jueves. 28.03.2024

Un ejercicio de política de ciencia-ficción

En la democracia el ojo tiene que ser siempre más rápido que la mano. No hay mejor remedio contra la corrupción que anticiparse a ella, que evitarla. Solo se corrompe el agua estancada...

En esta época veraniega, muy apropiada para lo festivo, voy a tomarme la licencia de escribir unas líneas que advierto a mis lectores no las tomen en serio, y las consideren como un simple ejercicio de política de ciencia-ficción.

Hecha la advertencia, prosigo en este alocado y fantasioso discurso. Hemos estado muchos días acosados y asfixiados por todos los medios de comunicación con el “caso Bárcenas”. No creo sea necesario insistir en que para cualquier ciudadano, a no ser que esté aquejado de alguna grave patología, ha habido financiación ilegal en el PP. Las intervenciones de Dolores de Cospedal, Carlos Floriano, González Pons para tratar de ocultar lo obvio, han sido patéticas.  Rajoy fue duramente criticado por su falta de coraje para dar la cara.

Finalmente el pasado 1 de agosto, fecha inoperante a nivel laboral y de gran movimiento circulatorio al iniciar o finalizar muchos españoles sus vacaciones, los que pueden tenerlas, habló en el Pleno del Congreso de los Diputados sobre el “caso Bárcenas”. Los medios de comunicación nos prepararon con la idea de que tal debate iba a ser fundamental en la historia de nuestra democracia. Iba a ser un antes y un después. Vamos el parto de los montes.

El “caso Bárcenas”, apareció camuflado, ya que el Gobierno en la solicitud registrada de comparecencia a petición propia del presidente se indicaba, que era para “informar sobre la situación económica y política de España”, y no aparecía mención alguna al extesorero. Las razones de esta intervención de Rajoy según los comentaristas políticos fueron sobre todo para evitar la moción de censura presentada por el PSOE y la presión mediática internacional. La opinión de los españoles, no creo que haya sido, ya que los populares merced a su potente y engrasada máquina de comunicación saben que pueden cambiarla a su antojo sin mayores problemas, en el momento que más les convenga.

En la cuestión de la moción de censura y su posterior retirada por la intervención parlamentaria de Rajoy, hay algo que me chirría, tengo la impresión de que todo ha sido un montaje de los dos grandes partidos, al que se han sumado el resto, salvo alguna honrosa excepción. Llegaron a la conclusión de que, como  la corrupción  al ser estructural y de tanto calado podía y puede provocar un gravísimo quebranto a nuestra democracia, ya no era y es  una cuestión de partido, sino una cuestión de Estado. Por ello algo había que hacer. La jugada fue la siguiente. Rubalcaba (Práxedes Mateo Sagasta) pidiendo la dimisión de Rajoy,  presentando la moción de censura, un procedimiento contundente, además de “mostrar” su gran preocupación por la corrupción, salvaba la cara y salía reforzado como líder de la oposición y también en su propio partido, donde ya comenzaba a ser cada vez más cuestionado. A Rajoy (Antonio Cánovas del Castillo) también muy acosado desde algún miembro de su propio partido y desde muchos frentes políticos, económicos y mediáticos de España y del exterior, había que ofrecerle alguna posibilidad para sacarle del atolladero y que diera su versión.

Además  el Parlamento, ahora en horas bajas, también había que revitalizarlo, al dar muestras de que continuaba siendo operativo, al ejercer un control efectivo sobre el poder ejecutivo. Lo que allí se dijo, aunque fueron palabras muy duras, fue mera escenificación teatral, por lo que no llegó la sangre al río. Sobre el discurso de Rajoy no pierdo el tiempo, ya que me parece irrelevante lo que este señor pueda decir, ya que ha hecho de la mentira una virtud. Fue insulto a la inteligencia de todos los españoles argumentar que no se enteró de nada, por lo que  pidió disculpas por haber sido engañado. Evidentemente los diputados aplaudieron a rabiar a los suyos.   Los grandes beneficiados los dos grandes partidos, que según todos los sondeos electorales estaban de capa caída. Y también el Parlamento. Todo perfecto.

A la sesión parlamentaria muchos de nuestros representantes llegaron con las maletas preparadas, por lo que salieron disparados, y por ello para el segundo punto del orden del día, en el que se aprobaba una partida de 877 millones de euros para armamento, solo se quedaron 40 de las 350 señorías. El resto, ya habían volado. Tenían mucha prisa.

Con todo el mundo de vacaciones en los chiringuitos de la playa y la frescura de la montaña, el tiempo corre a nuestro favor. Para seguir haciendo el paripé, desde el PSOE se seguirá incordiando con la petición de una Comisión Parlamentaria para investigar el tema, la cual probablemente lo impedirá el PP al tener mayoría. Y en el caso de que se haya pactado su creación, no servirá para nada, como suele ser la costumbre.

En setiembre, con la Liga de Ronaldo, Bale, Messi y Neymar en marcha, ya pactaremos o puede que ya esté pactada, alguna otra estrategia para aparentar una solución el problema, en el que repito todos estamos inmersos.  ¿Solo el PP recibía dinero del mundo de la empresa a cambio de obras públicas? ¿Solo el PP pagaba con dinero opaco a los principales miembros de su cúpula dirigente?  ¿Solo al PP se le han condonado sus deudas por parte de los grandes bancos? Como todos estamos emponzoñados, no tenemos otra opción que llegar a un gran pacto.

Buscamos unos chivos expiatorios en nuestros propios partidos, a los que recompensaremos con generosidad. Elaboramos un relato consensuado que podría ser más o menos así: los  casos de corrupción han sido excepcionales, la gran mayoría de la clase política es  además de pura e inmaculada,  está presta al sacrificio hasta la extenuación por el bien común; mas la democracia a través de jueces independientes, como ejemplo de su buen funcionamiento, ha detectado, denunciado y castigado los casos de corrupción; a partir de este momento, borrón y cuenta nueva, ahora seremos implacables.

En conferencias de prensa para defender este relato, hablarán con su lenguaje abundante y florido los Floriano, González Pons, Oscar López, Elena Valenciano, Duran i Lleida, Rosa Díez. Tampoco vendrá mal que se incorporen a la tarea los Aznar, González, Rodríguez Zapatero... Por supuesto también será divulgado en una gran campaña mediática por los grandes medios de comunicación tanto privados, como los Grupos Unidad Editorial, Planeta, Obscenito, Godó, Prisa, Planeta, y los públicos, como TVE.

Además  como guinda, sacaremos adelante una Ley de Transparencia, que será la más avanzada del mundo mundial. Tal como nos muestran las palabras que en su defensa  en el Congreso de los Diputados Esteban González Pons recientemente dijo: "Señorías, el valor de la transparencia como requisito de la democracia no es nada nuevo. Sin transparencia es imposible que haya democracia, como sin luz es imposible que se pueda ver".

En la democracia el ojo tiene que ser siempre más rápido que la mano. No hay mejor remedio contra la corrupción que anticiparse a ella, que evitarla. Solo se corrompe el agua estancada. Allá donde habitan la sombra, el secreto o el exceso de confianza es sencillo que se produzcan favores, arbitrariedades y desfalcos”. Vamos que es  para ponerse a temblar. ¡Ay del corrupto! La corrupción pasó a mejor vida. Será tan avanzada esta Ley que a partir de su aprobación, políticos y sociólogos de todas las latitudes vendrán a España a estudiarla, y seremos el paradigma contra la corrupción, como ya lo fuimos  en tiempos de la Transición en el proceso de tránsito de una dictadura a una democracia.

En cuanto aquellos que no se sumen a esta misión patriótica serán  acusados de enemigos de nuestra democracia, que con tanto esfuerzo los españoles hemos sabido construir entre todos.

Por supuesto, mis queridos lectores, si han tenido la paciencia de llegar hasta aquí, serán conscientes de que todo lo expuesto no es más que un ejercicio de política de ciencia-ficción.

Un ejercicio de política de ciencia-ficción