jueves. 28.03.2024

De la destrucción del trabajo, el teletrabajo y el paro masivo

paro

Desde la contrarrevolución conservadora de Margaret Thatcher y Ronald Reagan a finales de los ochenta del siglo pasado, la dignidad del empleo y los derechos laborales ha ido degradándose. La revolución conservadora se arma con el objeto de derrotar a la clase obrera y destruir su conquista en Occidente, el estado social y/o el del bienestar. El objetivo del neoliberalismo que es la doctrina politica del capitalismo a partir de ese momento, es destruir el estado social, los sindicatos y la cultura obrera.

Lo malo es cuando poderosas fuerzas con origen en el movimiento obrero abrazan las tesis neoliberales y prostituyen la socialdemocracia, o posteriores intentos de reconstruir el progresismo y la radicalidad democrática acaban comprando al neoliberalismo negar la centralidad de la clase obrera e incluso los populistas la niegan en su profundidad transformadora. La cultura obrera va más allá de un trabajo concreto o una profesión. Es una actitud digna y de lucha o al menos resistencia al capitalismo y su organización no solo laboral, sino social, igualitaria y ambiental. Destruido el socialismo de clase, lo demás será pan comido. De hecho ahora excepto sectores todavía minoritarios, toda la izquierda oficialista esta en posiciones de colaboración de clases.

Es necesario una recuperación del trabajo sindical y político de la clase trabajadora al objeto de defender los conseguido y lograr nuevas metas, defender e incrementar lo público y no permitir que las burguesías derechistas atemorizadas acaben imponiendo el autoritarismo del siglo XXI

En esta crisis capitalista mundial de 2019 en la que se enmarca la del COVID-19, las consecuencias van a ser terribles y el paro y la pobreza están siendo imparables y volverán a golpear a la mujer de forma criminal. Pero es que los bancos, los poderosos grupos financieros y la mayor parte de las grandes empresas están también muy tocadas y sin liquidez. El capitalismo y sus gerentes, están despistados, todavía no han encontrado su solución definitiva a su crisis y en estos casos cuando un capitalismo está con temor por todo, la solución de la burguesía, también de la burguesía liberal es el autoritarismo y/o el fascismo. La burguesía atemorizada no solo no necesita ya de la democracia, sino que la utiliza para liquidarla. Por eso humildemente a mí no me extraña el fenómeno VOX, ni que el PP haya vuelto a sus orígenes de las familias franquistas. Ese va a ser su camino inexorable y eso ahora se llama el Trumpismo y seguir a rajatabla las órdenes de los consejeros de Trump en América latina, Europa y el reino de España.

Lo primero pues será seguir destruyendo al Trabajo organizado, domesticando y a la vez combatiendo a los sindicatos de la clase trabajadora, despistados, amedrentados y a su vez o colaboracionistas o sectarios. También en comenzar a pescar votos en los colas del hambre, la desesperación y la ausencia de futuro. Colas del hambre que se forman por la ineficacia y los temores de la izquierda de la colaboración de clases y su temor a las derechas, pánico a los bancos y las grandes empresas que imponen con impunidad su ley.

Decía un compañero de trabajo mío, mucho mayor que yo en la combativa metalurgia de los años setenta que la ambición del patrono no solo era que el obrero trabajara, sino que pusiera su herramienta, ósea descubría el teletrabajo impuesto de forma masiva gracias al coronavirus y al que tantas loas se le hacen. Es ya el culmen del sueño del patrono y de la explotación; la trabajadora o trabajador, ponen su herramienta y no solo, sino que transforman su comedor en centro de trabajo y de paso las mujeres concilian de gratis para las empresas, ponen todas y todos su propio ordenador o portátil, pagan el recibo de internet, pagan la luz, ponen su móvil y pagan su tarifa a la compañía de telefonía y encima trabajan más horas. Incluso hay tipos que se llaman progresistas y están contentos. El caso de otros sectores laborales que necesiten o no de trabajo manual e instalaciones o transporte el descubrimiento es el falso autónomo, que en este caso también se paga sus cuotas sociales e impuestos. El falso autónomo eclosiona de forma masiva en la crisis de 2008 y el teletrabajo esclavo en la de 2019. Vemos pues como el trabajo se va degradando poco a poco. Ante el paro masivo que ya ha llegado y va a llegar si las tesis de las derechas trumpistas se imponen o se acepta la esclavitud de los comedores y se profundiza el falso autónomo esa será su solución al empleo, eso o las colas de Caritas, las parroquias y las ONGs de turno, que surgen como setas en ausencia de renta básica y dignidad salarial. Previamente el capitalismo ha destruido la economía productiva.

Esto es lo que hay. Por tanto es necesario una recuperación del trabajo sindical y político de la clase trabajadora al objeto de defender los conseguido y lograr nuevas metas, defender e incrementar lo público y no permitir que las burguesías derechistas atemorizadas acaben imponiendo el autoritarismo del siglo XXI que hoy es el trumpismo, que al fin y la postre es lo que las burguesías siempre han hecho. Aquellos de la colaboración de clases que creen en unas burguesías democráticas, que miren al Brasil de Bolsonaro y sepan de una vez, que Bolsonaro llegó al poder con el voto de la burguesía liberal, que antes de consentir que triunfara el PT auparon a Bolsonaro y para logarlo previamente encarcelaron a Lula.

De la destrucción del trabajo, el teletrabajo y el paro masivo