jueves. 28.03.2024

Ya es hora de tomarse las elecciones municipales en serio

En el Estado español, el ayuntamiento ha sido siempre un eje capital de su vida, pero también de su acción política...

El título de este artículo es conscientemente provocador. El poder local, es muy importante, no solo porqué debe ser transparente y participado, sino porque aspectos muy cotidianos de la vida de las personas se resuelven o no en dicho espacio vital y político. Movilidad, abastecimiento y saneamiento, cultura, deporte, ocio, zonas de esparcimiento, comerciales, turismo o licencias de actividad y desarrollo se resuelven en dicho ámbito junto con otras tan importantes y transversales como el urbanismo o la seguridad ciudadana, protección civil o servicios para las ciudadanas y ciudadanos como lucha frente al patriarcado, problemas de pobreza, exclusión social o marginación. Incluso la muerte, pues los cementerios son competencia municipal.

1. El Municipio en el estado español. Etapa inicial tras la transición

En el Estado español, el ayuntamiento ha sido siempre un eje capital de su vida, pero también de su acción política. Los ayuntamientos eran el primer objetivo a ocupar en las revueltas liberales del siglo XIX, o en las rebeliones obreras internacionalistas o nos trajeron la II República. En los comienzos de la Transición y tras las primeras elecciones generales, llegaron las municipales que se vivieron con una explosión de ilusión y esperanza y que a efectos prácticos vencieron las izquierdas. Trajeron una época de gestión política local que hay que reivindicar. Fue seguramente el resultado más brillante de la Transición y sus ocho primeros años o dos primeras legislaturas e incluso alguna posterior, tienen un balance muy positivo y sobre todo mejoraron de forma exponencial la calidad de vida de ciudadanas y ciudadanos. Por tanto, es mentira e injusto afirmar que todo se hizo mal y hay que extraer conclusiones del camino andado hasta ahora. Por otra parte ni todos los ayuntamientos se han gestionado igual, ni en todos ellos ni mucho menos, ha habido casos de corrupción.

Los principales problemas que han tenido los ayuntamientos han sido, por un lado la despreocupación real sobre los mismos de las fuerzas políticas estatales y nacionales en sus escalones cupulares desde 1978 hasta nuestros días. La prepotencia y ninguneo de las Comunidades Autónomas sobre ellos, considerándoles entes inferiores –lo cual no es cierto- son entes autónomos y por ejemplo tienen competencias que las comunidades autónomas no poseen. La escasa o nula financiación para cumplir las competencias que la propia ley les asigna, hecho este nunca resuelto satisfactoriamente y por último la penetración de la mercantilización y el neoliberalismo en la gestión local cuya consecuencia ha sido introducir el negocio y por tanto la posibilidad de corrupción, en los entes locales. La escasa financiación e irregularidades para lograrla, aunque parezca extraño, no siempre han acabado en casos de corrupción y es la consecuencia del problema que señalo, no resuelto.

La última etapa de los municipios ha sido la que más casos de corrupción han producido. Falta de transparencia e incompetencia se han incrementado. Debido a eso, la mercantilización y el triunfo de las ideas neoliberales en gestión política que en los ayuntamientos han tenido su principal laboratorio para luego ser importado a Comunidades Autónomas y al Estado y esto no se puede olvidar ni obviar en cualquier análisis serio. Aderezado con la burbuja del ladrillo y la gran fiesta indecente e irresponsable de la destrucción territorial y la construcción irresponsable, fomentada de forma muy principal por Aznar, Rodrigo Rato, Álvarez Cascos, los grandes bancos y la oligarquía rentista española. Que Zapatero fue incapaz de revertir y de cambiar de paradigma de crecimiento, insostenible y dañino, pero que fue tremendamente beneficioso para unos pocos, especialmente las oligarquías estatales, provinciales y locales, que son las se enriquecieron exponencialmente. Pero que ojo y advierto, fue capaz de untar y corromper también a amplias capas sociales y segmentos de población muy importantes de todo el estado español, que fueron colaboradores necesarios y eventualmente beneficiados por la fiebre del ladrillo, que auspiciaron y votaron candidaturas locales mafiosas, corruptas o situarían al PP como el partido con mayor poder local de la historia, para tener manos libres en su financiación y boato de forma especialmente notoria en la costa mediterránea y Madrid.

Coincide en los municipios los inicios de la burbuja inmobiliaria, inventada en los EE.UU por su Reserva Federal y entusiásticamente importada por Rodrigo Rato a la sazón ministro de Economía de Aznar, con la privatización masiva de los servicios municipales y de gestión local. Alcaldes del PSOE, PP, CiU o PNV, incluso algunos nacionalistas de centro-izquierda, sucumben a los cantos de sirena de las empresas privadas de aguas, basuras, construcción, recaudación, bancos y cajas de ahorros que predican la buena nueva de la privatización del agua, la recogida de residuos, pero también de los cuidados de jardines, obras de mantenimiento urbano o cultura, ocio e instalaciones deportivas entre otras, incluso ya los cementerios. Toda una borrachera privatizadora, que encarece todas las prestaciones de los vecinos y sus familias y convierte en un nuevo nicho de negocio los ayuntamientos, vía contratos con las empresas privadas concesionarias. Aguas de Barcelona ligada a la multinacional Sedan o Florentino Pérez y sus turbios manejos desde el palco del Bernabéu, verdadera “corte de los milagros” en el Aznarato o las hermanas Koplowitz y FCC, junto empresas incluso de Seguridad, se hacen poco a poco con la tarta de la gestión local, favorecidas por los poderes de Madrid. En la época de Zapatero su neoliberal ministro Miguel Sebastián le hace un último favor a las empresas eléctricas que pone a los pies de los caballos a los depauperados, atracados y ninguneados ayuntamientos con el silencio cómplice y cobarde de excesivos alcaldes del bipartito y que sitúa los intereses recaudatorios de las “pobres” compañías eléctricas, por encima del derecho a alumbrado público de barrios, pueblos y ciudades. O pagan en el momento o se le corta el alumbrado público de una ciudad.

Los ediles han ido perdiendo paulatinamente independencia y criterio. También autoestima y dignidad. No todos, pero si demasiados. Encima han sido muchas y muchos miserablemente utilizados por los aparatos provinciales y estatales de sus partidos. Aquellos alcaldes, concejales y presidentes de Diputación municipalistas y capaces de enfrentarse a Gobiernos, partidos y caciques en los doce primeros años de la Transición-a pesar de sus errores-, pasaron a la historia, en demasiados casos, -no en todos-, también es cierto. Incluso el estado español se sembró de candidaturas locales, ligadas a intereses de constructores o caciques provinciales que promocionaron muchos partidos locales o agrupaciones de electores independientes, casi siempre de derechas. Hay que hacer la salvedad de candidaturas locales surgidas de personas que no se plegaron a intereses de sus aparatos provinciales políticos o bien por mantener posiciones de coherencia política que en el caso del PSOE fueron significativas y todavía existen con total honradez, entrega y consecuencia. O bien en Euskadi por orillar la nefasta y autoritaria ley de partidos vigente, que sobre todo perjudica las candidaturas locales.

2. El mito del desarrollo local y el ladrillo. La nueva ley privatizadora

Así pues un peligroso coctel de ediles pusilánimes y pelotas, mezclado con carencias en la financiación local, las tentaciones del ladrillo, unas veces por creer que el desarrollo y el empleo se miden en grúas en sus pueblos o bien por sinvergüenzas sin escrúpulos o todo mezclado ha dado lugar a una nefasta etapa local de ladrillo, endeudamiento suntuario e innecesario, contratas privadas y privatización de servicios que ha sido lo fomentado en estos años pasados de oropel y mentira. Pero tres consideraciones, primera que ni todos son iguales, falso, ni en todas partes se ha hecho mal, ni siquiera en ocasiones equivocaciones, errores o contratos han sido para enriquecimiento personal de sus autores o autoras. Han sido fruto del concepto neoliberal y empresarial de la gestión local que PP, PSOE y otros han propiciado. En segundo lugar que muchísimos alcaldes y alcaldesas de esta nefasta época siguen con la vara e incluso muchas y muchos piensan presentarse a la reelección. También alcaldes depredadores y muchos de ellos y ellas pueden resultar reelegidos, advierto. En tercer lugar las dudas, ignorancias o peleas de niños de activistas más o menos bien intencionados pueden consolidar en los salones de plenos a candidaturas “de antes”.

Pero por si esto no fuera poco, el Gobierno del PP nos hace llegar a las elecciones con una nueva ley conocida como la LARSAL o ley de armonización racionalización y sostenibilidad de las administraciones locales –ley 27/2013-, que modifica sustancialmente el cuadro competencial, merma la democracia local y capacidad de decisión de los nuevos ediles, deja como meros símbolos decorativos a los ayuntamientos rurales o pequeños ayuntamientos peri-urbanos, por cierto muy abundantes en las áreas metropolitanas y concede a las Diputaciones Provinciales más competencias, pues en estas espera atrincherarse el PP y sobre todo, establece la nueva ley, la privatización obligatoria de los servicios locales y entre ellos los servicios sociales, que son el botín ansiado de Florentino Pérez, FCC y varias multinacionales, cuyos contratos adjudicarán en gran parte las propias Diputaciones en las que el PP y el bipartito se piensan hacer fuertes. Advierto.

3. Diputaciones y cabildos. También son poder local

Por tanto hay que tomarse muy en serio las próximas elecciones locales y digo locales y no municipales, pues en ellas elegiremos concejales, estos a su vez alcaldesas y alcaldes. Todos los ediles a su vez elegirán diputadas y diputados provinciales o cabildos insulares- según los votos obtenidos por los partidos y coaliciones, en los diferentes partidos judiciales, que en el caso de las Agrupaciones de electores solo computan de forma local y no de circunscripción, por lo que pierden su oportunidad de obtener representación generalmente-, excepto en el caso de las Diputaciones Forales que tienen otro sistema electivo y se circunscriben a Euskadi exclusivamente. Pero es que según el resultado obtenido haya o no diputaciones y cabildos, mancomunidades y consorcios de gestión de aguas y otros servicios también cambiarán de manos o seguirán en las mismas y hoy en día existen numerosos servicios consorciados. Advierto, la nueva ley de “racionalización y sostenibilidad” deja maniatadas a las próximas corporaciones locales. También informo que esta ley 27/2013, ha sido recurrida al Tribunal Constitucional por las comunidades autónomas de Andalucía, Asturias, Cataluña, Euskadi y Canarias. Puede ser modificada por un nuevo gobierno del estado, pero todas y todos sabemos que una nueva ley no es un huevo que se hecha a freír. Por lo pronto en estas elecciones locales debiéramos exigir la derogación de la LARSAL y la vuelta en primera providencia a la anterior ley de financiación de los entes locales o a la de Bases de Régimen Local-ley 7/1985-, mientras se elaboran dos nuevas leyes.

Otro problema son las Diputaciones Provinciales. Existen y cumplen unas mejor y otras peor sus funciones, que por cierto muchas de ellas son imprescindibles para ayuntamientos no capitales de provincia e incluso en muchos casos inciden en estas y mucho más de lo que se piensa. Solo un ejemplo, sus instalaciones están radicadas en las capitales de provincia y en ellas trabajan en el Estado bastantes miles de funcionarios, de trabajadores y trabajadoras. Se pueden suprimir cambiando la Constitución y en eso estamos, pero hay que buscar una alternativa para los trabajadores, además de la de enviarles al paro. Pienso. Crear estructuras comarcales es muy interesante y tal vez se puedan recolocar a muchos y muchas en ellas, pero ¿Cuánto van a costarnos la creación de cientos de estructuras comarcales en lugar de 45 Diputaciones Provinciales? No es sencillo. Si las comunidades autónomas no cumplen y bien esas funciones, la cosa estará complicada. Mientras tanto, con las diputaciones pues, sanearlas, hacerlas más operativas y convertirlas en una red territorial de municipios que por economía de escala ahorre gastos corrientes a los ayuntamientos. O bien transferir de forma ordenada y financiada a los municipios sus competencias y personal. Pero mientras tanto, repito ¿Se las regalamos al bipartito y a los nacionalistas de derechas?

Por otro lado y de paso, debemos advertir y advertimos a aquellas personas dirigentes políticas que creen en la supresión de ayuntamientos para racionarlos, además de coincidir con los planes Troika, demuestran no conocer el mundo rural o de los pequeños pueblos y se pueden encontrar con auténticas rebeliones populares. Tener ayuntamiento da seguridad e identidad a los vecinos y vecinas que tienen a dónde acudir y además, lo más importante, se pueden autogobernar.

Otro problema no menor con respecto a las Diputaciones es que las comunidades autónomas uniprovinciales tienen transferidas sus competencias y por tanto, Madrid, que es una de ellas, no tiene Diputación funcionando. Sí que en Madrid, exista una comunidad autónoma ya es algo chusco, que en la Transición fue un asunto muy debatido y cuestionado, tiene otro problema y es que expertos, politólogos y juristas de Madrid, en general, no contemplan este asunto en su vida cotidiana, luego para ellas y ellos no existe. Por qué digo esto. Sin ánimo de ofender. Pues porque ante el curioso ambiente que se vive de neocentralismo “progresista” lo de Madrid ha vuelto a estar en el candelero y en mi opinión de forma excesiva y peligrosa en el estado español. España o el Reino de España, es grande para el tamaño europeo de estados. Con mucha costa y Madrid es interior y además coexiste con grandes ciudades que tienen peso propio y son cosmopolitas, tienen puertos de mar, legado industrial y/o una gran vida y personalidad propias, incluso con cultura diferenciada. Luego a la hora de articular el Estado, hay que contar con su pluralidad, cultural, nacional y provincial o administrativa. Hay que contar con la importante red de ciudades, por cierto de las más ricas, numerosas, pobladas y variadas de Europa.

4. De los centros cívicos al centro financiero. El poder de los no electos. La rebelión de las ciudades

El neoliberalismo ha localizado en unas pocas ciudades sus centros de poder, al objeto de controlar mejor la globalización financiera y comercial así como los flujos de capital especulativo del mundo. Para ello ha potenciado los centros financieros como centros reales de poder, ubicándolos en unas pocas urbes. En consecuencia la gran apuesta cultural, económica y política de Aznar, fue convertir a Madrid en un centro financiero y por tanto el centro de poder del estado español y esa herencia del “Azanarato”, pesa, ha calado incluso en ambientes no a la derecha precisamente. Sigue pesando y mucho. En ese sentido vivimos un retroceso y eso provoca entre otras muchas cosas el neo centralismo y por tanto que muchos y muchas “expertas” no vivan las elecciones locales con la intensidad que se merecen. Eso es lo que ha provocado que la más clara y elaborada propuesta -además con éxito inicial- de transformación local y de recuperación del poder popular venga de Barcelona, se haya elaborado en Barcelona y sea donde más avanzados tiene sus trabajos, pues es el original. Y en Barcelona el ayuntamiento tiene un gran peso político. Guaynem Barcelona es la referencia que además posee liderazgo y apoyo político real.

Otro peligro que deseo reseñar además del neo centralismo, es que muchos de los procesos asamblearios y ciudadanistas que se están viviendo, son también de élites. Élites diferentes y novedosas, pero de activistas que no llegan al pueblo real y si lo hacen, el llegar a los barrios y sobre todo a los barrios duros, deprimidos y con problemas es a través de líderes vecinales o de asociaciones de vecinos u otro tipo de asociaciones ya existentes, -pero no siempre-, con muchas dificultades para lograr alcanzar a los grupos de viviendas y escaleras. Al menos el intentarlo ya es positivo. Pero no se conecta con pueblo sufriente y víctima de la crisis, excepto en el caso de la PAH, y otros afectados por desahucios, o bien algunos núcleos de apoyo sociales, vecinales, incluso parroquiales, que llevan años de acción continua. De hecho a la mayoría de la población en paro, no se llega excepto en casos muy concretos. No digamos con juventud discotequera y pastillera de barrios, que hace sus botellones o se “pone” de canutos en solares y descampados de sus barriadas, condenados al paro y viviendo exclusivamente por su supervivencia en una jungla urbana sin futuro, en la que en demasiadas ocasiones comienza a imperar o impera ya plenamente, la ley del más fuerte. Tampoco estos movimientos novedosos penetran eficazmente en el mundo rural, que por cierto es en el que más fácil sería gobernar por medio de concejos abiertos. 

Pero todos estos movimientos si denotan algo muy positivo y es la rebelión de las ciudades, de los pueblos y la hartura de la ciudadanía, al menos de la sufriente y de la consciente. Hay pues un momento tan interesante y de quiebra del régimen, que lo debemos aprovechar bien. El cómo hacerlo, es una cuestión de decisión colectiva, a lo que tan solo pretendo aportar propuestas fruto del conocimiento y experiencia en el medio local.

Por tanto y a modo de conclusión:

- Las elecciones municipales son capitales y hemos de pensar que millones de personas vivirán mejor o peor según sus resultados. Transporte público, alumbrado o servicios sociales locales pasando por cortar de raíz el poder oligárquico y su control sobre los municipios dependen de su resultado. Luego, no son un juego. Hay que ir a ganar.

- El PP está vaciando las competencias locales e impulsando legislación privatizadora y “re centralizadora”. Los municipios están seriamente amenazados y hay que exigir la supresión de la LRSAL ley 27/2013.

- Las diputaciones existen y concurren también a estas elecciones. Se las podemos regalar al PP y al Bipartito, según la formula política de candidaturas. O tomarlas para el pueblo. Luego ya veremos. Pero los planes de obras y servicios, no esperan.

- La ciudadanía se está revelando, luego es el momento de impulsar el triunfo de las izquierdas mosaico y plurales, al objeto de rescatar los ayuntamientos para que desde ellos el pueblo se auto-gobierne e iniciar un periodo constituyente. Los ayuntamientos son un foco de negocio pata oligarcas y multinacionales que trafican y hacen negocio con nuestros servicios públicos. Hay que recuperarlos.

- Las elecciones locales no son localistas o administrativas, son elecciones políticas y de primer orden. Son de una gran importancia y pueden significar el inicio del derrumbe electoral y político del régimen.

Ya es hora de tomarse las elecciones municipales en serio