viernes. 29.03.2024

¡Acabad ya con esta corrupción!

Los que tienen que vigilar por el cumplimiento de la ley son los que la han violado a gran escala

La elevada corrupción que se está conociendo en España y la que, sin lugar a dudas, queda por salir a la luz es un escándalo de grandes dimensiones. Los enriquecimientos ilícitos, que se sustentan en el robo a los ciudadanos, tienen elevados costes económicos, políticos y sociales. La degradación moral y democrática es de tal calibre que debe ser un objetivo prioritario la lucha contra este fraude que se está realizando a la sociedad en su conjunto.

El descubrimiento de los hechos corruptos pone de manifiesto que hemos estado gobernados por presuntos delincuentes que han utilizado el poder político y las instituciones para provecho personal. Los que tienen que vigilar por el cumplimiento de la ley son los que la han violado a gran escala. ¿Qué confianza pueden ofrecer al ciudadano que observa atónito cómo altos cargos han saqueado las arcas públicas llevándose millones de euros y refugiándose en paraísos fiscales? Durante años han estado llevándose millones sin que fueran detectadas estas malas prácticas ni por el poder político ni judicial. Lo cual no deja de resultar increíble.

Se está avanzando en este terreno y hay que agradecer a determinados medios de comunicación, a jueces y fiscales su labor, aunque no en todos los casos es así como se está comprobando todos los días. Las actuaciones judiciales están teniendo muchas trabas, por parte del partido gobernante de una forma descarada, lo que le hace cómplice de la corrupción. Es un partido que ha consentido la corrupción y que la ha practicado con la existencia de cajas “b”, sobresueldos y financiación irregular de campañas electorales.

Estamos ante una situación que como ya denunciara Joaquín Costa en Oligarquía y Caciquismo (Alianza Editorial, 1967) se sufre el gobierno de los peores. La corrupción no son casos aislados, como le gusta decir al PP para eludir sus responsabilidades que son muchas, sino tramas y organizaciones criminales organizadas desde posiciones del poder con la complicidad de numerosas empresas que han pagado las comisiones. La situación es insostenible y hay que actuar ya para acabar con esta lacra que está dañando a la propia democracia.

Ante la gravedad de los hechos las clases intelectuales no deben desertar de la denuncia, para no caer en lo que también señalaba Costa en la obra mencionada. Pero es fundamentalmente función de los partidos de la oposición tomar medidas urgentes para evitar que estos hechos vuelvan a suceder, lo que requiere leyes y regulaciones más estrictas. Actuaciones con proposiciones y no solamente con actitudes de protesta y política de gestos. Un paso previo a todo esto es una moción de censura al presidente del Gobierno y a la presidenta de la Comunidad de Madrid. La regeneración no es posible hacerla con el PP.

Está claro que es así ante la actitud de este partido con sus falsos discursos y tratando de poner en puestos claves de la judicatura a personas de su confianza que entorpezcan las investigaciones o las paralicen. Los dirigentes, sobre todo los jóvenes, insisten en que son casos individuales y pocos en comparación con la honestidad de la mayor parte de los militantes. Los casos individuales no son desde luego cualquiera, pero además si se tiene verdadero interés en una renovación del partido que limpie tanta porquería tendrían que rebelarse contra los que han ocupado puestos de responsabilidad en el partido y en los gobiernos estatales, regionales y municipales, bajo cuyos mandatos se ha producido este saqueo. Se ha hecho negocio en la burbuja inmobiliaria, con la educación, sanidad pública, obras de infraestructuras, y con bienes públicos como el agua. El silencio y el miedo son estos casos cómplices de los delitos cometidos.

Por lo demás, hay que pedir a los otros partidos que en esto se pongan de acuerdo y dejen sus diferencias para otras cuestiones. Ciudadanos, que se presento como el gran regenerador y contra el capitalismo de amiguetes, están demostrando una gran tibieza y con determinadas excusas favorece que sigan en el poder los causantes de tantos males. Hay instrumentos para acabar con gran parte de la corrupción y si no se llevan a cabo es por falta de voluntad política para ello. Una de las cuestiones más urgentes es poner más medios a la justicia y a la policía encargada de investigar estos casos. No deseo vivir en los próximos años bajo el dominio de una oligarquía corrupta y clientelar.

¡Acabad ya con esta corrupción!