miércoles. 24.04.2024

Por unas navidades culturales

La cultura es un bien por sí mismo, pero tiene indudablemente unos efectos económicos, por la actividad que genera, al tiempo que necesita financiación...

Fundación Sistema | La cultura es un bien por sí mismo, pero tiene indudablemente unos efectos económicos, por la actividad que genera, al tiempo que necesita financiación. Es un hecho, que la vida cultural requiere el apoyo por parte de las entidades privadas, pero fundamentalmente por el sector público. Siempre ha sido así a lo largo de la historia y las figuras de los mecenas han sido básicas para patrocinar y financiar artistas. En las sociedades modernas el Estado desempeña la tarea que en otros tiempos hicieron los mecenas, por lo menos en gran parte.

El Gobierno español está poniendo de manifiesto el poco interés que tiene por la cultura, entre otras cosas aunque no solamente, por haber puesto el 21% del IVA al consumo y disfrute de determinados bienes culturales. En un debate en televisión mientras que se discutía sobre esto y se decían bastantes necedades sobre el particular, se le hizo una entrevista a El Brujo en directo, pero sin que estuviese presencialmente en el estudio.

Su intervención fue bastante sensata, poniendo un poco de cordura entre tanto despropósito, de modo que me gustaría resaltar dos cosas importantes de las que dijo. En primer lugar, señaló que mientras se pone el 21% del IVA a la cultura, al futbol se le grava con un 10%, y a las revistas pornográficas con un 4%. Los datos lo dicen todo sobre la actitud de un Gobierno frente a la cultura. En segundo lugar, dijo que la cultura no era algo que afectara solamente a las personas que trabajan en el sector, y por tanto, una reivindicación gremial, sino que incumbía a toda la sociedad. Se trata de apostar por educar a la gente en la apreciación de la belleza, la estética y la creatividad, o por el contrario, en la ignorancia de estos valores tan relevantes. Este me parece que es el punto clave.

Me recordó, además, a la explicación que da Stefan Zweig en su magnífico libro “El mundo de ayer. Memorias de un europeo” (Editorial Acantilado), acerca de por qué tantos judíos destacan en el mundo de las artes, la, ciencia y la investigación. En contra de lo que la gente opina de que a los judíos sólo les interesa el dinero y los negocios, dice este autor, se les educa por lo general en el cultivo del espíritu, y se les hace valorar desde pequeños el conocimiento, el arte, la estética y la belleza. No es casualidad, por tanto, que tantas gentes que tienen un origen de familia judía destaquen en estos ámbitos. Al igual que sucede a los premios Nobel que han sido conseguidos por judíos, aunque sean ateos o no practicantes, y que superan en porcentaje a los que representan en población en relación con el total mundial.

El gran historiador Hobswamn dedica a esto dos artículos en su libro “Un tiempo de rupturas: sociedad y cultura en el siglo XX” (editorial Crítica; 2013) en donde también trata de explicar este hecho, pero sobre todo algo significativo como es que esta presencia notable de los judíos en el mundo de la ciencia y de la cultura tiene su origen a finales del siglo XVIII, y se desarrolla durante el XIX y el XX. Anteriormente, salvo alguna excepción que otra como Maimónides, no se había producido este fenómeno.

No deja de llamar la atención que Fernández Buey, filósofo marxista y discípulo de Manuel Sacristán, en su  libro “Poliética” en el que estudia a bastantes pensadores de diferentes tendencias y enfoques, todos ellos, excepto Bertolt Brecht, son de origen judío. Esto me llamó la atención sobremanera, así como algún que otro analista de su libro que lo puso de manifiesto, de modo que le pregunté al autor a qué se debía este hecho, a lo que me respondió que salió así, que él lo que hizo fue seleccionar una serie de autores que le parecían interesantes por lo que aportaron al conocimiento y al pensamiento, y le dio este resultado.

Esto no es sino un ejemplo de lo que el cultivo del espíritu puede deparar como beneficioso a una sociedad. Por ello, es tan importante que el Estado y los poderes públicos promuevan la cultura, la promocionen y la protejan, y no suponer que todo debe ser regido por intereses mercantiles y de obtención de beneficios privados. Pero, como en tantas cosas, se camina en la dirección contraria. El Gobierno es insensible a la cultura, entre otras cosas, porque salvo una minoría, se puede ver que son bastante incultos e ignorantes. A falta de argumentos, se acude a la descalificación, insulto, o a la amenaza de no tener al día las cuentas con Hacienda, negando con ello la libertad de expresión.

Por eso, mi recomendación es que estas navidades las aprovechemos para ir al cine, teatro, música clásica, ópera, museos, lectura de libros, lo que no solamente repercute en una mejora del nivel de conocimientos, sino en un disfrute de la belleza y de la armonía, que todo ello nos puede proporcionar. Al tiempo que se puede ayudar a un sector afectado por la crisis, pero también por la política gubernamental. Es a su vez, un antídoto frente a la crisis y una manera de refugiarse frente a tanta ignorancia de la que hacen gala bastantes políticos y tertulianos, y la pérdida de los valores morales por parte de las élites económicas y políticas. Ante este triste espectáculo mediocre que se nos ofrece día a día la cultura es nuestra posible salvación como individuos y sociedad.

Por unas navidades culturales