviable para el bienestar, la moneda única está fatalmente construida y tan solo sirve a los intereses de la Gran Alemania capitalista. La construcción de una alianza europea de las izquierdas es imprescindible y no sangremos ahora a Grecia y denostemos a Tsipras, porqué o logramos tres gobiernos europeos de izquierdas y populares o no saldremos de el actual estado de postración y recortes contra las empobrecidas clases populares del Estado español y de la Europa de la Unión.

En la apuesta europea el PSOE esta con el engranaje de la UE y la burocracia de Bruselas, con el TTIP y con el TISA. Con el euro alemán y con las privatizaciones que impone el colegio de comisarios europeo. Nosotras no. Ese es también gran parte del problema.

Lo siento, pero el problema es el PSOE