viernes. 19.04.2024

Ante el órdago de Pablo Iglesias, que opine la militancia del PSOE

Estamos de acuerdo que en democracia hay que seguir unas formas y unos procedimientos, pero todo tiene un límite.

En relación a la propuesta de Pablo Iglesias al PSOE para formar gobierno bajo la presidencia de Pedro Sánchez, muchos dirigentes socialistas profundamente encolerizados aducen que ha sido una humillación al PSOE. ¡Que piel más fina tienen algunos de ellos! En la misma línea, ayer mismo una representante del PSOE en un programa de la Sexta señaló que no ofende quien quiere sino quien puede. Yo soy militante del PSOE y no me he sentido humillado ni ofendido en absoluto. Es una propuesta clara, aunque ciertamente presentada de una manera inadecuada. Debería habérsela comunicado antes a Pedro Sánchez. No obstante, se la transmitió al Jefe del Estado. Vale, el procedimiento no fue el adecuado, pero es una propuesta, que ha roto el impasse político de más de un mes, en el que ningún líder político ha dado un paso adelante para formar gobierno. Rajoy le dice a Sánchez “adelante por favor”; Sánchez a Rajoy “de ninguna manera, no, pase, pase, usted primero”. . . Esta situación me recuerda al perro del hortelano, que ni come ni deja.

Estamos de acuerdo que en democracia hay que seguir unas formas y unos procedimientos, pero todo tiene un límite. Aquí estamos empantanados sin gobierno, cuando es urgentísima su formación, porque hay mucha gente que lo está pasando muy mal: desahucios, pobreza energética, parados sin prestaciones, sueldos miserables, etc. Eso sí, todos mientras tanto alardean de profundo patriotismo, hay que ser responsable, hay que dialogar, hay que estar a la altura de la circunstancias del momento, hay que llevar a cabo la reformas, etc. Bla, Bla, Bla, etc. 

Por otra parte, si los dirigentes del PSOE creen que la propuesta de Podemos es inadecuada, que procedimentalmente no ha sido correcta o que es una fuerza política en la que no se puede confiar, se rechaza y a otra cosa mariposa. Tengo la impresión que gran parte del aparato del PSOE parece estar buscando argumentos que justifiquen el no pactar con Podemos. Es curioso que lo digan algunos barones socialistas, que si hoy gobiernan en sus comunidades autónomas es precisamente con el apoyo podemita. No lo deberían olvidar. Porque si es una fuerza tan perversa, será para todo.  Pues, venga con Podemos ni agua, pues ¡hala! tenemos la gran coalición a la alemana,  y  el PSOE será el PASOK. Eso sí, mientras tanto, muchos dirigentes del PSOE a desempeñar cargos importantes. Si luego el partido se va al carajo, da igual. Como secretario general del PSOE, Pedro Sánchez  debería solicitar la opinión de la militancia del partido, para que se expresara sobre un posible pacto con Podemos, incluido el referéndum en Cataluña.  O sobre, una gran coalición.  Una decisión tan importante como esta, fundamental para el futuro de este país y también del PSOE debería ser consultada la militancia, ya que el partido no es un cortijo de Susana Díaz, Puig, García-Page, Lambán y otros.  Consulta que hizo el SPD alemán a sus militantes para posibilitar y justificar su entrada en la gran coalición con la CDU de Ángela Merkel. Tampoco deberíamos olvidar que los socialdemócratas alemanes no paran de bajar en las encuestas, en beneficio de Los Verdes y de La Izquierda (Die Linke).

Además justifico esta consulta, porque estoy convencido de que el nivel de sensatez y sensibilidad hacia los problemas de la gente entre los militantes del PSOE es muy superior al de los grandes popes del partido. Y la gran mayoría de los militantes, entre los que me incluyo, no perdonaríamos a nuestros dirigentes que otra vez siga gobernando la derecha en este país.

Termino con un documento que me ha servido de motivo para una profunda reflexión, y que deberían leer y reflexionar los dirigentes del PSOE en estos momentos. Se trata de La Primera Carta a las Izquierdas de Boaventura de Sousa Santos. Ahí va:

“No pongo en duda la existencia de un futuro para las izquierdas, pero su futuro no será una continuación lineal de su pasado. Definir aquello que las izquierdas tienen en común equivale a responder a la pregunta: ¿qué es la izquierda? La izquierda es un conjunto de posiciones políticas que comparten el ideal de que todos los seres humanos tienen el mismo valor y constituyen el valor supremo. Este ideal es puesto en duda siempre que hay relaciones sociales de poder desigual, es decir, de dominación. En este caso, algunos individuos o grupos satisfacen algunas de sus necesidades transformando a otros individuos o grupos en medios para sus fines. El capitalismo no es la única fuente de dominación, aunque es una fuente importante.

Las diferentes formas de entender este ideal han provocado varias divisiones. Las principales han surgido de respuestas opuestas a las preguntas siguientes. ¿Puede el capitalismo ser reformado con el fin de mejorar la suerte de los dominados o esto sólo es posible más allá del capitalismo? ¿La lucha social debe ser conducida por una clase (la clase obrera) o por diferentes clases o grupos sociales? ¿Debe llevarse a cabo dentro de las instituciones democráticas o fuera de ellas? ¿El Estado, en sí mismo, es una relación de dominación o puede ser movilizado para combatir las relaciones de dominación?

Las respuestas opuestas a estas preguntas estuvieron en el origen de violentas divisiones. En nombre de la izquierda se cometieron atrocidades contra la izquierda; pero, en su conjunto, las izquierdas dominaron el siglo XX (a pesar del nazismo, el fascismo y el colonialismo) y el mundo se volvió más libre e igual gracias a ellas. Este corto siglo de todas las izquierdas terminó con la caída del Muro de Berlín. Los últimos treinta años se han caracterizado, por un lado, por una gestión de ruinas e inercias y, por el otro, por la emergencia de nuevas luchas contra la dominación, con otros actores y lenguajes que las izquierdas no pudieron entender.

Mientras tanto, libre de las izquierdas, el capitalismo volvió a mostrar su vocación antisocial. Vuelve a ser urgente reconstruir las izquierdas para evitar la barbarie. ¿Cómo recomenzar? Con la aceptación de las siguientes ideas:

1) El mundo se ha diversificado y la diversidad se ha instalado dentro de cada país. La comprensión del mundo es mucho más amplia que la comprensión occidental del mundo; no hay internacionalismo sin interculturalismo.

2) El capitalismo concibe la democracia como un instrumento de acumulación; si es necesario, la lleva a la irrelevancia y, si encontrara otro instrumento más eficiente, prescindiría de ella (el caso de China). La defensa de la democracia de alta intensidad es la gran bandera de las izquierdas.

3) El capitalismo es amoral y no entiende el concepto de dignidad humana; su defensa es una lucha contra el capitalismo y nunca con el capitalismo (en el capitalismo, hasta las limosnas sólo existen como relaciones públicas).

4) La experiencia del mundo muestra que hay muchas realidades no capitalistas, guiadas por la reciprocidad y el cooperativismo, a la espera de ser valoradas como el futuro dentro del presente.

5) El siglo pasado reveló que la relación de los humanos con la naturaleza es una relación de dominación contra la que hay que luchar; el crecimiento económico no es infinito.

6) La propiedad privada sólo es un bien social si es una entre varias formas de propiedad y todas están protegidas; hay bienes comunes de la humanidad (como el agua y el aire).

7) El corto siglo de las izquierdas fue suficiente para crear un espíritu igualitario entre los seres humanos que se distingue en todas las encuestas; éste es un patrimonio de las izquierdas que ellas mismas están dilapidando.

8) El capitalismo necesita de otras formas de dominación para florecer (del racismo al sexismo y la guerra) y todas deben ser combatidas.

9) El Estado es un animal extraño, mitad ángel, mitad monstruo, pero sin él muchos otros monstruos andarían sueltos, insaciables en busca de ángeles indefensos. Mejor Estado, siempre; menos Estado, nunca.

Con estas ideas seguirán siendo varias las izquierdas, aunque ya no es probable que se maten las unas a las otras y es posible que se unan para detener la barbarie que se aproxima”.

Ante el órdago de Pablo Iglesias, que opine la militancia del PSOE