sábado. 20.04.2024

La macroeconomía va mal señor Presidente

El discurso del presidente del Gobierno en el Debate de la Nación ha sido todo menos un adecuado balance...

El discurso del presidente del Gobierno en el Debate del Estado de la Nación ha sido todo menos un adecuado balance de la situación del país. Un discurso hueco, sin fundamento, y tergiversando la realidad hasta cotas insospechadas. No abordó temas fundamentales como la nueva ley del aborto, la cuestión de Cataluña, el fin de ETA, la ley de seguridad ciudadana que están preparando, los muertos en Ceuta, la política migratoria, el derecho de asilo, el estado de la sanidad pública y la educación, el incumplimiento de la ley de la dependencia, el futuro de las pensiones, el IVA sobre la cultura, la corrupción, y algo tan fundamental como la crisis política y de valores por los que atraviesa nuestro país.

La mayor parte de su discurso se centró en la economía, que quiso presentar como un gran logro de su gestión. Si realmente considera que el estado de la economía actual lo puede presentar como un éxito de su Gobierno, cuando las cosas están tan mal, esto demuestra que no se ha hecho nada positivo en más de dos años de mandato, al tiempo que pone de manifiesto la incompetencia para afrontar los graves problemas que se padecen. Lo más preocupante de un presidente de Gobierno que da un discurso de esta naturaleza, tan alejado de las privaciones y carencias que se están padeciendo, es o bien porque padece un gran desconocimiento de la realidad, lo que no es nada de extrañar, o bien que se pretende conducir a la gente hacia un gran engaño, distorsionando los hechos. 

Pero resulta muy difícil engañar cuando son los propios ciudadanos los que están padeciendo las consecuencias de la crisis económica y de las erróneas políticas económicas practicadas, tanto por la Unión Europea como en nuestro país. Se buscan excusas para justificar lo realizado y los malos resultados obtenidos, como la herencia recibida y que España estaba al borde del abismo. Se presentan como positivos la bajada de la prima de riesgo y que haya mejorado la calificación que una agencia de valoración ha dado a nuestro país. También se presenta como favorable el que la recesión se ha dejado atrás y empieza a haber crecimiento que en un futuro supondrá mejoras en el empleo. 

¿A quién se pretende engañar con estas exposiciones?, cuando una gran mayoría de los ciudadanos están padeciendo la pérdida de poder adquisitivo, la precariedad en el empleo, la incertidumbre sobre su puesto de trabajo, la bajada de las pensiones, la subida desmesurada de la luz, el recorte en los servicios sociales esenciales, y el elevado paro, que afecta de una u otra manera a casi todas las familias. Lo que observo a mí alrededor es una gran preocupación por el presente, que no mejora y que no admite esperas, así como por el futuro de los hijos y nietos, y también del propio con las pensiones, que en ocasiones está sirviendo para mantener a toda una familia.

En algunas ocasiones, tanto el Gobierno como los medios de comunicación afines, en su labor de propaganda que no de información, tratan de convencernos que es de día cuando es de noche. Se señala que estas leves mejoras se irán notando entre los ciudadanos, como si en economía hubiera una relación estrecha entre estas variables (prima de riesgo y valoración de la deuda) y la creación de empleo. Tampoco funciona la teoría de la filtración, esto es, que el crecimiento por sí mismo genera mejoras económicas y sociales. Un premio nobel como Stiglitz, entre otros, ha razonado en sus diferentes libros con argumentos sólidos que la idea de la filtración no funciona automáticamente.

A pesar del buen comportamiento de las exportaciones y del turismo, el crecimiento de la economía española sigue siendo muy débil. En el cuadro macroeconómico que ha presentado la Comisión Europea, sobre los resultados de 2013 y previsiones para los años 2014 y 2015, acerca del crecimiento del PIB, inflación, desempleo y déficit público, la economía española no sale bien parada. En todos ellos, salvo el de la inflación, se obtienen unos indicadores peores no ya que la media de la zona euro y del conjunto de la Unión Europea, sino de la mayor parte de los países. La inflación que se encuentra relativamente baja y más acorde con los otros países y la media, no es tan buen dato pues lo que viene a reflejar es la atonía en el que la economía española se encuentra con riesgo incluso de acercarnos a la deflación.

Si se atiende a lo que ha sido el centro de la política económica, como es la bajada del déficit público, los objetivos no se han cumplido. Un fracaso más, que está teniendo unos costes sociales muy elevados. El déficit público puede cerrar el año, según esta información, con un 7.2% sobre el PIB. Las previsiones tampoco son muy alentadoras. Se está causando un gran daño al Estado del bienestar, se recortan de forma abusiva los derechos de los trabajadores y de la ciudadanía, para no conseguir que la economía española salga hacia adelante, y lo que es peor se encuentra entre los peores comportamientos de la Unión Europea.

Un discurso de estas características contribuye a alejar aún más a los ciudadanos de la política, a deteriorar la imagen de los políticos, y a desconfiar de sus palabras, que no coinciden con la realidad que se vive día a día. Los partidos de la oposición, por lo general, sí pusieron los pies sobre la tierra, y, a mi modo de ver, Rubalcaba estuvo bien. Hace tiempo que no escuchaba desde las filas socialistas un discurso de este tipo. El problema al que se enfrenta Rubalcaba es la credibilidad que pueden tener sus palabras, al haber sido ministro y vicepresidente de un Gobierno que no supo afrontar la crisis, y, cuando lo hizo, estuvo alejado de posiciones socialdemócratas. Los tres oradores de izquierda plural bien también, pues más allá de la oratoria sí pusieron el dedo en la llaga en cuestiones candentes y denunciaron los numerosos daños y destrozos que este Gobierno está haciendo.

La macroeconomía va mal señor Presidente