22 de septiembre de 2010, 14:59
NUEVATRIBUNA.ES - 8.1.2010 ...Suele decirse que fue el editor y especialista en software libre Tim O'Reilly quien formuló el término “web 2.0” por primera vez, durante su conferencia de 2004 O´Reilly Media Web 2.0, aunque en realidad había sido su socio Dale Dougherty quien lo había acuñado un tiempo antes durante una reunión de trabajo. La diferencia entre la web 1.0 y la 2.0 es que la primera constaba de páginas estáticas, a las que el usuario podía acceder sólo para leer, y si quería participar de la Red debía crear una página propia. Esta forma de entender Internet estaba ligada a limitaciones de tipo tecnológico (velocidad de conexión baja, escaso ancho de banda…), que acababan convirtiéndose en limitaciones para el usuario (necesidad de tener conocimientos de programación, alto coste de acceso a Internet…).
La web 2.0 no es más que un conjunto especial de servicios orientados a la creación de comunidades de usuarios y a la interacción entre personas, además de ofrecer sistemas de publicación que cualquier persona sin conocimientos informáticos pueda utilizar: blogs, wikis, redes sociales... Esto supuso un cambio en la concepción de Internet, que pasaba a ser una herramienta de comunicación bidireccional: el usuario ya no era sólo lector, sino también autor, ya que podía aportar sus propios contenidos y opinar sobre los de los demás. Por primera vez en la historia desaparece la dicotomía autor-lector; la comunicación social ya no se produce sólo de arriba abajo (de un periódico a su público, por ejemplo), sino también de abajo a arriba (puesto que los lectores pueden comentar las noticias) y en horizontal.
Sin embargo, mucha gente no es plenamente consciente del alcance de este golpe de timón. Aún persiste la sensación generalizada de que la web 2.0 no es más que una nueva forma de vanidad o una herramienta para husmear en la vida de los demás. Incluso entre personas aparentemente familiarizadas con este tema cunde la opinión de que la web 2.0 no puede dar beneficios económicos ni ser una verdadera herramienta de creación, y es sólo refugio para el amateurismo; así puede verse, por ejemplo, en este artículo del Catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad Rey Juan Carlos, José María Álvarez Monzoncillo. El autor llega a decir, por ejemplo, que Facebook produce pérdidas. La realidad es obstinada y Monzoncillo debería actualizar sus fuentes: redes como Facebook y Twitter han empezado a ser rentables hace ya algunos meses.
En cualquier caso, no debemos centrar el interés sólo en lo estrictamente económico. La web 2.0 es también una nueva herramienta de comunicación y organización social; no hay más que ver el caso de la demanda por injurias a Cospedal organizada a través de Facebook. El ejemplo de la Wikipedia también es paradigmático: hace ya tiempo un estudio demostró que es tan fiable como la Enciclopedia Británica. Los blogs se han convertido en la herramienta preferida para el buzz marketing (el nombre técnico del clásico “boca a boca”): aparecen servicios como Bloguzz, que ponen en contacto a las marcas con autores de blogs para enviarles productos de prueba. Otro tipo de estrategia de marketing, el conocido como blended networking, consiste en acercar el ámbito profesional al personal, creando lazos más estrechos con los contactos de trabajo; Facebook es la herramienta de moda en esta línea. Sirve de ejemplo cualquier perfil de una empresa en Facebook, como el de nuevatribuna.es. Otros servicios, como Twitter, se han popularizado por convertirse en un servicio de información alternativo, y en lugares donde la libertad de expresión está limitada, en el único posible: durante las revueltas tras las elecciones de Irán, Twitter sirvió para que Occidente conociera los abusos del gobierno persa. Además, se está significando como una buena herramienta educativa, no sólo a través de su propio servicio sino con clones especializados como Twiducate, con numerosas utilidades para el trabajo de un profesor.
En conclusión, la web 2.0 supone un cambio no sólo tecnológico, sino también social; queda mucho que descubrir y desarrollar en este campo, y aunque aún no es posible saber hasta dónde podrá llegarse, Internet (y muy probablemente el mundo) nunca volverá a ser igual.
La web 2.0 no es más que un conjunto especial de servicios orientados a la creación de comunidades de usuarios y a la interacción entre personas, además de ofrecer sistemas de publicación que cualquier persona sin conocimientos informáticos pueda utilizar: blogs, wikis, redes sociales... Esto supuso un cambio en la concepción de Internet, que pasaba a ser una herramienta de comunicación bidireccional: el usuario ya no era sólo lector, sino también autor, ya que podía aportar sus propios contenidos y opinar sobre los de los demás. Por primera vez en la historia desaparece la dicotomía autor-lector; la comunicación social ya no se produce sólo de arriba abajo (de un periódico a su público, por ejemplo), sino también de abajo a arriba (puesto que los lectores pueden comentar las noticias) y en horizontal.
Sin embargo, mucha gente no es plenamente consciente del alcance de este golpe de timón. Aún persiste la sensación generalizada de que la web 2.0 no es más que una nueva forma de vanidad o una herramienta para husmear en la vida de los demás. Incluso entre personas aparentemente familiarizadas con este tema cunde la opinión de que la web 2.0 no puede dar beneficios económicos ni ser una verdadera herramienta de creación, y es sólo refugio para el amateurismo; así puede verse, por ejemplo, en este artículo del Catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad Rey Juan Carlos, José María Álvarez Monzoncillo. El autor llega a decir, por ejemplo, que Facebook produce pérdidas. La realidad es obstinada y Monzoncillo debería actualizar sus fuentes: redes como Facebook y Twitter han empezado a ser rentables hace ya algunos meses.
En cualquier caso, no debemos centrar el interés sólo en lo estrictamente económico. La web 2.0 es también una nueva herramienta de comunicación y organización social; no hay más que ver el caso de la demanda por injurias a Cospedal organizada a través de Facebook. El ejemplo de la Wikipedia también es paradigmático: hace ya tiempo un estudio demostró que es tan fiable como la Enciclopedia Británica. Los blogs se han convertido en la herramienta preferida para el buzz marketing (el nombre técnico del clásico “boca a boca”): aparecen servicios como Bloguzz, que ponen en contacto a las marcas con autores de blogs para enviarles productos de prueba. Otro tipo de estrategia de marketing, el conocido como blended networking, consiste en acercar el ámbito profesional al personal, creando lazos más estrechos con los contactos de trabajo; Facebook es la herramienta de moda en esta línea. Sirve de ejemplo cualquier perfil de una empresa en Facebook, como el de nuevatribuna.es. Otros servicios, como Twitter, se han popularizado por convertirse en un servicio de información alternativo, y en lugares donde la libertad de expresión está limitada, en el único posible: durante las revueltas tras las elecciones de Irán, Twitter sirvió para que Occidente conociera los abusos del gobierno persa. Además, se está significando como una buena herramienta educativa, no sólo a través de su propio servicio sino con clones especializados como Twiducate, con numerosas utilidades para el trabajo de un profesor.
En conclusión, la web 2.0 supone un cambio no sólo tecnológico, sino también social; queda mucho que descubrir y desarrollar en este campo, y aunque aún no es posible saber hasta dónde podrá llegarse, Internet (y muy probablemente el mundo) nunca volverá a ser igual.