viernes. 29.03.2024

Miremos hacia delante. Tras las elecciones generales

El lunes 27 de Junio, dos personas jóvenes muy cercanas a mí, estaban inundadas por una profunda tristeza. No se había alcanzado su ilusión de un profundo cambio político, que pensaban tocaba ya, era fácil. Pero lo que es peor, estaban hundidos porque el pueblo, la gente, le había dado la mayoría a la derecha y no lo entendían, después de tanta corrupción, crueldad y represión. No entendían por qué. Pensé, dos víctimas más de la transversalidad, del ni de derechas ni de izquierdas, de la patria nueva y altiva. Es tan sencillo como explicar y así lo hice, que es que hay gente y demasiada, que es de derechas. Hay personas de derechas, que entienden que el mundo es así, hay ricos y pobres, el capitalismo es lo natural y humano y el poder es de y para los poderosos. Por cierto, no son menos de un 30% del electorado. Pueden ser nuestros vecinos y ser gente amable, pero de derechas. Luego eso es así. Hay liberales, hay conservadores, hay reaccionarios, hay capitalistas, hay burgueses y hay ideología burguesa y conservadora.

Esas personas, jamás van a votar a nada ni nadie que no sea portador de sus valores y de su tradición y muchos son jóvenes. Se van a enfrentar a las personas y partidos progresistas, de cambio y de izquierdas y no será la corrupción la que les haga cambiar de bando. Aunque claro, eso de la corrupción aquí y en demasiados lugares del planeta, va por barrios.

Por tanto la izquierda y digo la izquierda, otros que hagan lo que quieran. La izquierda necesita rearmarse pero de principios, de valores y de ideas y ser capaz de transmitir esos valores a las personas que acceden ahora a la política y al pensamiento crítico. No es la demoscopia lo que hace triunfar. No todo lo que nos ofertan las televisiones es cierto y es el futuro, lo nuevo. Las televisiones venden, necesitan cuota de pantalla y captar clientelas. Esas mismas televisiones privadas y propiedad de capitalistas han creado una burbuja mediática e influido en otra demoscópica y las cosas al final no han resultado como nosotros queríamos, aunque seguramente si, como ellos querían.

Admiro a Corbyn y Sanders, no solo porque soy socialista, socialista antineoliberal y republicano, advierto; sino porque están transmitiendo valores y sobre todo en pleno corazón del imperio se están enfrentando a la City y a Wall Street, a la minoría capitalista que domina, al establishment londinense y de Nueva York. Por eso no hay ninguna burbuja mediática en torno a ellos y todos los medios, todos, hablan mal de ellos. Pero sin embargo, estos dos veteranos socialistas han sabido conectar con los precarios, las paradas, las pobres y contar con el apoyo, militante de cientos de miles de activistas. No de hooligans, de activistas. 

Sanders perdiendo, por menos de lo esperado las primarias del Partido Demócrata USA sigue en pie y va a dar la batalla –hay que ver lo que da el socialismo democrático- y Corbyn ha sido puesto en la picota por el establishment y por la City y sus tentáculos en el laborismo, pero resiste aupado por las bases y los sindicatos. Por aquí, nadie conocido se les parece y desde luego Pedro Sánchez menos, porque ambos (Corbyn-Sanders) son socialistas democráticos, claro.

Aquí, pocos hemos escrito, que hay que cambiar el sistema. Pocos hemos vuelto a decir de seis meses a esta parte que hay que cambiar el régimen. Menos todavía que este Estado está dominado por el establishment madrileño, por su lugar de operaciones en Castellana y cercanías (no es una afirmación nacionalista, sino de clase). Un establishment radicado y operando en Madrid que es el centro financiero del Reino de España y que junto al monarca controlan todo lo que se mueve,

Por eso creo que lo principal es rearmarnos reconstruyendo un laborismo de izquierda, rescatando el socialismo y ofreciendo el socialismo democrático. No hay otra.

El PP, -que la gente no es tonta-, solo ha obtenido una minoría mayoritaria, es decir 137 escaños, con los que no puede imponer su programa ni sus presupuestos. Es más el parlamento, tras seis meses de vacaciones, se debe volver a poner a trabajar y frenar, derogar, pero sobre todo cambiar para bien e imponer al menos otras políticas diferentes. La prueba del algodón puede ser la nueva ley electoral. Pero también la derogación de la reforma laboral, la ley hipotecaria, la ley mordaza y la ley de enjuiciamiento criminal.  

Por tanto Rajoy y el establishment madrileños no pueden ser felices. La gente se lo merece, la clase obrera se lo ha ganado y se lo debéis los de la Carrera de San Jerónimo. Por eso ni un voto de izquierdas, ni un voto decente puede ir por acción o por omisión a la derecha austericída.

Recordemos, hay ricos y pobres. Hay capitalismo. Hay clases. Hay lucha de clases, hay resistencia social. Que nadie la oculte, la entierre. La ilusión debe ser la reorganización de las izquierdas en torno a las movilizaciones y la construcción de partidos de clase y transformadores que provoquen el cambio y lo aguanten todo. Porqué vamos a triunfar.

Miremos hacia delante. Tras las elecciones generales