viernes. 29.03.2024

El mito de las nuevas tecnologías y el socialismo ante el siglo XXI

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No puede el socialismo “oficial” del estado español hacer causa común con una monarquía viejuna y distante, engreída e hierática, oficialmente católica y muy conservadora, desprestigiada hasta cotas muy altas entre las personas más jóvenes y por supuesto entre toda la izquierda que lo es

Muchas de las renuncias, olvidos y claudicaciones del socialismo contemporáneo, han sido hechas en base a pensar que los nuevos tiempos tanto en tecnología como en el pensamiento y la cultura traían una nueva época de progreso y que la globalización era algo positivo para las personas. La realidad es que lo que esto escondía era la adecuación al sistema, la aceptación del “mercado” renunciando al socialismo transformador incluso gradualista y la sumisión al capitalismo. La aceptación del neoliberalismo.

Nada sin los mercaderes y pavor al cambio y a las reivindicaciones populares, terror a las clases trabajadoras auto organizadas y contribución cultural al objeto de hacer creer a las personas que ya no hay clases y que estas no luchan entre sí, o mejor dicho que las clases poseedoras y poderosas no viven a costa del trabajo y el empobrecimiento de la clase obrera a la que el nuevo populismo progresista llama los de abajo, por igualmente superar a la izquierda socialista. Esta es la herencia de la tercera vía y del neo-peronismo europeo.

El siglo XXI es otra cosa, dicen. Desde una óptica socialista y por tanto crítica con los destructores de la obra de Kaustky, Jaures o Pablo Iglesias e incluso de Bernstein, que comenzaron teniendo referentes como Clinton e incluso Bill Gates, llegando hasta Macron, la excusa es que los tiempos han cambiado y los sujetos del socialismo ya no son los trabajadores.

Sin embargo el siglo XXI solo ha traído a las clases populares (fruto de la globalización y de la única revolución que finales del siglo XX e inicios del XXI provocan que es la conservadora y neoliberal), el precariado, el empobrecimiento de quienes querían ser clase media o un desarrollo de la industria de la guerra y la guerra misma. En USA Trump, en Francia Macron y cuál es la solución, acaso ¿la gran coalición alemana? Uno de los problemas es que los “dirigentes” no pisan los barrios llenos de chavalas y chavales sin expectativas. Por tanto no son conscientes de que las precarias y precarios de las nuevas tecnologías trabajan por un puñado de higos y los licenciados y licenciadas en matemáticas están de camareras en chiringuitos de playa. Las nuevas tecnologías han llenado de cultura neoliberal a las cabezas de las personas. Las derechas ultranacionalistas avanzan y venden a nuevos enemigos, con más éxito que programas descafeinados solo de gestión y sin credibilidad. Corbyn si tiene claro que ha de estar con quienes sufren, su última acción ha sido solidarizarse con los médicos jóvenes británicos sometidos por cierto a la misma explotación y contratos basura que en España. Está subiendo en expectativas electorales (Corbyn y el laborismo de izquierda claro). La clase obrera ha cambiado, pero existe, la worker class existe, solo que son cajeras, reponedores, dependientes o falsos autónomos repartidores de pizzas y ese es el futuro de muchos de nuestros hijos. El capitalismo fordista está en China... Pero aquí tenemos al financiero que es peor.

Por tanto y no me cansaré de repetirlo, la clase trabajadora está sufriendo profundas transformaciones y ha perdido la ilusión en promesas siempre incumplidas a base de recetas de economía liberal “con rostro humano”. A la vez que las nuevas fuerzas populistas (sea cual sea su orientación) recogen a personas de la calle que llegan a la política diciendo cosas diferentes, mientras la socialdemocracia recluta a jóvenes burócratas sin experiencia ni presencia en las luchas urbanas, sociales y en los movimientos ciudadanos.

Otro mito es que las redes sociales harán cambiar todo. Esto es muy incierto. Las redes sociales, sirven para informar y para convocar, pero si no hay acción no hay cambio. Los cambios se producen en la calle y en los centros de trabajo ocupados o parados. El 14 de Abril solo se consolidó cuando la gente salió a las calles gritando viva la República. El Mayo del 68 cambió la sociedad en las calles, el 15M ha cambiado muchas formas de hacer política tras haber ocupado las plazas o las luchas de las mujeres contra la desigualdad, el terrorismo machista o las y los pensionistas tienen fuerza en las calles. La socialdemocracia hace años que es ajena a cortejos que no sean oficiales, excepto en contadas ocasiones y sobre todo en la lucha de las mujeres. Pero no en piquetes de huelguistas o resistencias de precarias y precarios jóvenes. Les pueden los despachos. Mientras tanto los laboristas británicos aparecen en piquetes, se suman a concentraciones de jóvenes con empleos miseria, denuncian la precariedad o la falta de viviendas sociales o de escuelas públicas, incluso de policías de barrio. Se fotografían con jóvenes explotadas y explotados y tras años de no hacerlo y de practicar políticas neoliberales y traidoras como las de Blair, han recuperado la calle.

No puede el socialismo “oficial” del estado español hacer causa común con una monarquía viejuna y distante, engreída e hierática, oficialmente católica y muy conservadora, desprestigiada hasta cotas muy altas entre las personas más jóvenes y por supuesto entre toda la izquierda que lo es. Mientras no se atrevan con cambios reales, no habrá otra vez futuro. La cuestión es que el socialismo, no es propiedad de nadie, sino de las y los socialistas que tal idea sienten y se consideran. De las clases trabajadoras que no de profesionales con un carnet. Por tanto la tarea es volver a ser y estar y sobre todo hacer ver que sin un cambio real, republicano y social, no habrá avances y si no luchamos, si hay miedo, la inactividad nos vuelve conservadores. Ese es el problema de la mayoría de las y los llamados socialistas “oficiales y profesionales”, que se han vuelto conservadores.

Por tanto que no nos la den con queso, por ahora las nuevas tecnologías tan solo han beneficiado al capitalismo, a consolidar la revolución conservadora y a controlar mejor la protesta. A destruir empleo. ¿Estoy contra los avances, pues no, solo propongo conquistarlos para nosotras y nosotros, las clases trabajadoras y sus hijas e hijos?

El mito de las nuevas tecnologías y el socialismo ante el siglo XXI