viernes. 29.03.2024

Cambiemos al mundo de base… vamos a reinventarnos

“No hay nada peor en un programa que la contradicción con la realidad”, Karl Kaustky


El mundo nos lo han cambiado de base, pero por ahora ha sido el sistema, el capitalismo. Presenciamos un combate feroz entre el capitalismo globalizado, globalizador y libre cambista, frente a un capitalismo nacional y/o nacionalista, proteccionista. Podemos caer en la tentación de pensar que uno es el bueno y el otro es el malo. En realidad ambos viven a costa de las personas, de quienes les venden o mal venden su fuerza de trabajo y consumen sus productos. Ambos son extractivistas y están inmersos en la sociedad del carbono. Ambos, si es que hay dos, -cosa que dudo mucho-, necesitan acumular, vender, producir y llevan en su interior el germen de la guerra.

¿Cuál es nuestra realidad? Un mundo injusto e inseguro y una clase obrera y trabajadora desprotegida, empobrecida e ignorada. Mientras el capitalismo busca nuevas fórmulas de dominación.

El proteccionismo como respuesta a un capitalismo global que pone en riesgo el statu quo de muchas potencias o de ciertos segmentos del capitalismo, ha puesto por ahora en retroceso en lo que a los EE.UU se refiere al librecambismo. Trump se enfrenta a los tratados internacionales de libre comercio y lo hace no por ser antisistema y anti casta, como algunos “pogres” liberales de ideología de “clase media” piensan, sino como una reacción de defensa del propio sistema, del propio capitalismo al que tal y como muchas personas llevamos tiempo denunciando, le sobra la democracia. Trump no hace sino proteger los intereses del capitalismo anglosajón, eso sí, con contundencia. Esto le lleva a una posible alianza estratégica con el capitalismo nacionalista ruso. No por cambiar el mundo, sino por controlarlo mejor.

 Por tanto la post-globalización comienza a ser un hecho y una nueva fase de acumulación de capital, de mercados y de industria militar, se pone en marcha con fuerza. La crisis capitalista, provoca la aparición del nacionalismo al objeto de ser resuelta y vuelven a surgir ideas autoritarias –por ahora- lo cual no es nuevo y recuerda demasiado a soluciones a la crisis capitalista de 1929, de los años 30 del siglo pasado.

¿Qué está ocurriendo?

Trump y el auge de la extrema derecha en Europa no es sino la derrota del “obamismo”, del “clintonismo” de la tercera vía y de las soluciones “liberal-progresistas”, del fracaso de los que predijeron el fin de la lucha de clases y de las izquierdas socialistas, transformadoras, del laborismo de clase trabajadora, cambiado por el triunfo de la “cohesión social”. Las ideas de la bondad del capitalismo verde globalizado, el socioliberalismo, el ciudadanismo, no han podido corregir la desigualdad social creciente, la destrucción del estado del bienestar conquistado (que no regalado), por la clase obrera y sus partidos y sindicatos.

Empobrecimiento de las clases trabajadoras occidentales. Destrucción de los sindicatos de trabajadoras y trabajadores. Debilitamiento del socialismo democrático y todo para que lleguen Trump, Le Pen, Wilders o Aznar a la palestra. No solo es responsable la socialdemocracia, también quienes han destruido sus conquistas o quienes para sustituirla han negado la vigencia de las ideas del socialismo y la existencia de la clase obrera.

Esas y esos mismos, sobre todo mis colegas sociólogos y politólogos de las escuelas anglosajonas, (y lo he escrito recientemente), le vuelven a dar carta de naturaleza a la clase obrera para afirmar que vota a Trump, a Le Pen a… Al PP incluso. Todo menos reconocer que por ejemplo la Unión Europea desde los años noventa u ochenta del siglo pasado no está sino destruyendo las conquistas obreras y socialistas europeas de los años cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta del siglo pasado. Incluso la jornada de ocho horas es ya otra vez, una utopía en España. Están privatizando desde la UE y regalando al sector privado los bienes públicos.

La clase obrera solo le debe a la globalización y sus profetas, sino su desaparición como clase con dignidad, organización y orgullo. La pérdida de sus empleos industriales mediante la deslocalización o el cierre sin alternativas de empleo de minas y talleres. La aparición de nuevas clases obreras en otros lugares del mundo, sin derechos, con salarios de miseria y condiciones de trabajo medievales.

La nueva industria hostelera y turística en auge, degrada a sus trabajadores, les explota y oprime. Les deja sin derechos y abusa de ellas y ellos, sin que nadie haga nada en España, en Europa, por esos nuevos proletarios, aunque ellos y ellas no lo sepan.

Como va a votar la clase obrera a quienes han consentido y promovido su desgracia y que sus hijos e hijas vivan peor que ellos. Ha habido demasiadas formas de perjudicarles. Destruyendo los sueños de un mundo nuevo y cayendo en el triunfo cultural del neoliberalismo, estamos destruyendo cualquier posibilidad real de vencer a Trump o a la extrema derecha.

Se está vendiendo un gran engaño. Una mentira. Pero mientras solo el socialista Sanders podía frenar a Trump y hablar un lenguaje que la clase obrera entendía con propuestas tan sencillas como claras exigiendo un salario mínimo de 15 dólares hora, la tercera vía, las y los liberales progresistas, apoyaban a una señora Clinton tan manchada como el propio presidente vencedor, hortera, populista, de extrema derecha. En el fondo, nada que pudiera beneficiar a las clases populares -en lo material-, les diferenciaba.

Esa es la terea en la que Sanders y los socialistas democráticos estadounidenses se deben empeñar ahora y continuar. Esa es la titánica tarea que les espera a Jeremy Corbyn en Gran Bretaña organizando a las nuevas hornadas de las clases trabajadoras británicas, hayan o no nacido sus padres en la isla. Esa es la tarea en la que deseo que ahora se aplique el socialista Benoit Hamon en Francia. Pero, denuncio, ¿Sabéis que están haciendo los medios liberal-progresistas y cooptados de “las izquierdas” del sistema frente a personas como Corbyn, Sanders o Hamon? Cargar contra ellos, desprestigiarlos, decir que sus programas son una locura e imposibles ¿Por qué? Porque son socialistas democráticos y eso es un gran peligro para el sistema. Más que la extrema derecha.

No se trata solo de reivindicar mejoras en estos tiempos, que por cierto son imprescindibles. Se trata de repartir riqueza y la riqueza. Por eso en el fondo prefieren a Trump, a Le Pen y atacan a quienes desean acabar con la desigualdad, la pobreza, el paro, la “austeridad” o los contratos públicos y subvenciones a un capitalismo, unas grandes empresas, que vive del Estado y de repartirse sus impuestos entre ellos al objeto de obtener sus beneficios.

Vamos a reinventar el socialismo obrero. Vamos a volver a ilusionar y si Corbyn o Sanders lo ha hecho, porqué nosotras no.

Cambiemos al mundo de base… vamos a reinventarnos