viernes. 19.04.2024

¡Basta ya!

Es evidente que los españoles tenemos enorme capacidad de aguante y resignación ante las reiteradas agresiones que sufrimos desde los poderes públicos...

Es evidente que los españoles tenemos enorme capacidad de aguante y resignación ante las reiteradas agresiones que sufrimos desde los poderes públicos.

Se está desmontando nuestro Estado de Bienestar: nuestra Sanidad Pública ha dejado de tener cobertura universal y está privatizada en un importante porcentaje, el derecho a la educación está en entredicho y la formación universitaria vuelve a ser, como en el franquismo, de muy difícil acceso a la clase trabajadora, nuestros servicios sociales y la incipiente ley de dependencia están siendo fumigados.

La reforma laboral, que sólo el Gobierno y sus afines defienden sirva para crear empleo, está siendo una máquina de destrucción de puestos de trabajo y de precarización en los pocos que se crean, así como instrumento para poder efectuar despidos fáciles y baratos; todo ello parece aún insuficiente para quienes en realidad dirigen nuestra política económica que nos dicen  tenemos que endurecer aún más la reforma laboral vigente.

Los derechos de reunión y manifestación son cada día más difíciles de ejercitar, el derecho de huelga está en el punto de mira del Gobierno que trata de reducirlo a algo testimonial y carente de contenido-

El Ministro de Justicia nos anuncia la derogación de la vigente ley de salud sexual y reproductiva e interrupción voluntaria del embarazo y su sustitución por otra que retrotraerá el derecho al aborto a  épocas anteriores y que sólo servirá para el beneplácito de los sectores sociales más reaccionarios y la jerarquía de la Iglesia. Como colofón, se anuncia una Ley de Seguridad que nos convertirá en una democracia vigilada, donde las protestas ante las agresiones de los poderes públicos serán de difícil y peligroso ejercicio, recordando así situaciones predemocráticas. Este proyecto de ley ni se justifica por un incremento de criminalidad que en realidad ha disminuido, ni tampoco porque obedezca a una demanda social tal como parece haber dicho el propio Director de la Policía. Lo cierto es  que en nuestras calles hay cada vez más ciudadanos que mendigan  y son más, los que sin techo para dormir, lo hacen a la intemperie.

Las desigualdades sociales aumentan de manera brutal y hoy son ya muchos los ciudadanos para los que calentar sus casas en estos días preinvernales es un lujo inalcanzable que lo será más aún con la próxima subida del recibo de la luz y la negativa del PP a aprobar una norma que impidiera se le cortase el suministro en los meses de invierno a quienes no pudieran hacer frente al pago de los recibos.  Nuestros niños, garantía de nuestro futuro, sufren también las consecuencias de estas políticas depredadoras y los casos de desnutrición infantil ya no son una simple anécdota sino una cruda realidad en nuestro país.

Ciertamente es una fea imagen la de nuestra  realidad social, más aún si al unísono los ciudadanos contemplamos con indignación como:

La corrupción política, financiera y empresarial alcanza niveles insoportables; la gran patronal, que ha apoyado e incluso de alguna manera orientado la reforma laboral que lleva a los trabajadores a salarios de miseria, tiene a su anterior Presidente encarcelado acusado de delitos muy graves y a un Vicepresidente inmerso en asuntos poco edificantes.

El Partido que sustenta al Gobierno, está acosado por numerosos casos de corrupción de extrema gravedad, tiene imputados a numerosos cargos públicos y condenados a varios de ellos. Asimismo aparecen serios indicios de contabilidad B en las cuentas del Partido y sobresueldos no conocidos por la ciudadanía a altos dirigentes del mismo; la estrecha relación de la trama mafiosa Gürtel con el Partido Popular y Administraciones Públicas gobernadas por él es un hecho cierto que hoy es muy difícil negar. La gran cantidad de adjudicaciones irregulares e incluso ilegales que en la Comunidad de Madrid tuvieron como adjudicatarias a empresas de la Gürtel, los cientos de actos institucionales que las empresas de la trama cubrieron y los actos electores del PP que también realizaron, suponen unos niveles de suciedad inaceptables  que exige que la Justicia llegue hasta el final caiga quien caiga. Los papeles de Bárcenas, negada su autenticidad en principio y comprobada después, suponen un hecho de tal magnitud que no se entiende no haya producido aún la asunción de ninguna responsabilidad política por parte de la cúpula del Partido Popular,  gobernantes a imitar (según  Rajoy) como el Sr. Matas,  y el Sr. Fabra son condenados a pena de prisión. En fin todo un ejemplo de ética , honradez y  transparencia. 

Los responsables de las entidades financieras que generaron el gran agujero que nos llevó a esta profunda crisis, no han sido juzgados y condenados ( si sus prácticas hubiesen comportado acciones delictivas).

Los ciudadanos nos preguntamos como el enorme agujero de Bankia ( 23.000 millones de euros) que hemos pagado nosotros, no ha concluido ya con la apertura de juicio oral  a sus máximos responsables en estos años; los correos del Sr. Blesa conocidos estos días, exigen en mi opinión que se evite su destrucción, se analicen en sede judicial y de ser ciertos se actúe con contundencia; sólo así se volverá a generar en la ciudadanía confianza en una justicia igual para todos. Resulta incomprensible que  sea el juez que investiga quién esté en dificultades, haya sido separado de sus funciones y corra el riesgo de ser expulsado de la carrera judicial mientras que quienes generaron el mayor agujero bancario de nuestro país se sienten perseguidos y ofendidos. Sin duda estamos ante el mundo al revés.

La amnistía fiscal promulgada por el Gobierno exoneraba a los grandes defraudadores, auténticos gánsteres de guante blanco, en un país como el nuestro, donde una inmensa mayoría de ciudadanos no vivieron nunca por encima de sus posibilidades (basta ver los salarios medios para ver lo demagógico de esa afirmación) y cumplieron sus obligaciones tributarias.

La oposición política aparece ante la ciudadanía como impotente para evitar este auténtico desastre social, perdida en un juego parlamentario que sinceramente no parece servir para la necesaria regeneración política y social que nuestro país necesita, sin propuestas claras y concretas que puedan generar confianza y por tanto sin conseguir recuperar credibilidad.

Lo expuesto refleja en alguna medida nuestra realidad social, una realidad que se hace insufrible; en mi opinión si no se abordan de inmediato medidas que modifiquen sustancialmente la situación y se sigue agrediendo las condiciones de vida de muchos ciudadanos, éstos no aguantarán más y los ejecutores de políticas tan depredadores se estarán convirtiendo en auténticos enemigos del Sistema. ¡BASTA YA!

¡Basta ya!