Se hace camino al negociar

La primera opción se enfrenta a la incógnita de cómo quedaría configurado el nuevo Parlamento y Senado.
Siguiendo a Aristóteles, y parafraseando al genial Enrique Vila-Matas, la política es lo mejor de la vida, pero a condición de que la vida sea lo mejor de la política.
El movimiento táctico de la dirección de Podemos tiene poco de sorprendente, aunque haya cogido a casi todos por sorpresa.
Ambas formaciones políticas, que pueden malograr la oportunidad de tener un gobierno de progreso en nuestro país con peligrosas sobreactuaciones.
En esta difícil coyuntura política, al menos resulta alentador escuchar a Alberto Garzón decir que si existe la posibilidad de un gobierno de progreso hay que intentarlo.
Un vistazo a los resultados finales arrojan una clara victoria del cambio en general, y de la izquierda en particular en lo que se refiere a votos, no así en escaños.
Las situaciones complejas, donde el factor emocional primario juega un importante papel, ponen a prueba la capacidad de análisis de la izquierda.
Malos tiempos para la izquierda cuando la cuestión nacional, siempre latente en España, pasa a convertirse en el problema político principal, el eje divisor entre los ciudadanos.
Como es habitual, la mayoría de los partidos hacen dos tipos de lecciones tras el resultado electoral.
Es un hecho, y una dramática paradoja, que los griegos eligieron a Syriza para quitarse la losa de la austeridad.
Podemos se nutre constitutivamente de los restos de otros fuerzas políticas, más o menos organizadas.
Los mezquinos tiras y aflojas entre IU y Podemos, ensimismados en su fuerza, se han repetido en numerosas ciudades.