28 de enero de 2009, 5:46
Las temporadas teatrales llegan a su fin. Algunas salas levantan el telón estos días sabiendo que cada vez son menos los espectadores que quedan por sentarse en sus butacas por este año escénico. Las luces de candilejas se apagan y los ecos de textos mil veces recitados empiezan a desvanecerse, limpiando el espacio, preparándolo para los nuevos retos que vendrán tras el verano.
br> Pero si las salas descansan, la magia del teatro no. Y las compañías hacen sus maletas y se disponen a recorrer los caminos llevando su arte allí donde vayan. Unos, haciendo bolos durante estos meses, visitando ciudades y pueblos con sus textos. Otros se convierten en los cimientos y el alma de los múltiples festivales que cada año se celebran en nuestro país. Y que están a punto de comenzar.
br> En menos de una semana, Almagro recibirá con los brazos abiertos los cientos de artistas y miles de visitantes que pasearán por sus calles del 26 de junio al 20 de julio. En sus calles volverán a resonar versos, y sus espacios escénicos volverán a vibrar con los textos de algunos de los mayores genios de la literatura en el Festival de Teatro Clásico de Almagro. 31 años cumple este verano, y sigue apostando de forma más que decidida por la calidad y por abrir puertas a aquellos creadores que empiezan a dar sus primeros pasos.
br> Entre los ya consagrados no podía faltar “El Brujo”, que en su espectáculo, “De místicos y pícaros”, habla del hambre. De la que sufre el Lazarillo de Tormes y el hambre de amor divino de Santa Teresa, de la necesidad de pan y de reconocimiento que mueve sus vidas� y la literatura. Shakespeare, Lope de Vega, Calderón, Tirso, Racine� nombres que evocan el talento, el esfuerzo, la grandeza. Autores que volverán a la vida, una vez más, de la mano de gente como Catherine Salviat, José Carlos Plaza, Eduardo Vasco o Juan Diego Botto, que presenta la versión que la Compañía de Nuevos Creadores ha montado del clásico imprescindible del bardo inglés, “Hamlet”.
br> Y sobre los escenarios, compañías japonesas, camaleones de la escena, risas, llantos, sangre, muerte, penas de amor y deseos de venganza, besos y promesas, intrigas y desenlaces, versos inolvidables y personajes imposibles. Y sueños. Noches en vela escribiendo una escena que luego mantendría a millones de lectores y espectadores en vela. La magia del teatro en estado puro, porque las palabras suenan mejor cuando son dichas en aquellos lugares que las vieron crecer, y Almagro logra devolvernos, aunque sólo sea durante unos instantes, al Siglo de Oro (aunque con las comodidades del siglo XXI), dejándonos creer, durante unas horas, que quizás sea Tirso quien salude al público cuando caiga el telón.
br> Pero si las salas descansan, la magia del teatro no. Y las compañías hacen sus maletas y se disponen a recorrer los caminos llevando su arte allí donde vayan. Unos, haciendo bolos durante estos meses, visitando ciudades y pueblos con sus textos. Otros se convierten en los cimientos y el alma de los múltiples festivales que cada año se celebran en nuestro país. Y que están a punto de comenzar.
br> En menos de una semana, Almagro recibirá con los brazos abiertos los cientos de artistas y miles de visitantes que pasearán por sus calles del 26 de junio al 20 de julio. En sus calles volverán a resonar versos, y sus espacios escénicos volverán a vibrar con los textos de algunos de los mayores genios de la literatura en el Festival de Teatro Clásico de Almagro. 31 años cumple este verano, y sigue apostando de forma más que decidida por la calidad y por abrir puertas a aquellos creadores que empiezan a dar sus primeros pasos.
br> Entre los ya consagrados no podía faltar “El Brujo”, que en su espectáculo, “De místicos y pícaros”, habla del hambre. De la que sufre el Lazarillo de Tormes y el hambre de amor divino de Santa Teresa, de la necesidad de pan y de reconocimiento que mueve sus vidas� y la literatura. Shakespeare, Lope de Vega, Calderón, Tirso, Racine� nombres que evocan el talento, el esfuerzo, la grandeza. Autores que volverán a la vida, una vez más, de la mano de gente como Catherine Salviat, José Carlos Plaza, Eduardo Vasco o Juan Diego Botto, que presenta la versión que la Compañía de Nuevos Creadores ha montado del clásico imprescindible del bardo inglés, “Hamlet”.
br> Y sobre los escenarios, compañías japonesas, camaleones de la escena, risas, llantos, sangre, muerte, penas de amor y deseos de venganza, besos y promesas, intrigas y desenlaces, versos inolvidables y personajes imposibles. Y sueños. Noches en vela escribiendo una escena que luego mantendría a millones de lectores y espectadores en vela. La magia del teatro en estado puro, porque las palabras suenan mejor cuando son dichas en aquellos lugares que las vieron crecer, y Almagro logra devolvernos, aunque sólo sea durante unos instantes, al Siglo de Oro (aunque con las comodidades del siglo XXI), dejándonos creer, durante unas horas, que quizás sea Tirso quien salude al público cuando caiga el telón.