viernes. 19.04.2024

Y sin autobuses

NUEVATRIBUNA.ES 24.4.2010...Los que estábamos habíamos llegado por nuestro propio pie, de forma espontánea y sin esperar ninguna recompensa. Y éramos muchos miles. Doy fe de ello.El recorrido de Cibeles a la Puerta del Sol fue lento, fatigoso, con el ritmo pausado y torpe que impone el gentío porque, insisto, éramos muchísimos.
NUEVATRIBUNA.ES 24.4.2010

...Los que estábamos habíamos llegado por nuestro propio pie, de forma espontánea y sin esperar ninguna recompensa. Y éramos muchos miles. Doy fe de ello.

El recorrido de Cibeles a la Puerta del Sol fue lento, fatigoso, con el ritmo pausado y torpe que impone el gentío porque, insisto, éramos muchísimos.

A la altura del Círculo de Bellas Artes, había una enorme bandera republicana ondeando desde lo alto y un parón en la comitiva. Después nos enteramos de que la cabecera de la manifestación se había tenido que trasladar allí porque el corte de tráfico en la calle de Alcalá no se había producido a la hora prevista para el inicio de la manifestación. ¿Maniobra intencionada de la autoridad municipal para fastidiar la marcha? De ser así, el Palacio de Correos puede apuntarse un rotundo fracaso porque los que allí estábamos apenas nos percatamos y cuando llegamos al Círculo llevábamos un buen trecho caminando sin el más mínimo percance, alentados sólo por el grito unánime de "¡No a la impunidad del franquismo!" y por otro que inesperadamente prendió como una mecha entre los presentes: "¡Esperanza, dimisión!"

Fue como un relámpago seguido de un ruido atronador, que surgió de forma repentina y se extinguió. A partir de ahí, prosiguió la marcha de forma muy tranquila y con muchos reencuentros en el camino: "¡Cuanto tiempo hace que no nos manifestábamos!", era el comentario recurrente. Probablemente, muchos de los que allí estábamos añorábamos la cita diaria de las concentraciones contra la invasión de Irak, cuando nada más salir del trabajo nos encontrábamos en Sol para clamar contra una guerra injusta e ilegal. Nunca, en los últimos años, la sociedad española estuvo tan movilizada. Ahora, vuelve a estarlo contra el franquismo y la infame artimaña de los tribunales para dar carpetazo a sus crímenes. El 'problema' es que la memoria de cientos de miles de españoles sigue estando viva y ningún auto de ningún magistrado del Supremo puede borrarla. El 'problema' es que esta sociedad no está dispuesta a dejar pasar ni una a esa ultraderecha heredera del régimen de Franco que se ha agazapado en un partido, el PP, que es capaz de fletar toda una flota de autobuses para clamar contra el reconocimiento de derechos esenciales como el aborto o la igualdad entre los matrimonios de homosexuales y heterosexuales y que desprecia a "un puñado de manifestantes" (Rajoy, 24 de abril de 2010, antes de que la multitud saliera a la calle) por exigir una reparación al asesinato y desaparición de sus familiares y a la represión padecida durante décadas. Esa ultraderecha existe, pero en lugar de dar la cara prefiere esconderse bajo las siglas de un partido que, debido a las circunstancias, se presenta como una opción de centro-derecha, moderna y desligada de la dictadura. Todo mentira.

"Los crímenes contra la Humanidad no pueden ser amnistiados y no prescriben jamás". Este es el único principio incuestionable que debería asumir toda fuerza política que aspire a dirigir este país. Lo demás son apaños para tapar vergüenzas, pasadas y presentes.

Y sin autobuses
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