En un país con un sistema democrático pleno, hacía ya mucho tiempo que un político como Mariano Rajoy hubiera tenido que abandonar no solo la presidencia de gobierno, sino también la política y retornar a su actividad de registrador de la propiedad, por cierto, bastante rentable. Razones no faltan: incumplimiento flagrante de su programa electoral; uso y abuso de la mentira como práctica constante en la actividad política, al respecto puede servir de ejemplo el habernos dicho a los españoles que no nos iba a costar nada el rescate bancario. ¿Y qué podemos decir sobre la financiación ilegal del PP? ¿Cómo puede aducir que la desconocía? Es un insulto a la inteligencia. La conclusión clara: en España no vivimos en una democracia plena. Es un simulacro.
Rajoy está totalmente deslegitimado como gobernante. Mas, sigue lamentablemente al frente del gobierno de España. Y el daño causado por su política es irreparable en muchos aspectos, como en el problema de la vertebración de Cataluña dentro del Estado español, que se ha agravado en esta legislatura. Manuel Azaña en un discurso sobre el Estatuto de Cataluña pronunciado el 27 de mayo de 1932 en el Congreso de los Diputados dijo: “Todos los problemas políticos, señores diputados, tienen un punto de madurez, antes del cual están ácidos; después, pasado ese punto, se corrompen, se pudren”. Tales palabras son plenamente válidas para reflejar el problema comentado. Y se ha podrido, por no haber sabido usar de la política, que para eso existe, para encauzar y resolver los problemas; no para agravarlos. Parecen muy oportunas las palabras de Pedro Sánchez, en su discurso de presentación a la candidatura a la presidencia del Gobierno: “Y si la política es diálogo, la política democrática es un diálogo reforzado. Diálogo es lo que ha faltado durante estos años en uno de los temas que más deberían ocuparnos, como es el de las relaciones entre el Gobierno central y el de Cataluña. No es aceptable que dos gobiernos democráticos hayan vivido durante casi cuatro años de espaldas uno de otro, calculando los réditos del conflicto, sin comprender la ruina colectiva a la que nos llevan sus cálculos. Nos une una historia que hemos hecho juntos durante siglos... Construiremos una España federal en la que cada cual pueda ser español y catalán, o valenciano, o andaluz, o vasco o madrileño, en el orden que desee”.
Quien más herramientas tenía y tiene a su alcance para resolverlo es Rajoy, no en vano, es el presidente del Gobierno de España. Quien aspira a gobernar a todos los españoles debe tener la grandeza y la altura de renunciar a pasar el rastrillo de los votos, mediante la exaltación de las bajas pasiones confrontando lo español y lo secesionista. Es un ejemplo de irresponsabilidad e insensatez políticas servirse del anticatalanismo para arañar votos en Sevilla, Cuenca, Valladolid y Madrid. Por supuesto a esta tarea se sumó la Brunete mediática. Y sigue sin aprender nada. En lugar de tratar de encauzar el problema, echa más leña al fuego. La vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría acaba de ridiculizar la lista conjunta de Mas y Junqueras con otras asociaciones para las elecciones del 27-S al decir que está formada con “por políticos, no políticos y mediopensionistas…”. Y con las consabidas y repetidas palabras de que cualquier iniciativa hacia la independencia por parte de la Generalitat o el Parlament será recurrida ante el Tribunal Constitucional como en las ocasiones anteriores, y así el problema quedaría resuelto. Pues no. Es mucho más complejo. El reiniciado proceso hacia la independencia de Cataluña es muy distinto a los anteriores. Ahora se indica un camino para proclamar la soberanía nacional de Cataluña. La hoja de ruta ha sido expuesta por Mas al Jefe del Estado. En cuanto a los impulsores funcionan como una sola persona y una sola lista. Y en cuanto a las intenciones, ya que las manifestaciones de Mas y Junqueras señalan que van a por todas y en serio. Podrán fracasar o podrán conseguir su objetivo, pero todo da a entender que este momento del proceso lo consideran como la gran oportunidad histórica para crear un estado propio.
Lo más probable es que gane la lista unitaria con claridad, porque así lo expresan las encuestas, es la que trabaja mejor y a conciencia en un objetivo para la consecución del voto, y sobre todo enfrente tienen unos partidos totalmente desunidos e incapaces de establecer una lista común para mantener a Cataluña dentro del Estado español. Si la lista unitaria alcanza la mayoría absoluta, que entra dentro de lo previsible, -será porque la han votado los catalanes no marcianos- cabe pensar que se pongan en marcha las acciones legislativas hacia la independencia. Y este será el momento clave. Sr. Rajoy con un nuevo recurso ante el Tribunal Constitucional el problema seguirá existiendo. Se avecinan tiempos complicados.
La opción presentada por el PSOE de reforma constitucional en sentido federal fue despreciada y ninguneada por Rajoy, e incluso, la ridiculizó. Al respecto cabe recordar el art. 28 de la Constitución francesa de 1793 que indica “un pueblo tiene siempre el derecho de revisar, reformar y cambiar su Constitución. Ninguna generación puede atar con sus leyes a las generaciones futuras.” El político de altura es el que sabe comprender los nuevos tiempos. No es el caso de Rajoy.