viernes. 26.04.2024

Como vosotros

Por favor, no os pongáis más en ridículo. Vosotros no tenéis derecho a asustaros, y mucho menos a asustar a nadie.

Por favor, no os pongáis más en ridículo. Vosotros no tenéis derecho a asustaros, y mucho menos a asustar a nadie. Vuestro patrimonio os protege de las inclemencias de la vida. Habéis tenido un acceso privilegiado a la educación y a la cultura. Conocéis el mundo. Tenéis mejor información que la inmensa mayoría. Podéis enviar a vuestros cabilderos a hablar con cualquier miembro de cualquier administración. Podéis pagar a importantes bufetes de abogados para que hagan enmiendas a las leyes, o leyes completas, a vuestra conveniencia. Disponéis de medios de comunicación para que cuenten las cosas de la manera que más os conviene.

Da vergüenza escucharos decir que el sistema político está en peligro, que la democracia y las libertades individuales corren un grave riesgo. No podéis exhibir vuestro miedo, histéricos unas veces, amenazantes otras, perdiendo el decoro que corresponde a vuestra destacada posición en nuestra sociedad. No podéis abandonar tan pronto vuestra deontología profesional, y poner vuestros periódicos al servicio de un autoritarismo blando, no podéis arriar las banderas de la democracia formal, como si fuerais unos pretorianos envilecidos. No tenéis derecho a asustaros, y menos de Podemos.

Son radicales, sí. Como vosotros. Dicen que están cansados de la incompetencia de los políticos y, como vosotros, los desprecian. Tienen una explicación sencilla y una solución fácil para los problemas de nuestro país, como vosotros. Tienen una magnífica opinión de sí mismos, como vosotros. Han dejado tirados a los comunistas, como hicisteis algunos de vosotros, y los desprecian, como todos vosotros. Como vosotros ellos son gente con prisa, gente de un solo impulso. Y la política exige paciencia, reflexión, apertura. La política los exaspera, como a vosotros.

¿No os da vergüenza, a estas alturas, asustaros de Podemos? ¿No os acordáis de cómo erais muchos de vosotros? ¿No recordáis lo rápidamente que os volvisteis tan razonables? ¿No os acordáis de cómo os instalasteis confortablemente en la dirección del periódico o de la empresa? ¿De cómo os hicisteis demócratas y os divorciasteis? Nada os duró el maoísmo, o los ejercicios espirituales con aquel cura progre que os casó antes de hacerlo él mismo con una aristócrata. Pero, ¿qué digo?, los más listos ya sabéis quienes son los de Podemos. ¿No los habéis visto cambiar a toda prisa en este último año? ¿No os reconocéis?

Hay muchas personas, que no son como vosotros, que viven sin red, y ven como los riesgos de la vida se hacen realidad en forma de una pobreza que les impide hacer frente a la enfermedad o a la vejez. Son pacíficas, hacen cola, rellenan formularios y, porque se respetan a sí mismas, dominan su miedo, son fuertes. No son como vosotros. La impaciente soberbia es más frecuente entre vosotros y vuestros bienintencionados hijos, y encaja muy mal con ese juego pueril a asustaros y asustarnos al que jugáis. Asumid vuestras responsabilidades, tan altas como vuestra fortuna, liderad esta sociedad, si podéis, pero no os pongáis más en ridículo.

Como vosotros