viernes. 29.03.2024

Más democracia

La reciente decisión del Rey Juan Carlos de renunciar al trono y en consecuencia poner en marcha el proceso

La reciente decisión del Rey Juan Carlos de renunciar al trono y en consecuencia poner en marcha el proceso sucesorio ha sido en mi opinión una decisión controvertida que ya ha desencadenado las reacciones políticas y sociales que eran de prever. Descartado un problema de salud como causa, según se desprende de sus palabras en la alocución al país así como por la apretada agenda que acababa de cumplimentar, podemos concluir que la decisión real es de carácter político y en consecuencia sometida a todo tipo de análisis, valoraciones e incluso críticas. Muchos ciudadanos podríamos coincidir en señalar que la forma en que se hizo pública transmitió una imagen de  cierta improvisación, apresuramiento e incluso anomalía ( fue comunicada a los españoles por el Presidente del Gobierno en primera instancia); podríamos asimismo coincidir en que se produjo en un momento que podría etiquetarse como NO NEUTRO desde el punto de vista político justo una semana después de las elecciones europeas cuyo resultado supuso por primera vez una caída espectacular del apoyo a P.P Y PSOE, partidos que han sido claves en el sostén del armazón constitucional fraguado en 1978.

La sociedad española lleva mucho tiempo expresando su descontento con el funcionamiento de las Instituciones y el comportamiento de sus responsables, manifiesta una creciente desafección hacia la llamada clase política, ya no soporta más la corrupción y la impunidad con que ésta se lleva a cabo, su indignación es máxima al ver como quienes provocaron la crisis no sólo no sufren sus consecuencias sino siguen obteniendo sustanciosos beneficios que en demasiadas ocasiones terminan en paraísos fiscales , denuncia reiteradamente el enorme fraude fiscal existente y rechaza la decisión del Gobierno de conceder amnistías fiscales cuando al unísono el paro, la pobreza y la desnutrición son hoy por desgracia realidades imposibles de ocultar en nuestro país. Las instancias más altas del poder en nuestro país parecen no darse cuenta de esta realidad, ignoraron o minusvaloraron la exigencia de cambio social que supuso el movimiento del 15M como expresión de la toma de conciencia de la sociedad en la exigencia de cambios profundos en nuestra democracia. En su momento manifesté que quienes entendiesen la trascendencia de los hechos que en aquellas fechas ocurrieron en las plazas de nuestras ciudades tendrían más opciones de futuro (Véase “ siguen sin entender” Sistema Digital 11 junio 2011); los recientes resultados electorales parecen corroborar mis apreciaciones de entonces.

La Monarquía no se ha librado de esa desafección ciudadana; la falta de transparencia, los comportamientos reprobables de algunos de los miembros de la Casa Real así como las presuntas acciones delictivas cometidas por algunos de ellos, han determinado que hoy la Monarquía tenga unas cotas de aceptación baja según reflejan las encuestas del CIS.

Los españoles hoy conforman una sociedad madura, preparada, plural, sin miedos ni ataduras que hoy forman parte del pasado; nuestra juventud que nació ya en democracia exige cada día mayores cotas de participación y no acepta los déficits democráticos que asoman cada día con más fuerza en nuestro país. La sociedad española hoy está exigiendo MÁS DEMOCRACIA, por tanto creo no se debe intentar repetir procesos que tuvieron otro contexto histórico y otras connotaciones sociopolíticas, hacerlo supone en mi opinión un grave error.

Es en este contexto social donde se produce la renuncia al trono del Rey y por tanto la posterior coronación del actual Príncipe de Asturias. Parece entendible haya quien piense dado lo inesperado de la decisión (no se planteó jamás cuando la salud del Monarca era preocupante),la abdicación pretenda garantizar la continuidad monárquica toda vez que en la actualidad era previsible pensar existe una mayoría parlamentaria que permite aprobar la ley orgánica que solventa la renuncia y facilita la coronación del nuevo Rey, todo apunta que así será. Dicho lo anterior también parece lógico pensar que una parte no despreciable de la ciudadanía manifieste su desacuerdo con la puesta en marcha del proceso sucesorio ( plenamente constitucional) y exija ser consultada en un asunto de tal trascendencia ( también constitucional). Resulta muy preocupante en democracia que esa pretensión legítima haya generado unas descalificaciones, burdas y a veces antidemocráticas,  desde responsables políticos y medios de comunicación; si esas descalificaciones  vienen de responsables políticos del P.P resultan aún más difíciles de aceptar ya que hablamos del Partido en el Gobierno que aún no ha asumido ninguna responsabilidad por la corrupción que afecta a un número importante de sus militantes , que  según consta en autos judiciales parece haberse  financiado ilegalmente, haber tenido durante años una caja b y haber pagado sobresueldos a muchos de sus máximos dirigentes. Hablamos del partido que una y otra vez se ha negado a abordar las reformas constitucionales que hoy son necesarias y que utiliza la Constitución como una “especie de incunable” que sólo puede modificarse si beneficia a sus intereses. Un partido que gobernando ha llevado a nuestro país a una situación de paro, pobreza y desigualdad nunca conocida.

Difícil papeleta se plantea al Partido Socialista. Sigue sin recuperar la credibilidad pérdida por las medidas adoptadas en la segunda legislatura del gobierno Zapatero, en mi opinión no ha sabido conectar con los movimientos sociales que demandan una democracia de más calidad y no ha sabido desprenderse de unos pactos o compromisos que hipotecan pueda plantear un proyecto nuevo, ilusionante y leal con sus principios.

La abdicación del Rey ahora , creo supone una nueva dificultad para el PSOE; la defensa cerrada de la dirección socialista al proceso sucesorio invocando el pacto constitucional de 1978 choca con un hondo sentimiento republicano de su militancia y de sus habituales votantes y genera en ellos un desconcierto y confusión nada deseable. Los últimos resultados electorales del Partido Socialista son muy preocupantes no sólo para el conjunto de una izquierda que es plural, sino también para el país y es deseable para nuestra democracia que el socialismo español , con un proyecto nuevo sin ambigüedades, vuelva a conectar con la sociedad española.

Retomando el tema de la abdicación, según se sabe la ley orgánica va a contar con el apoyo de dos partidos que ciertamente hoy están en horas bajas junto con UPyD. Va a contar con el rechazo de toda la izquierda y la abstención de los nacionalistas vascos y catalanes. No parece por tanto que si la intención de la renuncia era afianzar la institución monárquica ese objetivo se haya conseguido satisfactoriamente.

Hay algo que ha conseguido el anuncio del Rey: ha puesto en el plano público el modelo de estado y ha  potenciado el deseo de una parte de la sociedad de abordarlo democráticamente, es una cuestión que se quiera o no, tendrá que abordarse. Por ello creo firmemente que para nuestra democracia sería muy saludable que los españoles fueran consultados en referéndum sobre una cuestión tan relevante; los españoles son responsables ( lo están demostrando en la crisis), están preparados para debatir pacíficamente sobre todos los asuntos públicos y exige ser consultada. Era una buena ocasión para sin miedo profundizar la democracia, utilizo el tiempo verbal en pasado porque así no será. Habrá coronación y nuevo Rey, ello no arreglará ninguno de los problemas que España tiene, no creo sirva para impulsar los cambios profundos que los españoles demandan y el debate sobre el modelo de estado seguirá vigente.

Los españoles quieren MÁS Y MEJOR DEMOCRACIA.  Algunos siguen sin entenderlo.

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