La ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, abogó este lunes por una revisión de la "totalidad" del impuesto de Sociedades, alegando que hoy en día la capacidad de aportación de las grandes fortunas y sociedades a la caja común está siendo comparativamente inferior que la de las pymes.
De las estadísticas oficiales se desprende que el tipo medio efectivo de gravamen va reduciéndose conforme va aumentando el tamaño de las empresas, lo que no tiene ninguna lógica, ni sentido
Lo cierto es que, en este momento, sería un primer paso establecer un tipo efectivo mínimo de, al menos, el 15% sobre el beneficio de los grupos, lo que permitiría recaudar 10.787 millones de euros al año; cifra sensiblemente superior a los 3.500 millones que se recaudarían de establecerse ese mínimo sobre la base imponible, como planea el Gobierno.
De las estadísticas oficiales se desprende que el tipo medio efectivo de gravamen va reduciéndose conforme va aumentando el tamaño de las empresas, lo que no tiene ninguna lógica, ni sentido. Entonces, ¿por qué? Pues porque las grandes empresas cuentan con servicios de asesoría fiscal muy especializados para aprovechar al máximo todas las posibilidades que tienen para reducir su factura, que son muchas.
Es más, los grupos consolidados sólo tributaron en el periodo comprendido entre 2007 y 2016 al 6,37% sobre el beneficio contable por Sociedades, frente al 16,02% que pagaron las pymes. Y en 2016 el tipo real de los grupos fue del 6,14%, casi 10 puntos por debajo del porcentaje al que se gravó a las sociedades no integradas en grupos consolidados.
De ahí la necesidad de igualar los tipos a través de una modificación normativa, de forma que los grandes grupos aproximen su tipo al 16% que abonan las pymes.
Por otra parte, conviene analizar un argumento repetido de que es mejor bajar la tributación de las empresas para mejorar la actividad económica. Pues bien, desde el punto de vista del devengo, el pico histórico se alcanzó en 2006. La recaudación del Impuesto sobre Sociedades se desplomó coincidiendo con la crisis y no se ha recuperado aún a pesar de la recuperación económica y de las medidas aprobadas en 2011 y 2012 para limitar la utilización de beneficios fiscales que aprovechaban las grandes empresas para diferir la tributación, momentos que determinaron un punto de inflexión a la inexorable caída recaudatoria, si bien la recaudación devengada en 2016 aún está desplomada un 46,9%, y la recaudación del IS en 2017 (cobro), un 46%.
En su lugar, ¿por qué no debatir para fijar el nivel de tributación general y el que se quiere exigir a las grandes fortunas?
La OCDE estima que las técnicas de "optimización fiscal" hacen perder al fisco entre el 4% y 10% de los impuestos corporativos, estimados a nivel mundial entre 100.000 millones y 240.000 millones de dólares al año. La recuperación recaudatoria se complicó con la reforma fiscal en el Impuesto sobre Sociedades, que redujo 5 puntos el tipo nominal general del 30 al 25%, igualando al tipo de gravamen del 25% de las empresas de reducida dimensión, salvo las entidades de crédito que siguen sometidas al mismo tipo del 30% vigente antes de la reforma.
En definitiva, lleva razón María Jesús Montero al afirmar que el impuesto de Sociedades requiere una revisión, aunque esas declaraciones las hizo al tiempo que invitó a debatir sobre figuras como el impuesto de Sucesiones y Donaciones, invocando que "se discute su razón de ser" y que entre la ciudadanía "parece que no tiene sentido". Nada más lejos de la realidad. Esa supuesta deslegitimación a la que aludió la ministra en funciones no se entiende en tanto en cuanto el 80% de las herencias no pagan el Impuesto de Sucesiones.
En su lugar, ¿por qué no debatir para fijar el nivel de tributación general y el que se quiere exigir a las grandes fortunas? Quizás sea necesario realizar algunas modificaciones, particularmente en Sucesiones, para que se vea con mejores ojos y se perciba que pagan más impuestos los que más tienen, a diferencia de lo que se considera en la actualidad. Y para ello habría que acometer una completa reforma fiscal y dejar de poner parches, como se viene haciendo durante los últimos años.
Carlos Cruzado, presidente de los Técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA)