jueves. 28.03.2024

Volver a la izquierda para salvar a la democracia

En las primeras declaraciones de Elena Valencia, portavoz del PSOE, tras el descalabro gallego y vasco en las elecciones autonómicas del 21 de octubre, habla del “ciclo electoral negativo” a consecuencia de la crisis y –algo es algo– a las medidas de mayo del 2010 de ex-presidente Zapatero. Esperemos que esta visión sólo sea momentánea, porque es más una pérdida absoluta de visión, un error monumental.

En las primeras declaraciones de Elena Valencia, portavoz del PSOE, tras el descalabro gallego y vasco en las elecciones autonómicas del 21 de octubre, habla del “ciclo electoral negativo” a consecuencia de la crisis y –algo es algo– a las medidas de mayo del 2010 de ex-presidente Zapatero. Esperemos que esta visión sólo sea momentánea, porque es más una pérdida absoluta de visión, un error monumental. El PSOE creo que no es consciente aún en el lodazal en el que se ha metido. Más aún, es posible que aún piense que debe ser más moderado de lo que es, más neoliberal respecto a las medida que tomó en el pasado, de que aún son necesarios más recortes porque esta política de reducción de gasto público -que nos lleva al abismo por y conducido por el PP- le da votos a este partido y se los quita al suyo. Pero ocurre que los votantes del PP y los del PSOE no actúan con los mismos criterios éticos, no tienen el mismo nivel crítico ni intelectual. Fueron 4.300.000 votantes del PSOE los que le dieron al espalda a este partido en las últimas elecciones.  En cuanto a los votantes del PP, aunque menos críticos, con menos dignidad y menor nivel intelectual, también han dado un toque a su partido favorito. En efecto, en Galicia el PP ha pasado de 789.427 votos en el 2009 a 653.934 en estas elecciones (135.493 votos menos, un 17,2% de caída); en Euskadi este partido ha pasado de 146.148 a 129.907 (16.241 votos menos, un 11,1% de caída). Los socialistas a su vez han perdido 230.817 votos en Galicia respecto a las elecciones anteriores (un 44%) y 106.173 votos en Euskadi (un 33,4%). La pérdida de votos del PP es muy importante porque desmiente que los ciudadanos gallegos y, especialmente los vascos, hayan aprobado la gestión de Rajoy (como pretende hacernos creer el diario de extrema derecha La Razón). En cuanto a los socialistas, si tienen alguna duda de la causa de la pérdida de votos pueden solventarla contemplando los votos AGE en Galicia, el partido de Xosé Manuel Beiras (200.101 votos). Ahí están los votos perdidos por el PSOE en parte, porque la otra parte se debe a los  perdidos por el BNG (de 270.712 a 145.389). No caigamos en lo que hacen los malos periodistas, que se fijan sólo en los escaños y no en los votos; malos y, claro está, de derechas.

Si el PSOE no atina con el diagnóstico corre el peligro de quedarse fuera de la alternativa de gobierno durante mucho tiempo. Y eso sería una desgracia para España porque el PP no sólo nos lleva a la ruina económica con su reducción del gasto público y, con ello, de la demanda agregada respecto a la del año anterior, sino que nos lleva a una nueva dictadura. Una dictadura con urnas, es cierto, pero con la destrucción paulatina del Estado de Bienestar y el Estado de Derecho. En este siglo XXI ya no es posible concebir la democracia como un mero sistema electoral, aunque garantizado, como en USA. En Europa, o se avanza hacia la democracia consolidada al menos con la socialdemocracia que supone esa defensa del Estado de Bienestar, o sucumbimos de nuevo a la barbarie por otros métodos. La vacuna contra el nazismo, el fascismo y el franquismo aún tiene sus efectos sobre las clases populares de derechas, pero no por mucho tiempo. La tentación de querer mantener los privilegios a toda costa que tienen o creen tener las clases populares que votan a la derecha respetando a vez a la democracia tiene su fecha de caducidad. El asalto a la democracia por parte de Rajoy y sus huestes populescas ya se ha iniciado, lo mismo que ha ocurrido en Italia a partir de Berlusconi, y este país tiene a un gobierno cuyo jefe no se presentó a unas elecciones. En Grecia, parecido. Rajoy, con sus huestes y parte de sus votantes, ya ha iniciado el desmantelamiento del Estado de Bienestar con las medidas sobre la sanidad pública, la educación pública (el neofalangista ministro Wert), la destrucción de la ley de la dependencia via presupuestaria, la rebaja del sueldo de los funcionarios, la nueva ley del aborto, etc.; el asalto al Estado de Derecho con el nombramiento de comisarios políticos en RTVE, en la CNMV, con no pagar a los representantes públicos (la Cospedal en Castilla-La Mancha), con la nueva cadena permuta revisable, los atentados contra el derecho laboral, y lo que vendrá en el futuro con los tribunales Supremo y Constitucional, contra el divorcio, etc. En este comienzo de siglo, sin Estado de Bienestar consolidado que garantice de manera gratuita un mínimo digno para todos, no hay democracia, tan solo elecciones.

La tarea de la izquierda –especialmente la del PSOE por ser por ahora la única alternativa de gobierno– consiste en convertirse en un partido al menos socialdemócrata. No he dicho reconvertirse, porque nunca lo ha sido con coherencia. Es verdad que le debemos avances innegables en temas de sanidad pública, dependencia, menos importantes en educación (¡creó o consolidó la enseñanza concertada!), pero eso es ahora ya historia, además de que fuera insuficiente en su momento. Por el camino que vamos la participación del gasto público y del gasto en materia de educación y sanidad pública va a retroceder a la época preconstitucional o casi. Si no se cambia de política económica volveremos al Auxilio Social y a una fiscalidad donde los ingresos públicos se sostenían mediante los impuestos sobre las nóminas. Y, en cambio, ahora hay más ricos y son más ricos que a comienzos de la crisis. El PSOE debe reconocer que las medidas de mayo del 2010 de Zapatero fueron un error porque con ellas comenzaron los recortes. Rajoy ha multiplicado esas mismas medidas con otras de su cosecha (la amnistía fiscal) y no han servido para estimular la economía sino para degradarla. Ahora de media la prima de riesgo es más alta, los parados son más y el PIB decrece. Reconociendo el error y haciendo propósito de la enmienda –aunque suene a sermón de curánganos de la Dictadura– puede el PSOE intentar recuperar el voto perdido. Porque por eso pierde las elecciones y los escaños este partido, no porque el PP remonte sino porque el PSOE se hunde. Pero el voto salvavidas lo tiene en su mano, no lo tiene “el cambio de ciclo” como dice la Sra. Valenciano, lo que pasa que lo tiene enganchado a una cuerda –mitad neoliberal, mitad neofranquista– agarrada por el PP, y mientras no la corte no va a salir a flote. En Euskadi está clarísimo: una legislatura gobernando con el apoyo parlamentario del PP lo ha hundido porque a los votantes del PSOE (PSE en Euskadi) les repugna todo lo que huela o provenga del PP. Y con razón, porque este partido apesta a franquismo.

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