miércoles. 24.04.2024

Rajoy presidente: una anomalía democrática

Ciertamente la superación de una investidura por un candidato y en consecuencia su posterior designación como Presidente de Gobierno es un hecho normal en cualquier sistema democrático. Es un acontecimiento político que se repite periódicamente tras los procesos de elecciones generales, es una situación de completa normalidad democrática.

Dicho lo anterior y atendiendo al título que he dado a este artículo, me veo obligado a explicar por qué considero que la investidura del Sr. Rajoy como Presidente de Gobierno supone en mi opinión una anomalía democrática relevante y que actuaciones, hechos o situaciones le confieren esa característica. Veamos:

En primer lugar pienso es una anomalía democrática pueda ser elegido presidente de gobierno quién es asimismo presidente de un partido, P.P, que al unísono con su investidura está sentado en el banquillo de los acusados imputado como partícipe a título lucrativo de los gravísimos casos de corrupción perpetrados por la trama Gürtel íntimamente ligada al P.P.

Es asimismo una anomalía democrática grave pueda ser elegido presidente de gobierno el presidente de un partido, P.P, imputado por destrucción de pruebas al destrozar los discos duros de los ordenadores de su tesorero Sr. Bárcenas.

También es a mi juicio una anomalía democrática  pueda ser investido presidente de gobierno quien preside un partido, P.P, que según consta en diferentes procesos judiciales ha podido cometer delitos tan graves como blanqueo de capitales, delitos electorales o financiación ilegal.

Podríamos convenir que la investidura del Sr. Rajoy hubiese sido imposible en cualquier país democrático de la Europa a la que pertenecemos, como tampoco hubiera sido posible en cualquier democracia sana y consolidada.

Parece que ese antiguo slogan “  Spain is different” sigue vigente para mal.

En segundo lugar supone a mi entender una anomalía democrática que el Sr. Rajoy haya sido investido presidente gracias a la abstención del 82% de diputados del principal partido de la oposición, el PSOE. La abstención fué aprobada tras un esperpéntico Comité Federal que descabalgó a su Secretario General  Pedro Sánchez y su ejecutiva, que se oponían a permitir con su abstención la investidura del candidato de la derecha; dicha abstención supone a mi juicio no sólo un incumplimiento flagrante de sus compromisos electorales sino también una traición a una inmensa mayoría de sus militantes y votantes.

Esta abstención tan irresponsable ha comportado una clara ruptura en el seno del partido y lo coloca al borde del precipicio; los dirigentes actuales o pasados que han estado trabajando por la abstención prácticamente desde hace meses asumirán sin duda sus responsabilidades en el futuro inmediato, en algunos casos presumiblemente cosechando derrotas electorales y en otros casos perdiendo la credibilidad que les quedara ante la ciudadanía.

El 29 de Octubre el PSOE protagonizó la acción más vergonzante de su historia por más que tratara de justificarla como ejercicio de responsabilidad por el bien de España. Cabe preguntarse:

¿Qué bien para España comporta ser gobernada por un partido anegado en la corrupción?

¿Qué bien para España comporta ser gobernada por el partido que ha generado los mayores niveles de desigualdad y pobreza jamás conocidos en nuestro país en el periodo democrático?

¿Qué bien para España comporta ser gobernada por un partido que limita los derechos y libertades públicas cuyo Ministerio del Interior según lo publicado ha creado una policía para investigar a sus adversarios políticos?

No es el bien de España lo que el PSOE intenta garantizar con su aberrante abstención; en mi opinión lo que ha sucedido es que los responsables socialistas con mayor poder en la organización se han plegado a los designios de los grandes poderes económico-financieros, grandes medios de comunicación y grandes empresarios, que tras los resultados del 20-D se conjuraron para impedir a toda costa un posible gobierno alternativo desde la izquierda; para garantizar esos designios estos dirigentes en principio pusieron todo tipo de limitaciones a las negociaciones de su secretario general y posteriormente provocaron su caída.

Concluyendo, personalmente tengo la costumbre cuando se produce un hecho que considero muy anómalo e incomprensible recurrir a la memoria, y tengo que confesar que lo ocurrido el sábado 29 me ha traído a la memoria el Tamayazo, aquel turbio episodio nunca debidamente aclarado e investigado( la Comisión de investigación parlamentaria en la Asamblea de Madrid la presidió Francisco Granados, cabecilla de la trama Púnica hoy en prisión) que impidió un gobierno de izquierdas en Madrid donde después se instaló la corrupción el despilfarro y el desmantelamiento de los servicios públicos.

Habría que preguntar: POR QUÉ ESTORBA LA MEMORIA 

Rajoy presidente: una anomalía democrática