viernes. 19.04.2024

“A la única cosa que debemos tener miedo es al miedo mismo…”

Salvo algún superviviente de nuestra trágica Guerra Civil los españoles no podíamos imaginar una situación como la actual, la del coronavirus, que nos va a poner a prueba a todos. Lo que ya no sé si estamos suficientemente preparados para superarla. De momento se está expandiendo la histeria. Una dependienta de Mercadona ha afirmado que una señora se ha llevado 50 kilos de arroz. Bueno y lo del papel higiénico, me resulta difícil entenderlo. Mas, estemos preparados o no, no  nos cabe otra opción que hacer frente a ella. Las naciones fuertes, como los seres humanos, son aquellas que saben superar las dificultades.

Por ello no viene mal recurrir a los clásicos. Para Ortega y Gasset “Siempre ha acontecido esto. Cuando el inmediato futuro se hace demasiado turbio y se presenta excesivamente problemático el hombre vuelve atrás la cabeza, como instintivamente, esperando que allí, atrás, aparezca la solución. Este recurso del futuro al pretérito es el origen de la historia misma…”  Es lo que voy a tratar de hacer en las líneas siguientes: mirar al ayer, para tratar de buscar una luz en este momento tan sombrío. Y haré en la parte fin algunas reflexiones sobre lo que según Raúl Zibechi, ha llamado epidemia del neoliberalismo.

Según Joan Benach, el propósito es reducir la sanidad pública a su “núcleo básico” manteniendo la gratuidad de los servicios sanitarios imprescindibles

De nuevo recurro a Ortega y Gasset a su España invertebrada, libro publicado en 1921, donde destacaba que lo que mantiene a las naciones unidas es la existencia de "un proyecto sugestivo de vida en común" ya que "los grupos que integran un Estado viven juntos para algo: son una comunidad de propósitos, de anhelos, de grandes utilidades. No conviven por estar juntos, sino para hacer algo juntos". Que mayor proyecto sugestivo que todos unidos nos sacrifiquemos para  salir de esta situación con el menor costo humano y económico. Nos jugamos mucho en el empeño.

En momentos de grandes dificultades para una nación son imprescindibles los líderes políticos. En los años 30, 40 y 50 los hubo. Auténticos líderes políticos, capaces de guiar e ilusionar a un pueblo en un proyecto colectivo. Como Franklin Delano Roosevelt (1882-1945), del Partido Demócrata, electo en 1932 y reelegido tres veces más, caso único en la historia estadounidense. En 1929 irrumpió en Estados Unidos una gravísima crisis económica, la Gran Depresión. Generó cifras de más del 24% de paro, dejó sin casas y sin granjas a muchas familias desahuciadas por la ejecución de las hipotecas, grandes pérdidas financieras y bursátiles, cierre de empresas y bancos. Parecía que toda una civilización se venía abajo, lo que sorprendía si consideramos que en 1928 el presidente  Hoover dijo que Estados Unidos no iba a necesitar paraguas porque iba a vivir siempre bajo un sol perpetuo. Nada más acceder a la presidencia Roosevelt dio muestras de un liderazgo, caracterizado por el respeto, empatía, justicia y compromiso con sus conciudadanos. Ante un país devastado, rápidamente quiso restablecer la confianza para salir de la crisis, tal como dijo en el discurso de investidura, el 4 de marzo de 1933  “A la única cosa que debemos tener miedo es al miedo mismo, el innombrable, el irracional e injustificado temor que paraliza los esfuerzos que necesitamos para convertir el retroceso en avance.” Igualmente apeló, lo que fue una constante en su política, al compromiso de todos en una tarea común, muy vinculada a la historia americana.  La clave es el esfuerzo colectivo de toda la sociedad bajo un liderazgo claro”.

Otro gran líder  fue  Winston Churchill.  Es clave su discurso el 14 de mayo  de 1940 en la Cámara de los Comunes. Acababa de asumir el gobierno de concentración nacional, en un momento gravísimo. Hitler estaba iniciando la ofensiva sobre Francia, tras anexionarse Austria, los Sudetes e invadir Chequia, Eslovaquia, Dinamarca y Noruega. Y dijo:

“Esta Cámara saluda la formación de un gobierno que representa la determinación unida e inflexible de la nación de continuar la guerra contra Alemania hasta alcanzar una conclusión victoriosa”. ”Digo a la Cámara como he dicho a los ministros que se han unido a este gobierno: no puedo ofrecer otra cosa más que sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas. Tenemos ante nosotros una prueba de la especie más dolorosa. Tenemos ante nosotros muchos, muchos meses de lucha y sufrimiento. ”Se me pregunta: ¿cuál es nuestra política? Respondo que es librar la guerra por tierra, mar y aire… Ésta es nuestra política. ”Se me pregunta: ¿cuál es nuestro objetivo? Puedo contestar con una palabra. Es la victoria. La victoria a toda costa, la victoria a pesar de todos los terrores, la victoria, por largo y duro que pueda ser el camino, porque sin victoria no hay supervivencia”.

Todavía recuerdo proyectar en mis clases de Historia del Mundo Contemporáneo un video de la BBC, en el que Churchill al amanecer, tras verse sometidas las ciudades inglesas a los terribles bombardeos, recorrer las calles con múltiples destrozos con sus conciudadanos, inyectándoles ilusión. Eso es un liderazgo. Las imágenes son impactantes.

Espero que Pedro Sánchez sepa ejercer ese liderazgo, para inyectar ilusión, sacrificio a los españoles para salir de esta situación. Si es capaz de ejercerlo, tendrá un puesto destacado en nuestra Historia. Como historiador, de nuevo recurro a la Historia, es deformación profesional. Al conde Romanones.: “Quien no sabe salir de las dificultades, quien carece de recursos para hacer frente a los momentos graves y difíciles, quien carece de sentido práctico, no pretenda ser gobernante”.

Termino con unas reflexiones. De nuevo no viene mal recordar. Los españoles somos muy olvidadizos. Acabo de leer en La Jornada de ciudad de México,  un artículo de Raúl Zibechi, de título muy claro  Epidemia del neoliberalismo, donde expresa: “En Italia, en los pasados 10 años se perdieron 70 mil camas hospitalarias, se cerraron 359 departamentos y numerosos hospitales pequeños fueron abandonados Entre 2009 y 2018 el gasto en salud creció 10 por ciento, frente a 37 por ciento de la OCDE. En Italia hay 3.2 camas por cada mil habitantes. En Francia 6 y en Alemania 8. Entre enero y febrero el sector sanitario español perdió 18 mil 320 trabajadores, en plena expansión del coronavirus. Los sindicatos del sector denuncian abuso de la contratación de interinos y la precariedad en el empleo, mientras las condiciones de trabajo son cada vez más duras. Esta política neoliberal hacia el sistema sanitario, es una de las causas por las que Italia ha puesto en cuarentena a todo el país y España puede seguir el mismo camino”.

Termino con una última referencia a  un artículo que publiqué el 8/6/ 2013 en este medio, titulado ¡Realmente la jugada es maestra! Explicaba las políticas de desmantelamiento de la sanidad pública madrileña por parte del gobierno de Esperanza Aguirre. Ahí va un trozo: “Lo tienen muy claro los González y Lasquetty. En el Plan de Medidas de Garantía de la Sostenibilidad del Sistema Público de la Comunidad de Madrid. Presupuestos 2013, se pretende privatizar (incluida la asistencia sanitaria) 6 Hospitales y 27 Centros de Asistencia Primaria, y  argumentan cual si fuera un dogma “Se ha comprobado que en este modelo futuro de concesión de la asistencia sanitaria especializada  el costo es de 441 euros por persona frente a los 600 de los de gestión mixta (solo hay concesión de la obra no de la asistencia sanitaria); y por supuesto es más eficiente, da buenos resultados clínicos y alta satisfacción a los clientes”. El Plan mencionado no indica ni dónde ni cómo se han comprobado estas afirmaciones”.

Según Joan Benach, el propósito es reducir la sanidad pública a su “núcleo básico” manteniendo la gratuidad de los servicios sanitarios imprescindibles. Si las clases medias dejan el sistema público, este se debilitará y convertirá básicamente en un sistema de y para los pobres. Ese modelo significa “avanzar” hacia una sanidad mercantilizada, injusta, que rompe el concepto de ciudadanía y solidaridad social, que abre paso al clasismo, la desigualdad y es el fin del derecho universal a la sanidad y la salud. Desolador”. Todo ello incomprensiblemente sacando mayorías absolutas la ínclita Esperanza.

Y a su vez, tal como señala Juan José Mateo en El País de 11 de febrero de 2020 en una noticia titulada La guerra por las rebajas fiscales de Madrid: 48.292 millones desde 2004: "Existen injusticias flagrantes: 400 de las 600 fortunas más grandes del país están en Madrid para no pagar el impuesto del patrimonio, lo que supone erosionar la recaudación en Madrid y en el resto de España, porque es dumping fiscal", critica Jacinto Morano, de Unidas Podemos IU Madrid en Pie. "Con los 50.000 millones que se han rebajado en estos años, Madrid no tendría deuda y podría haber invertido 14.000 más en servicios públicos".

Por no alargar más el artículo no me extiendo en las políticas privatizadoras en la Cataluña de los gobiernos de Convergència i Unió, de los Pujol y Mas tan injustas y traumáticas como las realizadas por los gobiernos de la incorruptible y profundamente patriota, Esperanza Aguirre.

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