sábado. 20.04.2024

El efecto Biden: No es oro todo lo que reluce o lo que la publicidad globalista hace ver

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La victoria de Biden es más la derrota de Trump. Numerosas organizaciones sindicales, sociales, movimientos antirracistas, antifascistas y socialistas de los EE.UU han contribuido a derrotar a Trump. El trumpismo ha desarrollado un racismo violento, como ya hemos comprobado y animado mucho a las extremas derechas de todo el mundo incluidos PP y VOX en España. Pero la izquierda estadounidense que ha apoyado a Biden nunca se ha hecho ilusiones con él, más allá de poder combatir el racismo y el supremacismo, lo cual es muy importante. Feministas, socialistas y críticos con la globalización neoliberal ya advierten de sus preferencias derechistas. Para que todo el mundo me entienda, Trump es como Abascal y Biden como Rajoy.

No tengo la posición de varias corrientes políticas comunistas más o menos estalinistas que preferían a Trump dado que este en realidad no ha comenzado ninguna guerra, en mi posición socialista y de apoyo a los Socialistas Democráticos de América, el DSA y a Sanders, me ha alegrado la derrota de Trump, pero en la victoria de Biden todavía están por ver sus consecuencias, puesto que muchas y muchos socialistas –no las cúpulas y los oficialistas socioliberales-, apoyábamos a Sanders y no era por capricho.

En realidad y a la hora de la verdad, el combate político Trump-Biden, encarna dos modelos capitalistas con algunas diferencias, pero no era una lucha entre derechistas y progresistas. Era más bien la lucha entre el nacionalismo capitalista y el globalismo capitalista, pero en ambos casos una forma de dominio del capitalismo de los EEUU del mundo, es decir dos formas diferentes de concebir el imperio y sobre todo de frenar su crisis, la profunda crisis y decadencia de los EEUU y la crisis capitalista.

La victoria de Biden puede suponer la reaparición de TTIP o tratado de libre comercio con Europa/Unión y otros tratados de “libre comercio” al objeto de garantizar la supremacía del capitalismo estadounidense en Europa y gran parte del mundo. Con China y Rusia las cosas pintan diferente. Por tanto el papel de Europa/Unión (UE) volverá a ser el de convertirse en el felpudo del Pentágono y el Departamento de Estado. Porque la lucha económica está ya en el eje Asia-Pacifico y no en la decadente Unión Europea que además carece de una geoestratégia propia y de una politica económica que no sea la alemana. En consecuencia seremos otra vez punta de lanza de embargos y avisos a otras potencias que le plantan cara al imperio y por tanto sus víctimas. Un ejemplo muy claro, la agricultura española todavía padece el servilismo de Rajoy con embargos y castigos a Rusia. Rusia no ha sufrido pues productores de naranjas y de lechugas sobran en el mundo, pero los agricultores españoles han perdido el mercado ruso. También los inventos de embargos y otras tonterías han servido para que los españoles paguemos más cara la gasolina al comprarle menos  petróleo a Irán, de esta forma Teherán les puede vender más crudo a China y la India.

Tampoco Kamala Harris es un contrapeso progresista. De muy joven flirteó con los Panteras Negras pero sus políticas como Fiscal del estado de California tienen muchos claro-oscuros. Harris hoy milita en el ala moderada del Partido Demócrata. El progresismo era Sanders.

Por eso me preocuparon las declaraciones de la ministra del Reino de España de Asuntos Exteriores cuando afirmaba el 20- 1-2021 noche en TVE que los EE.UU eran la democracia. Eso de que los EEUU representan la democracia habría que preguntárselo a muchos pueblos latinoamericanos, a Franco, Pinochet o algunas potencias de Europa del Este. Incluso en muchos estados europeos y Canadá tienen una democracia de más calidad que en el Norte de América. Los EEUU lo que representan en realidad es su libertad, su democracia y dentro de ese gran estado, la libertad y la democracia de sus élites. Las élites de una de las potencias más desiguales del mundo desarrollado.

Cierto que los globalistas van a ser menos brutos que Trump y menos chulos, digamos más “educados” pero lo cierto es que Trump no ha comenzado ninguna guerra a pesar de sus amenazas más tabernarias que políticas.

Hemos de esperar pero como personas de progreso, demócratas y socialistas al menos hemos de ser cautos y ver qué ocurre. También es cierto que ya la supremacía estadounidense tiene problemas y crisis; que los pueblos pueden plantar cara y hay un caso paradigmático cual es el de Bolivia donde tras un golpe de estado organizado por Trump y en plena era Trump la oligarquía evangelista y trumpista ha sido derrotada y los socialistas están nuevamente en el poder.

Las prioridades de los demócratas serán según todos los indicios tratar de cercar a Rusia y frenar la expansión comercial y militar china y para ello al igual que la antigua Roma necesitaran de las “tropas” auxiliares europeas y la alianza con algunas “tribus bárbaras”. Visigodos romanizados frenando los Hunos, a sueldo del Imperio.

Por ello y por nuestro futuro es bueno seguir exigiendo la paz, la independencia de la politica exterior española y europea y defendiendo nuestras conquistas sociales, laborales y el bienestar. El globalismo por ultra-liberal es enemigo de lo público, el estado social y la democracia social. Un socialista no pude ligarse al Pentágono ni al Departamento de Estado. La UE aunque con toda seguridad lo hará firmemente dado además el dominio derechista y liberal-conservador en sus instituciones así como su dependencia de la OTAN, no puede hipotecarse y mantener una politica económica dependiente de los EE.UU, por nuestro bien defendiendo el empleo y los derechos, por tanto lejos de tratados de libre comercio que están hundiendo nuestra industria y agricultura y privatizando servicios. Por cierto que nadie se olvide del TTIP. 

El efecto Biden: No es oro todo lo que reluce o lo que la publicidad globalista hace ver