jueves. 28.03.2024

Una necesidad para España: gobierno de izquierdas para fortalecer la democracia

Foto: Flickr PSOE

Para quienes albergaran dudas sobre cual sería el comportamiento de la pretendida” derecha centrada”, es decir el Partido Popular, en relación al gobierno que apoyado en una mayoría suficiente se conformase una vez superada la investidura, nada mejor que el desarrollo de las sesiones de la misma para que cualquier duda haya quedado despejada. Lo visto en las sesiones de la reciente investidura nos ha mostrado un Partido Popular echado al monte, tratando de deslegitimar los repetidos triunfos electorales del Partido Socialista y la izquierda en su conjunto, ocultando al unísono las contundentes y repetidas derrotas electorales que había sufrido; este posicionamiento en mi opinión supone la visualización de un peligroso déficit democrático en las filas de la pretendida “derecha centrada”. En democracia no aceptar o tratar de deslegitimar los resultados electorales surgidos de las urnas en procesos electorales absolutamente limpios transmite una imagen de unas convicciones  democráticas muy frágiles.

Utilizar una vez más a ETA, para insultar gravemente a diputados elegidos democráticamente y despreciar a los miles de ciudadanos que libremente les han votado es otro ejemplo del escaso valor que el Partido Popular confiere a principios básicos del sistema democrático. Hacerlo hoy cuando afortunadamente hace años que ETA no existe y la sociedad española y particularmente la vasca vive sin la amenaza terrorista supone a mi juicio una forma despreciable de hacer política; es ciertamente verdad que la utilización mezquina y partidista del terrorismo etarra y el sufrimiento de sus víctimas por parte del Partido Popular no supone ninguna novedad, en un país de débil memoria como es el nuestro conviene recordar que el Gobierno del PP presidido por el Sr. Aznar utilizó a ETA para atribuirla la autoría del mayor atentado terrorista que España ha sufrido (11 Marzo 2004) con el objetivo de intentar mantener el poder tratando de mediatizar el voto ciudadano mediante una brutal mentira; esa acción política es a mi juicio lo más delecnable que un partido político puede hacer en democracia.

Estoy seguro que los miembros de la coalición progresista que conforma el nuevo gobierno así como quienes con su voto favorable o su abstención lo han hecho posible son perfectos conocedores de lo complicado que va a resultar hacer política con unas derechas tan radicalizadas

Es constatable la enorme diferencia de comportamiento de la derecha española representada por el Partido Popular en relación a sus partidos afines europeos, quizá una razón de ello pueda deberse a un proceso histórico muy distinto, mientras la derecha democrática europea defendía la democracia y luchaba contra el fascismo los ascendientes políticos de la pretendida “derecha centrada” española estuvieron justamente en la posición opuesta.

Lo que hoy ve la sociedad española es un Partido Popular que se resiste a aceptar los resultados electorales, que legitima y hace suyos los postulados y los mensajes de la extrema derecha, que no duda en utilizar cualquier medio para tratar de impedir un gobierno legitimado por una mayoría parlamentaria, que vuelve a amenazar a la sociedad española con provocar un clima de crispación y tensión social que rememoran al Partido Popular de la época de Aznar, que sigue utilizando el terrorismo etarra ya inexistente y a sus víctimas como arma política contra sus adversarios (muchas de esas víctimas le han pedido deje de utilizarlas) con el fin de conseguir algún rédito electoral, que hace gala de un patriotismo rancio exento de cualquier compromiso serio con esa patria que dice defender , un partido que no representa al centro derecha que la democracia parlamentaria española necesita.

Desde mi punto de vista sería deseable y sin duda positivo para la sociedad española que el Partido Popular recondujese su forma de hacer política, asumiese sin ningún reparo el grave daño que sus políticas de los últimos años han producido en amplias capas de la sociedad española, afrontase de manera nítida la responsabilidad derivada de la corrupción generalizada producida y puesta al descubierto en numerosos lugares donde ha gobernado e iniciara un camino real de regeneración con propuestas constructivas para mejorar las condiciones de vida de los españoles. Estoy seguro que ese cambio en su acción política sería reconocido incluso por quienes no les votan. Desde una óptica democrática todos deberíamos desear se produzca ese cambio que ayudaría sin duda a frenar el auge de una extrema derecha que no representa otra cosa que el fascismo de nuevo cuño, el fascismo del siglo XXI.

Todo lo expuesto hasta ahora, hace necesario en mi opinión un gobierno de izquierdas en España como la única alternativa válida para que la sociedad española siga avanzando en democracia. Ante los ataques que la democracia y sus valores esenciales han sufrido durante la última década se hace imprescindible una acción de gobierno que de manera progresiva y lo más rápida posible restaure los derechos y libertades perdidos o gravemente mermados. Hoy superada ya la investidura y recibido el apoyo mayoritario para que el Sr. Pedro Sánchez se convierta en legítimo Presidente del Gobierno de España se hace necesario que el nuevo gobierno se ponga a trabajar sin demoras para afrontar los graves problemas existentes en la sociedad española como consecuencia de las durísimas políticas ultraliberales practicadas en la última década.

Estoy seguro que los miembros de la coalición progresista que conforma el nuevo gobierno así como quienes con su voto favorable o su abstención lo han hecho posible son perfectos conocedores de lo complicado que va a resultar hacer política con unas derechas tan radicalizadas, y en mi opinión ante ello lo mejor es acometer rápidamente las medidas y mejoras recogidas en el acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos así como respetar el cumplimiento de los firmados con los grupos políticos que han facilitado el desbloqueo y la formación de gobierno. La lucha contra la insoportable desigualdad existente hoy en nuestro país, el abordar con firmeza la precariedad laboral y avanzar en su paulatina reducción y eliminación, hacer realidad la subida del salario mínimo para acercarnos a la media europea, devolver a las organizaciones sindicales el relevante papel que nuestra Constitución las confiere, seguir profundizando en la lucha contra la violencia machista frente a unas derechas radicalizadas que la niegan o desnaturalizan, blindar el sistema público de pensiones garantizando a los millones de pensionistas subidas anuales ligadas al IPC, revertir mediante los adecuados incrementos presupuestarios los recortes brutales que nuestros servicios públicos esenciales (sanidad, educación y dependencia) han sufrido por parte de los anteriores gobiernos de la derecha, así como impedir que las empresas privadas puedan colonizarlos provocando su debilitamiento y demolición, avanzar en la recuperación de la memoria histórica asumiendo como cuestión no sólo de gobierno sino de estado la exhumación de todos los españoles que hoy siguen siendo desaparecidos esparcidos por cunetas y campos del país. Todos ellos son temas lo suficientemente importantes para ocupar una intensa actividad por  parte del gobierno y de las distintas administraciones públicas; todo ello sin olvidar la necesidad imperiosa de medidas fiscales que garanticen una mayor progresividad así como establecer un nuevo modelo de financiación autonómica. Es evidente que para llevar a cabo alguna  de estas cuestiones serán necesarios  más apoyos que los obtenidos para formar gobierno y ello exige en democracia que no sólo el gobierno y los partidos que lo apoyan, sino que todos los grupos políticos deben mediante el diálogo (tan continuado e intenso como el interés general exija) alcanzar acuerdos que mejoren los niveles de bienestar de los españoles

Ya tenemos gobierno de coalición y de izquierdas, para muchos españoles se abre un periodo  de esperanza , otros lo verán con recelo y habrá quienes no les guste en absoluto, todo ello es normal en democracia; lo que no es admisible es tratar  de boicotear la acción de gobierno cuando plantee medidas beneficiosas para una amplia mayoría social, por intereses particulares o partidistas sin atender al interés general. Desgraciadamente este comportamiento inadmisible se ha producido en España en más de una ocasión y en el momento actual con la irrupción del fascismo de nuevo cuño, el fascismo del siglo XXI en nuestras instituciones el Partido Popular como representante de la derecha con experiencia de gobierno debería asumir la responsabilidad de ejercer una oposición con sentido de estado.

Para concluir me permitiré una humilde licencia, pedir al gobierno que no se olvide de los diversos movimientos sociales que durante los difíciles años de la última década han sido protagonistas de la oposición más valiente y coherente frente a las políticas austericidas llevadas a cabo por los gobiernos del Sr. Rajoy. La Plataforma Antidesahucio, las diversas mareas, los movimientos vecinales, las plataformas en defensa de los servicios públicos… Sin ellos hubiera sido mucho más difícil la consecución de este gobierno de izquierdas.

Ya tenemos Gobierno, es de coalición y de izquierdas, el primero en España desde la II República, se abre un periodo nuevo y difícil pero en mi opinión ilusionante. De la firmeza, coherencia y acierto en su labor que el gobierno tenga dependerá sin duda que la sociedad española siga fortaleciendo su democracia. 

Una necesidad para España: gobierno de izquierdas para fortalecer la democracia